Aquí entran en juego muchas cosas, ideas, derechos. Reivindicamos constantemente la libertad de expresión y aquí podríamos iniciar un debate sobre si lo dicho por esa gente está amparado o no. O son jubilados o son militares en activo. Si son jubilados ni tienen responsabilidades ni acceso a toma de decisiones de ningún tipo. Y es importante saber el tiempo que llevan jubilados. Si como parece alguno está retirado desde 1976 está discusión es artificial y absurda y sumado al derecho a la libertad de expresión se convierte en una campaña intencionada de interés político en la que nos dejamos meter. Porque el acento se deja caer, haciéndose el tonto, en que las fuerzas armadas confabulan para un golpe de estado. No aquí, me refiero a ponzoñar con el rey, el ejército, con la supuesta inluencia que aún tienen los franquistas, cuando hoy en día las Fuerzas Armadas son inmaculadas de principio a fin.
Por supuesto que son inadmisibles y reprochables declaraciones repugnantes como las de fusilar a 26 millones de personas. Investigables ya tengo mis dudas por la privacidad de la fuente. No lo tengo claro. Y punible tampoco porque últimamente la doctrina del supremo al respecto de la libertad de expresión va por la línea de la manga ancha. Y más por declaraciones de personas con categoría de particulares hechas en un ámbito privado.
A unos señores que llevan una década jubilados y que ni recuerdan ya casi como era un cuartel. 
Algunos se jubilaron en los 80, ¿esto es poco o mucho?
. Es más, que se sea tan ceporro para no saber de sobra lo que corre por grupos de whatapps de tirios y troyanos.