Veamos el tema, Pereirano (en más de un minuto).
El 19 de noviembre de 2020, y siendo vicepresidente primero del gobierno de España, Pablo Iglesias hace una declaración de apoyo al pueblo saharaui por su cuenta y riesgo que manda a hacer puñetas la diplomacia entre ambos países. Su estupidez se agrava cuando la administración Trump reconoce, el 10 de diciembre, la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. Ante la situación que se produce, la cumbre bilateral inmediata entre ambos países se aplaza.
El líder y secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, contrae el covid y solicita ayuda a España. El gobierno, sin informar previamente a Marruecos, con los que el Frente Polisario está en guerra, le recibe en España y le ingresa en un hospital de Logroño bajo un nombre falso. Brahim Ghali está imputado en España por la comisión de delitos de genocidio, asesinato, torturas y desapariciones cometidos presuntamente contra la población saharaui disidente refugiada en los campamentos de Tinduf. No se presentó a la citación del juez.
Los servicios secretos marroquíes se enteran del ingreso en el hospital de Brahim Ghali un minuto después de que se produzca.
Marruecos emite un comunicado oficial el 25 de abril, diciendo que
"el Reino de Marruecos deplora la actitud de España, que acoge en su territorio al llamado Brahim Ghali, líder de las milicias separatistas del “Polisario”, procesado por graves crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos. El Reino de Marruecos expresa su decepción por este acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad, y que se refiere a una cuestión fundamental para el pueblo marroquí y sus fuerzas vivas." El ministerio de Asuntos Exteriores de España y su titular, Arancha González Laya, se hacen los locos y no contestan.
Marruecos vuelve a la carga con un segundo comunicado oficial el 8 de mayo, que comienza diciendo:
“Desde que España recibió en su territorio al líder de las milicias del Polisario, acusado de crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos, los funcionarios españoles han incrementado el número de declaraciones que intentan justificar este grave y contrario acto. buena vecindad”, y sigue de ahí para arriba. España sigue pasando del tema.
Ante la falta de respuesta, el gobierno de Marruecos corta por lo sano y monta el número que tenemos en este momento.
Estos son los hechos. Podemos ponernos ahora a discutir si Marruecos tiene o no derecho a ser informado de la estancia de Brahim Ghali en España, aunque cualquier diplomático con dos dedos de frente te dirá que esa comunicación es elemental. Vale. De lo que no cabe ninguna duda es de la estupidez congénita de Iglesias primero, y de Sánchez y González Laya después en el tratamiento del asunto. Es lo que sucede cuando se dejan las cosas en manos de aficionados. Por una tontería que se podía haber resuelto en cinco minutos se ha producido el incidente más grave con Marruecos desde la marcha verde, de consecuencias imprevisibles en este momento. Llamar idiota al gobierno español es hacerles un favor.
Pero, eso sí: los culpables de todo lo anterior son, por supuesto, Santiago Abascal y Vox. No lo olvides, Pereirano.