Demon Seed (1977) - Donald Cammell
Una mezcla entre 2001, Frankenstein y La semilla del diablo (o incluso podría verse como un decente capítulo de Black Mirror) que funciona mejor como acertada crítica al cientificismo (la idea de que las ciencias no tienen límites y al final podrán explicar todo en el universo) que como película en sí.
Un científico crea una maquina que, como pasaba en HER, se termina aburriendo de su propio creador, su capacidad intelectual necesita ser expandida, por lo que intenta reproducirse con su esposa a base de violarla. La idea es que, si la especie humana puede trascenderse no solo esporádicamente, la maquina puede transcenderse en su totalidad al unirse con el hombre (transhumanismo).
Es de agradecer que, aunque incluya todo tipo de contenido sexual lascivo y tabú, Cammell sea notablemente sensible con la protagonista. No hay representaciones explícitas de asalto sexual (las animaciones de Belson representan estas acciones repugnantes) y, en estas escenas, Cammell permanece siempre enfocado en el rostro de Susan, lo que le permite al público sentir el peso emocional de su violación. Todo esto funciona gracias a la notable actuación de Julie Christie, sin ella la película podría derrumbarse al instante.
Brainstorm (1983) - Douglas Trumbull
Interesante producción que lamentablemente es más conocida por toda la polémica que hay detrás que por su calidad.
Un grupo de científicos experimenta con un nuevo tipo de máquina: un casco que puede grabar lo que el usuario experimenta. La parte innovadora de todo es que alguien más puede ver la grabación y revivir la experiencia, incluida toda la información sensorial. Puede oler, ver, oír y sentir cualquier cosa que haya grabado la persona original. Pero como cualquier nuevo invento, siempre hay consecuencias oscuras y las aplicaciones comerciales y militares no se hacen esperar.
Y, ¿qué sucedería si alguien decide registrar su muerte? ¿Y qué pasa cuando alguien quiere reproducir esa grabación? ¿Te gustaría experimentar lo que se siente al tener un ataque cardíaco o morir? ¿Puede el casco registrar lo que sucede después de la muerte? ¿Qué consecuencias éticas y políticas tiene todo esto?
Aunque podría haber dado para mucho más, no cabe duda de que es original, compleja, provocadora y profética (Realidad Virtual, Google Glass y James Cameron/Bigelow como ladrones de premisas para Strange Days... la tecnología recién se está poniendo en sintonía con su imaginario).
Brainstorm visualiza la idea de que la tecnología puede realmente reparar relaciones o traer paz mental sobre nuestro temor final: la misma muerte. El problema es que esa tecnología también puede usarse para herir a las personas y provocar la destrucción cuando las intenciones del consumidor son nefastas o irresponsables.
The Stuff (1985) - Larry Cohen
Una de esas películas de ciencia ficción/terror serie B que intentaron comunicar un mensaje anti-capitalista (junto con
Dawn of the dead, They Live, Society y, a un nivel mucho más sofisticado, el primer
Alien).
Unos degenerados encuentran una sustancia blanca que sale de la tierra y deciden empaquetar y vender esa porquería porque sabe dulce. El problema es que, en realidad, es un parásito sensible que te comerá por dentro y explotará en cualquier momento de la manera menos cómoda posible.
No es una buena película y en ocasiones resulta demasiado irritante, pero es visible y hace un buen trabajo al encapsular gran parte de los excesos de la década de los 80 a través de su enfoque en el consumismo americanista y el marketing. El mensaje final es claro: no hay forma de eliminar lo que produce capital así vaya en contra del bienestar más básico.