A ver, que Yolanda no es nueva. Es nueva para la mayoría de españoles, no para los de Galicia.
Esta chavala entró en Izquierda Unida en Ferrol. Quien la conoce no la puede ver delante. Conozco a gente con puestos en bancos e instituciones a los que jamás oiréis escuchar una mala palabra sobre políticos, gente discreta en ese sentido. Salvo con Yolanda.
Así hundió Izquierda Unida en Ferrol. De ahí saltó a Galicia, haciéndose la mejor amiga de Beiras. Hasta que lo dejó vendidísimo yendo a lo que molaba en aquel momento, Podemos. Y se repite por enésima vez lo mismo. Se hunde el partido, pero no ella. Podemos no la eligió como líder y además están un poco cuesta abajo. Así que ella se pone, como quien no quiere la cosa, por su cuenta. Y de vez en cuando aparece en un evento de Podemos a joder el protagonismo a la que eligieron.
No dudéis ni por un instante que la reforma laboral se la va a apropiar Yolanda en cuanto pueda, no Podemos. Los de Podemos aplauden con las orejas como éxito de su partido esta reforma. No les queda otra, de lo contrario ya estarían desaparecidos y absorbidos por esta chavala. Quedan un 2022 y un 2023 apasionantes, a medida que se acerquen unas futuras elecciones va a posicionarse cada vez más y veremos qué hace. Mi apuesta va a ser que no va a montar su propio partido, porque cuando en el futuro le vaya mal, le iría mal a ella, como le pasó a Rosa Díez. Pero Yolanda nunca pierde, ella, como un alien, se mete en otros sitios para luego poder abandonarlos cuando quiere.