Manu1001
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Carta abierta a María Jesús Montero: Nos llevas al Holocausto fiscal, pero encima no nos tomes el pelo - Rambla Libre
Enrique de Diego.
Hemos pasado de Guatemala a guatepeor, de Cristóbal Montoro a María Jesús Montero. Montoro tenía ese aire frío y prepotente del inquisidor acostumbrado a ejercer la tortura. María Jesús Montero resulta aún más insufrible porque no sólo nos va a arruinar, encima nos quiere tomar el pelo, pasándose de lista. A Montoro le gustaba expoliarnos, Montero quiere, además, despojarnos de nuestro papel de víctimas mediante la tendencia estomagante de los socialistas a inventarse palabrejas de márketing totalitario, con las que pretenden desarmar a la gente ante el Holocausto fiscal. Porque a lo que nos lleva este partido minoritario que ha okupado el Gobierno es, sobre una presión fiscal brutal, confiscatoria, a la solución final del contribuyente español.
Según un medio lacayo, la ministra de Hacienda “se propone revolucionar el panorama fiscal“. ¡Revolución, cuántos crímenes fiscales se cometen en tu nombre! No es ninguna revolución sino la inquisición fiscal, ante la que es legítima la rebelión cívica del contribuyente frente al exterminio propio y de sus familias. Montoro, por lo menos, no engañaba cuando expoliaba, pero Montero expolia con semántica, el timo de la estampita progresista:
a) se va a equiparar el precio del diésel con el de gasolina, pero eso no afecta a los “trabajadores“, porque viajan en burro y en carreta, y los camioneros no repercuten las subidas de impuestos en la cesta de la compra y en los productos y bienes que transportan.
b) va a poner impuestos que “afecten a las empresas pero no a las personas”. Montero, que no sabe hacer la o con un canuto, que nunca ha generado un empleo pero ha destruido muchos, debe pensar que las empresas no están formadas por personas, y que si sube los impuestos a las empresas eso no va a repercutir en las nóminas y en los precios de los servicios.
c) El mínimo del impuesto de Sociedades se elevará desde el 12 al 15%. Eso es para las grandes empresas, dice Montero. Me apuesto caña y pincho de tortilla a que lo terminan pagando las pequeñas y medianas empresas.
d) Va a poner impuestos medioambientales, que ésta cree que suena muy bien para los adoctrinados con implantes, pero que son impuestos. Los impuestos no son ni verdes, ni rojos, ni azules. No tienen color, como el dinero que el Estado y sus burócratas roban.
e) Tasa Google, a las tecnológicas, que, según Montero, tampoco se lo van a repercutir a los usuarios.
d) “Incentivos a la igualdad de género”. Es decir, que los varones tendrán que pagar más impuestos para que les dejen sin trabajo cuatro feministas y las socialistas de la Federación de Mujeres Progresistas.
e) Y ya lo último, el acabose en la mendacidad de la inquisición fiscal. Hete aquí que estamos ante la “fiscalidad del siglo XXI“, que es la fiscalidad del socialismo chavista del siglo XXI, proletarizar a las clases medias, llevarlas a la miseria y al hambre para que dependan de los comedores sociales, hasta que pidan la eutanasia. Frente a esta “fiscalidad del siglo XXI” ya nos gustarían los diezmos medievales del sheriff de Nothingam.
Según María Jesús Montero, que trata a los ciudadanos como perfectos imbéciles, que no sé si estará mal acostumbrada por los votantes socialistas andaluces, “no se trata de subir los impuestos a los ciudadanos, sino de crear espacios fiscales nuevos para el siglo XXI”. ¿Espacios fiscales nuevos? ¿para el siglo XXI? ¡Más impuestos, más hurto legal, más presión fiscal, más ruina, más miseria! Menos rollos, Caperucita Montero.
Así que “la idea del Ejecutivo -dice el medio lacayo- es mejorar los ingresos tributarios para sanear las cuentas públicas de cara a aumentar el gasto social y garantizar prestaciones“. Tantos años robando, Montero, y todavía no te has enterado que subir la presión fiscal no hace recaudar más, sino, pasados ciertos límites que aquí ya se superaron con Francisco Fernández Ordóñez, de infausta memoria, hace descender sustancialmente la recaudación, porque sustrae dinero a los privados y reduce el consumo y contrae la actividad económica, llevando al cierre a empresas y autónomos.
El problema de fondo es esa antigualla llamada socialismo, que sólo genera pobreza, y que debería llevar erradicado mucho tiempo, y desaparecidos partidos de parásitos como el PSOE y, por supuesto, Podemos, que es una colección de tópicos y clichés de las cavernas prehistóricas. En Italia, el socialismo está en proceso de extinción y ya le han erradicado hasta de los ayuntamientos. Es una asignatura pendiente en España: que las siglas del PSOE sean un mal recuerdo en un futuro mejor. Ese ha de ser el objetivo de la rebelión cívica insoslayable que viene. Ni Montoro ni mucho menos Montero.