Pero es que además, ni siquiera eso es así. Las ventas de las corbetas nos las llevamos de calle a cada concurso que nos presentamos, porque es que son netamente superiores. Hasta el extremo de RENUNCIAR a contratos porque no daríamos abasto.
El problema de Navantia no es la calidad de su producto ni de sus trabajadores, eso es algo que está fuera de toda discursión. El problema de Navantia es la mochila que arrastra de otras épocas, y que tiene que seguir pagando (esas prejubilaciones), y el estar atada al Estado, que la usa como moneda de cambio y a su antojo. No hay más que ver el último cambio en la dirección, sin pies ni cabeza ni sentido alguno, exclusivamente por motivos políticos. O el hecho de que por compromisos adquiridos se sigan subcontratando cosas que se podrían hacer pefectamente desde dentro, a una fracción del coste. Pero hay favores que pagar, y mucho mamoneo institucionalizado que se remonta al origen de los tiempos. Y eso cansa a cualquiera, y disparata los costes y reduce los enormes beneficios que podría dar el asunto.
De hecho, lo jodido del asunto es que, A PESAR DE TODO ESO, es empresa líder a nivel mundial y con un prestigio fuera de nuestras fronteras que ríete tu (me estuvieron contando cositas del S80 y de las contínuas visitas a Cartagena de gente de la armada norteamericana que me dejaron a cuadros). Que no podéis imaginar el mérito que tiene eso. Estamos ganando a astilleros que tienen detrás un apoyo estatal (y no una rémora) absolutamente increíble, con unos medios varios órdenes de magnitud por encima de los nuestros, y con más experiencia que nosotros. ¡Y les estamos dando cera día si y día también!
Por eso merecen todo nuestro respeto y admiración. Son gente que se deja la piel, y hay que apoyarlos, y no tirar por tierra su esfuerzo, algo que nos encanta hacer como buenos españoles maricomplejines que somos.