Respuesta: El cine de JOHN HUSTON
Apuntada queda esta última que has visto, Max.
Una espinita que hacía años que me quería quitar y por fin lo he hecho.
(Id, 1956)
Huston basa su película en la novela de Herman Melville de mismo nombre para plasmar, con todo lujo de detalles, la ansía de venganza y ceguera por una captura mayor en manos de uno de los personajes más retorcidos y lleno de odio del panorama cinematográfico, enfundado en la piel de Gregory Peck, un titan de la interpretación y que dota al capitán Ahab las dotes interpretativas necesarias para hacerlo convincente y convertirse casi en un icono en sí mismo (añadiéndole además un maquillaje tosco y una ruda presencia, casi como si de un monstruo humano se tratase).
La realización de la película navega perfectamente en el campo de aventuras, con una misión única donde Huston se dedica a ponernos en situación desde el primer momento, recurriendo también a una narrativa voz en off casi poética, detallando los pormenores de la tripulación y de los momentos más necesarios de descripción. El diseño de producción es excelente, empezando por esa taberna donde con una simple pasada (y quizás con cierta comicidad infantil) el director pone las cartas sobre la mesa y la base de la aventura. Encima se permite el mejor lujo de todos: presentar al capitán como un personaje desconocido para nosotros y crea una aureola de misterio (casi siniestro) alrededor suyo. Nada sabemos de su físico pero ya nos han explicado su peculiar sentido del mar, sus razones del porqué es un ser tan misterioso y puestos sobre aviso ante esa especie de maldición futura.
La personificación de la ceguera vengativa, convirtiéndose en el mal presente en el interior del Pequod, representado por Peck es realmente convincente y llamativa por su carismática representación de querer destruir al animal. Su Ahab es el auténtico monstruo, uno que nada ni nadie puede dominar o aplacar (la pata de palo de hueso de ballena así lo atestigua, recordando de esta manera que hay un motivo y una razón, aunque ya haya perdido su forma tangible). Moby Dick es un objetivo a alcanzar (al igual que el oro en Sierra Madre, película con la que guarda cierto paralelismo a la hora de plasmar la ambición y la ceguera por conseguir un destino a lograr). Cada una de sus frases son lapidarias, reflejando el sinsentido de una locura que lo posee y no puede controlarla. Lo mejor de todo es como poco a poco van cambiándose las tornas hasta descubrir realmente quien es el mal, quien es el villano en ciernes, quien domina a quien y qué somos capaces de hacer y hasta donde puede llegar el odio del hombre por tal de conseguir aplacar su propia perdición.
La fotografía de Oswald Morris es conmovedora, dotando a las escenas de esa sensación de amplitud y aventura, representando perfectamente el ambiente marino y dotando a las escenas más representativas de la película de esa épica necesaria para conseguir un título memorable. Con un montaje pausado para las escenas más livianas pero que no decae en ningún momento (incluso se permiten el lujo de meter efectos visuales para conseguir un impacto mayor - dígase el momento de la tormenta) y unos efectos especiales conseguidos (estamos hablando de una película de hace ya 55 años que no es poco) junto con una maquetación realmente conseguida pero manteniendo la cautela y el misterio en todo momento pues hasta casi el final no veremos la presencia de la ballena blanca.
La pelea final entre Ahab y Moby Dick es digna de aplauso, donde la perdición está asegurada. Con movimientos cortos, casi furiosos para acabar viendo ese final triste, desafortunado y fantasmagórico (la idea de convertir la ballena en su propio ataud es uno de los momentos más logrados e impactantes de toda la película). Algún pequeño fallo hay como esa técnica tan empleada en su época como la cámara rápida para dotar de movimiento raudo y veloz a las escenas que a día de hoy chirría un tanto, sobre todo visualmente pero que desde luego no adolece al conjunto de la película. También la presencia de Richard Basehart como Ishmael se ve resentida por la magnitud del personaje de Peck.