El Gobierno no está en crisis, es la crisis
El Gobierno Sánchez-Iglesias ha tardado muy poco en enfrentarse a dos tipos de crisis. La más preocupante es la del coronavirus. Las otras son las que el propio Ejecutivo produce
blogs.elconfidencial.com
En realidad, esto no ha hecho más que empezar. Todo lo problemático que le sucede a este Gobierno nace de sus vicios de origen:
A) La demencial arquitectura cubista de un Gobierno al que primero se le pusieron los nombres de los ministros y después se encajaron a machetazos los organismos. Se inventaron ministerios vacíos de contenido, se trocearon departamentos sin sentido funcional alguno, se alteraron todos los procedimientos regulares de toma de decisiones dentro de un Gobierno y se crearon las condiciones objetivas para una lucha competencial permanente. Cuando llega el momento en que se exige de un Ejecutivo máxima cohesión y eficiencia, es cuando se manifiestan las chapuzas en su diseño.
B) El nacimiento de una coalición sin un programa común debidamente asentado y compartido, urgida únicamente por la perentoriedad de sacar adelante la investidura. Todos los debates de fondo que debieron quedar resueltos entre los socios antes de formarse el Gobierno se van a dilucidar ahora, uno por uno, con el BOE como campo de batalla.
Si Sánchez esperaba que entregando a Iglesias y los suyos un puñado de ministerios de saldo los neutralizaría operativamente, es que sigue sin medir bien a su socio y rival. La respuesta ha sido la esperada: si no nos dejan gestionar, nos dedicaremos a lo que mejor sabemos hacer, que es comunicar. Aprovechar a fondo todas las ventajas propagandísticas de estar en el Gobierno sin ninguno de sus costes prácticos. En ese terreno, Iglesias está dando sopas con honda a la desavenida dupla Calvo-Redondo.
C) El efecto corrosivo de la doctrina populista, recientemente abrazada por el PSOE de Sánchez, según la cual la política está por encima del derecho. Inventada para justificar los tratos con el independentismo catalán, su poder tóxico se expandirá, como un virus, en todas las direcciones. Presentar la exigencia de pulcritud jurídica como una muestra de machismo es solo una muestra de ello. Por desgracia, no será la última.
Este equipo no se diseñó para gobernar, sino para durar. Es probable que consiga lo segundo sacrificando lo primero. Por eso no puede decirse —al menos por ahora— que el Gobierno esté en crisis; más bien, que lleva la crisis dentro de sí.