El pasado doce de julio fui testigo de otro intento de suicidio en mi familia. Tuve que llamar al 112 para que vinieran la Policía Nacional y el SUMA a atender a unas de mis tías, quien había tomado pastillas (está bajo tratamiento psiquiátrico). A estas alturas ni me pongo nervioso, tengo demasiado callo en estas situaciones.
Me quedé con las ganas de dar una ostia a otra de mis tías, pues es gilipollas perdida y se agobia con "cualquier cosa", menos para salir de fiesta a diario (menos mal que no bebe alcohol) y despreocuparse de todo. ¡Qué cruz tienen sus hijas con ellas!