El conflicto de Ucrania

Rusia Today acusando de manipular es como ver a Iker Jiménez llamando magufo a algún invitado suyo.
 
Hoy han lanzado una operación antiterrorista. El Ministerio de Interior mandaba ir a por todas. A masacarar. El ejército hace lo que le da la gana y más cuando ve que no hay terroristas, sino abuelas, niños, chavales...

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Se puede estar liando pardísima. Los putos fachas de Kiev enviando al ejército contra su pueblo, y los rusos, que no se van a estar quietos.
 
Es difícil sacar información de lo que está ocurriendo en Ucrania. Si desde aquí se da voz, irónicamente es a los que ya muchos denominan, fachas de Maidan. Al menos aquí. Pero hoy ha sido un día muy tenso. El Gobierno ilegitimo de Ucrania ha lanzado una ofensiva contra los sectores que tachamos de "prorrusos" (los malos). A tenor de lo que ha venido pasando hoy, y otros días, parece que el Gobierno da la orden y los distintos mandos del ejército optan por limpiarse el culo con ella. ¿Por qué? Por multiples razones. Entre otras que los terroristas son gente normal, que se defiende de lo que ellos consideran un Gobierno ilegítimo en el que no se ven representados. Eso en algunos sitios, en otros a lo mejor les gustan los fachas, como nos gustan en la Unión Europea.

Pero se lían gordas. Porque a lo mejor el ejército no hace caso, por lo que el Gobierno recurre a fuerzas mercenarias que las lían y gordas. Como hoy en Odessa. ¿Resultado? Treinta y tantos achicharrados.

Pero no pasa nada ¿eh? Mandamos ayuda a los hijos de puta de Kiev para que nos devuelvan los créditos dándoles otros nuevos (esto no es para ayudar a la población)... Presuntamente además hay elecciones en unos días, pero vamos a ser serios y plantear lo útil que son unas elecciones para elegir el parlamento de un país que ya no existe y que vote una Constitución que le ha dado hecha Obama. Yo lo sigo diciendo... ¿qué cojones pintamos ahí jodiendo?

Es que ahora votan y a lo mejor pensamos que lo que salga es legítimo. Los cojones. Propiciamos desde Occidente un Golpe de Estado, dejamos al país hecho unos zorros y destrozado, al borde de una guerra que llegará más pronto que tarde y pensamos que unas elecciones en momentos convulsos como estos son legitimas y arreglan cosas. Sin duda la gente votando con el estómago y con miedo, es una certeza democrática de primer orden.

Mañana más y peor.

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Así han ardido esos "terroristas" en Odessa...
 
Última edición:
Los medios españoles están molando mil. "Un incendio provoca 42 muertos en Odessa". Esto es de la Ser. No mienten, un incendio ha sido, sí... ¡Pero como si fuera una pira! Y los polis se miraban, y a los que no se asaban lo suficiente algunos fachas les daban de hostias.

Pero también mola la portada de El Mundo.

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"Muchas bajas".

Y Marhuenda a su rollo.

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Eso de Rebeldes Prorrusos se ha convertido en una coletilla. Estoy seguro que habrá hasta población nada rusa hasta las narices de los Maidanes.
 
Putin es de otro mundo. Yo, también. ¿Y usted?

José Javier Esparza

Occidente vive tan tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano” que no puede entender que otros no quieran pasar por aquí.

Putin es de otro mundo. Lo dice Obama. Florentino Portero, fina inteligencia (ojalá hubiera cien como él en la “mediocracia” española), recordaba el otro día de dónde viene la ocurrencia: la dijo Angela Merkel después de una charla con el premier ruso, y Obama, que sólo tiene talento para la publicidad, se apropió de la fórmula para repetirla aquí y allá: “Putin es de otro mundo”. Bien, es verdad: Putin es de otro mundo, Rusia quiere mayoritariamente ser otro mundo, y ahí se encierra la clave de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor.

