Para no perderos el respeto a ninguno de vosotros parto de la base de que no se os ocurriría matar a un bebé recién nacido con un día de vida y que alguien que lo haga, por ejemplo, ahogándolo, estrangulándolo, clavándole un cuchillo, golpeándolo, sería visto como un monstruo nivel satanás por cualquiera con una neurona, incluidos los aquí lectores. Hasta cuando leéis que un asesino machista mata a su pareja embarazada una parte de vosotros siente que el crimen tiene un plus de crueldad.
Qué proceso mental de ingeniería tienen que haber incrustado en algunos cerebros para desconectarlos de la idea de que ese bebé de un día de vida, tres meses antes es una cosa inanimada sin derechos al que se le puede quitar la vida sin más?.Qué mecanismo se pone en marcha en la cabeza para marear la moral, la ética, la culpa, el remordimiento hasta el punto de vencer el asombro que te causa matarlo tres meses después?. Si son lo mismo, feto y bebé, un ser humano con un alma y una conciencia en desarrollo, en dos periodos de crecimiento diferente.
A mi me deja estupefacto la frialdad con la que algunos sois capaces de extirpar la humanidad a un feto para no sentiros mal con el concepto del aborto y tragar con la idea feminista de que las mujeres tienen la libertad de decidir sobre el embarazo por producirse en sus cuerpos. La voluntad no está por encima de la biología, de momento, y hasta que no se demuestre lo contrario, no se puede decidir al nacer ser mujer sin la posibilidad de no tener órganos reproductores. El ser humano ha de convivir con su biología. Ir en contra, para el universo, no pasa de pataleta existencial. La voluntad sirve para darle uso, o no, a las posibilidades de tu biología. Nada más. Una vez una mujer es portadora de una vida, que podía haber evitado de mil maneras, ya no debería tener derechos sobre decidir si la vida de un ser humano sigue o no. La decisión le trasciende porque es otra vida, no la suya. Ya hay dos voluntades en marcha. Un recién nacido de un día tiene la misma voluntad e independencia que un feto de cinco o seis meses, la misma conciencia y la misma alma. Cualquier montaje mental para crear una niebla que te impida ver la verdad es ingeniería social de la miseria moral más ignominiosa.