El tiempo entre calenturas
Cuando desde nuestros pedestales puritanos occidentales vimos caer los gobiernos totalitarios africanos y árabes, los europeos lo celebramos exultantes. Caían los dictadores y los norteafricanos disfrutarían de nuestras libertades y nuestra democracia por primera vez en sus vidas. De nuestra visión de ellas. Tiempo despúes eso no ha pasado, no han sabido imponer procesos democráticos y a unos tiranos les han seguido otros regímenes autoritarios. No es menosprecio pero hay culturas que no están preparadas para la democracia. Europea, en su candidez, ha visto como su seguridad ha mermado de manera alarmante. Los dictadores mantenían controlados a sus habitantes, sometidos eso sí, y a los grupos terroristas acorralados. Con la caída de los dictadores Europa se ha llenado de inmigrantes y terrorismo. A los dictadores se les podía comprar y a Europa le iba de maravilla a costa de mirar hacia otro lado sobre la violación de los derechos humanos de sus poblaciones. No era ético pero era necesario.
Europa hace el paripé de alegrarse pero en el fondo le fastidia la desestabilización de la zona. Con Marruecos pasa lo mismo. Mohamed va de cine. Un dictador que tiene controlada a su población, que tiene al terrorismo aislado y que todo eso se lo hace cobrar. Qué hay que valorar? lo que es ético o lo que nos interesa? Le reprochamos su autoritarismo, le damos lecciones de democracia, de humanidad, de valores, o sacamos provecho de que cierre las fronteras, de sus caladeros, de las fructíferas relaciones comerciales y de que no dé por culo con reivindicaciones territoriales?
O de una vez por todas echamos un pulso militar y ganamos por la fuerza lo que no somos capaces de ganar diplomáticamente? Marruecos tiene un ejército de cuidado, quizás a la altura del español y una guerra acabaría con ciudades españolas, por cercanías, atacadas, con lo que eso conllevaría. No parece viable. No podemos ganar y no podemos perder. No sabríamos qué hacer en ninguno de los dos casos. Lo que nos gustaría o lo que necesitamos.
Hay que volver a pensar en lo que necesitamos y saber que el país que más debe ser nuestro socio preferente es Marruecos. Por el bien que nos hace y nos puede hacer y por los problemas que nos puede crear. Y lo siento mucho por los saharauis y sus derechos y por los derechos humanos de los ciudadanos sometidos. Ya se les ayudará cuando se lo ganen. Pero a esta conclusión he llegado tras darle muchas vueltas a esta movida. Marruecos, que actúa de forma miserable, hace lo que haría un miserable. No debería sorprender. Una diplomacia que le da esa oportunidad es una diplomacia ineficaz, imprudente e inútil. Laya debe dimitir por estúpida. Es lo que tiene poner a gente sin experiencia y el estómago sensible. Si el del polisario ha entrado con documentos diplomáticos argelinos tenemos un problema con Argelia que nos manda gas, tanto para procesarlo como para enviarlo a Marruecos.
Hay que hacer lo posible para procesarlo y juzgarlo aquí, reconocer a Marruecos su autoridad sobre el Sáhara Occidental como ha hecho EEUU, única cosa que puede agradar a Marruecos y reconstruir las relaciones con el país. Aunque el higadillo me pedía otra cosa. Para pensar así he necesitado tiempo entre calenturas.