Veamos: nosotros, occidentales ricos y bien nutridos –aunque últimamente a dieta forzosa-, hedonistas y abortistas, posmodernos y post-cristianos, hemos creado un mundo al que unilateralmente hemos proclamado como el mejor de los posibles. Es el mundo que ganó la segunda guerra mundial, que se hinchó de riqueza en los tres decenios siguientes, que hizo después la “revolución moral” del nihilismo progre (lo del 68 y todo eso) y que al final ganó la “guerra fría” contra el comunismo. Ese mundo anunció el “fin de la Historia” y el advenimiento de la “globalización” como un sueño largamente esperado, como la meta final de un arduo camino hacia la modernidad plena. Y tan contentos estamos con nuestro invento que pretendemos que todos los pueblos de la Tierra abracen este modelo como instrumento de redención. Hay, en efecto, una matriz de pensamiento progresista que hoy funciona como una especie de ideología mundial y que aspira a unificar a todos los pueblos de la Tierra conforme a un mismo patrón. Esa ideología-mundo se predica lo mismo desde la ONU que desde los grandes medios de comunicación, lo mismo desde Bruselas que desde Washington, lo mismo desde Hollywood que desde la telerrosa. Se acabaron los pueblos, se acabaron las naciones, se acabaron las singularidades culturales, se acabaron incluso las diferencias entre sexos. Todos somos “un solo mundo”.

El problema es que ese modelo, ese mundo, es únicamente nuestro: es el modelo de un Occidente que ha sacrificado todas sus raíces en el altar de una civilización enteramente materialista y sin otro futuro que la gestión del propio suicidio. Quizás en otro tiempo pudimos ver aquí una promesa de futuro. Lo que en realidad hemos tenido es un planeta unificado bajo el imperio del dinero, lo cual incluye el nihilismo moral generalizado, pero ya hemos perdida de vista los grandes principios, de manera que una parte importante de la sociedad occidental entiende que esto es la libertad. Ahora bien, fuera de aquí –por ejemplo, en Rusia- no tienen por qué pensar lo mismo. Rusia –lo recordaba hace poco Luis Fraga- está al margen de ese “gazpacho posmoderno y post cristiano” que es hoy Occidente. Y por tanto, su mundo es otro. Otro mundo.

Occidente vive tan ensoberbecido, tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano”, que no es capaz de ver más allá de sus prejuicios y no puede entender que otros no quieran pasar por aquí. Y sin embargo, la realidad es exactamente esa: Occidente decepciona. Un ex embajador americano en Moscú, John Matlock, recordaba recientemente que en 1990 el 80% de los rusos era pro-americano, pero hoy las cifras se han dado la vuelta hasta el punto de que Putin goza de una popularidad que supera el 70%. ¿Por qué semejante cambio? Sencillamente porque Occidente, a sus ojos, no es otra cosa que un mundo decadente y enfermo, el “fin de la Historia” sólo es la coartada de una superpotencia hegemónica que no sabe adónde va y la “globalización” no es más que la consagración de un poder económico sin rostro ni nombre.

Putin es de otro mundo, sí. Del suyo. Como la gran mayoría de los rusos. E igualmente son de otro mundo los chinos, que buscan su propio destino, o los musulmanes. El cosmopolitismo occidental creía haber obrado la unidad del mundo. Pero, como decía Milan Kundera, “la unidad del mundo sólo significa que nadie puede escapar a ninguna parte”. ¿Quién puede legítimamente reprochar a nadie que intente escapar a este futuro siniestro de sociedades envejecidas y rotas, sin familias, sin apenas hijos, sin Dios, sin raíces, sin más libertad que la que nos permite el desorden establecido, bajo la tiranía neutra de unos poderes financieros y mediáticos que ya ni siquiera se molestan en disimular su prepotencia?

Putin es de otro mundo. Vale. Pero es que yo también quiero ser de otro mundo. ¿Y usted?
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http://www.gaceta.es/jose-javier-esparza/putin-mundo
 
Seaker dijo:
Putin es de otro mundo. Yo, también. ¿Y usted?

José Javier Esparza

Occidente vive tan tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano” que no puede entender que otros no quieran pasar por aquí.

Putin es de otro mundo. Lo dice Obama. Florentino Portero, fina inteligencia (ojalá hubiera cien como él en la “mediocracia” española), recordaba el otro día de dónde viene la ocurrencia: la dijo Angela Merkel después de una charla con el premier ruso, y Obama, que sólo tiene talento para la publicidad, se apropió de la fórmula para repetirla aquí y allá: “Putin es de otro mundo”. Bien, es verdad: Putin es de otro mundo, Rusia quiere mayoritariamente ser otro mundo, y ahí se encierra la clave de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor.

Veamos: nosotros, occidentales ricos y bien nutridos –aunque últimamente a dieta forzosa-, hedonistas y abortistas, posmodernos y post-cristianos, hemos creado un mundo al que unilateralmente hemos proclamado como el mejor de los posibles. Es el mundo que ganó la segunda guerra mundial, que se hinchó de riqueza en los tres decenios siguientes, que hizo después la “revolución moral” del nihilismo progre (lo del 68 y todo eso) y que al final ganó la “guerra fría” contra el comunismo. Ese mundo anunció el “fin de la Historia” y el advenimiento de la “globalización” como un sueño largamente esperado, como la meta final de un arduo camino hacia la modernidad plena. Y tan contentos estamos con nuestro invento que pretendemos que todos los pueblos de la Tierra abracen este modelo como instrumento de redención. Hay, en efecto, una matriz de pensamiento progresista que hoy funciona como una especie de ideología mundial y que aspira a unificar a todos los pueblos de la Tierra conforme a un mismo patrón. Esa ideología-mundo se predica lo mismo desde la ONU que desde los grandes medios de comunicación, lo mismo desde Bruselas que desde Washington, lo mismo desde Hollywood que desde la telerrosa. Se acabaron los pueblos, se acabaron las naciones, se acabaron las singularidades culturales, se acabaron incluso las diferencias entre sexos. Todos somos “un solo mundo”.

El problema es que ese modelo, ese mundo, es únicamente nuestro: es el modelo de un Occidente que ha sacrificado todas sus raíces en el altar de una civilización enteramente materialista y sin otro futuro que la gestión del propio suicidio. Quizás en otro tiempo pudimos ver aquí una promesa de futuro. Lo que en realidad hemos tenido es un planeta unificado bajo el imperio del dinero, lo cual incluye el nihilismo moral generalizado, pero ya hemos perdida de vista los grandes principios, de manera que una parte importante de la sociedad occidental entiende que esto es la libertad. Ahora bien, fuera de aquí –por ejemplo, en Rusia- no tienen por qué pensar lo mismo. Rusia –lo recordaba hace poco Luis Fraga- está al margen de ese “gazpacho posmoderno y post cristiano” que es hoy Occidente. Y por tanto, su mundo es otro. Otro mundo.

Occidente vive tan ensoberbecido, tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano”, que no es capaz de ver más allá de sus prejuicios y no puede entender que otros no quieran pasar por aquí. Y sin embargo, la realidad es exactamente esa: Occidente decepciona. Un ex embajador americano en Moscú, John Matlock, recordaba recientemente que en 1990 el 80% de los rusos era pro-americano, pero hoy las cifras se han dado la vuelta hasta el punto de que Putin goza de una popularidad que supera el 70%. ¿Por qué semejante cambio? Sencillamente porque Occidente, a sus ojos, no es otra cosa que un mundo decadente y enfermo, el “fin de la Historia” sólo es la coartada de una superpotencia hegemónica que no sabe adónde va y la “globalización” no es más que la consagración de un poder económico sin rostro ni nombre.

Putin es de otro mundo, sí. Del suyo. Como la gran mayoría de los rusos. E igualmente son de otro mundo los chinos, que buscan su propio destino, o los musulmanes. El cosmopolitismo occidental creía haber obrado la unidad del mundo. Pero, como decía Milan Kundera, “la unidad del mundo sólo significa que nadie puede escapar a ninguna parte”. ¿Quién puede legítimamente reprochar a nadie que intente escapar a este futuro siniestro de sociedades envejecidas y rotas, sin familias, sin apenas hijos, sin Dios, sin raíces, sin más libertad que la que nos permite el desorden establecido, bajo la tiranía neutra de unos poderes financieros y mediáticos que ya ni siquiera se molestan en disimular su prepotencia?

Putin es de otro mundo. Vale. Pero es que yo también quiero ser de otro mundo. ¿Y usted?
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Oh. Que bonito. Alcemos los puños, hermanos...

Este aún no se ha enterado que lo de "otro mundo" iba por otro lado. Putin es más capitalista, imperialista y occidental que Bush.

Manu1oo1
 
No se si occidental. Ruso sí. Muy ruso.

Lo que pasa es que le veo un poco "lento". Tendría que haber entrado ya el ejército ruso... Resistencia no va a encontrar.
 
Ayer nuevo deporte:

Tiro al que trata de huir de la sede de los sindicatos de Odessa en llamas.

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Pero no pasa nada ¿eh? Mandamos ayuda a los hijos de puta de Kiev para que nos devuelvan los créditos dándoles otros nuevos (esto no es para ayudar a la población)... Presuntamente además hay elecciones en unos días, pero vamos a ser serios y plantear lo útil que son unas elecciones para elegir el parlamento de un país que ya no existe y que vote una Constitución que le ha dado hecha Obama. Yo lo sigo diciendo... ¿qué cojones pintamos ahí jodiendo?
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Pues lo que hicimos en otros tantos países para desestabilizarlos y ponerlos del lado de los "libertadores del mundo"; los objetivos de esto ya se han hablado.

Es que ahora votan y a lo mejor pensamos que lo que salga es legítimo. Los cojones. Propiciamos desde Occidente un Golpe de Estado, dejamos al país hecho unos zorros y destrozado, al borde de una guerra que llegará más pronto que tarde y pensamos que unas elecciones en momentos convulsos como estos son legitimas y arreglan cosas. Sin duda la gente votando con el estómago y con miedo, es una certeza democrática de primer orden.
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(negrita es mía) Si me lo permites voy a transcribir lo que has comentado pero con mis propias palabras: Propiciamos desde Occidente un Golpe de Estado para provocar a Rusia (ya que de esta manera cortamos su influencia), dejamos al país hecho unos zorros y destrozado, al borde de una guerra que llegará más pronto que tarde y que nos permitirá tener la excusa de poner definitivamente el gobierno de turno que nos interese para poder implantar nuestras bases militares y de esta forma reducir ampliamente el poder de Rusia, y simultáneamente, acercarnos a Irán cercando además a China; y pensamos (porque así nos lo venden los mass media) que unas elecciones en momentos convulsos como estos son legitimas y arreglan cosas de cara al bienestar ciudadano, cuando lo que van a hacer es colocar ese gobierno de turno que tanto necesitamos para llevar a cabo todo lo expuesto.

Rusia quiere que se suspendan las elecciones del próximo día 25. Normal, obviamente. Pero vamos es que no les va a dar tiempo a llegar sin que eso estalle, con tanto polaco cabeza rapada pegando tiros y quemando sindicatos.
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Rusia sabe muy bien de las intenciones de Occidente.Y sabe muy bien la desestabilización social que están provocando para tener la excusa de implantar el modelo político que necesita Occidente para poder cumplir sus objetivos.Lo que no sabemos es hasta que punto a Rusia le interesa esto; en cuanto no le interese, entrará en acción con su potencia militar.Y en cuanto eso ocurra tenemos el inicio de la tercera guerra mundial en bandeja, que es lo que a Occidente le interesa si se realiza de forma escalonada.Esto es una partida de ajedrez, una carrera de fondo en la que las personas no importan en absoluto en ninguno de los dos bandos.
 
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Enorme trabajo el que están haciendo los medios españoles. No nos enteramos de nada, pero así ha de ser.
 
No. Es Rusia la que va a invadir Ucrania. Por chulos, inútiles y fachas.

Es que lees lo que ha ido pasando y solo puedes decir ¡dadles duro a esos hijos de puta!
 
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