Son objetos que no se detectan directamente, existen gracias a estudios teóricos y hasta infringen principios de la física. Aunque todavía quede mucho por conocer acerca de los
agujeros negros—concentraciones de materia con un campo gravitacional capaz de
atrapar a cualquier partícula, hasta a los fotones (luz)—, un equipo liderado por el astrofísico mexicano Omar López-Cruz ha anunciado este jueves haber descubierto al más grande del universo conocido, es decir, hasta 2.000 millones de años luz.
Con una masa 10.000 millones de veces superior a la del Sol, el objeto supermasivo recién hallado se encuentra en el centro de la supergalaxia Holm 15A. "Decimos que es el más grande del Universo cercano pero podría ser el más grande de la historia", cuenta al otro lado del teléfono López-Cruz, investigador del
Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de México (INAOE). Explica que podría tratarse de un agujero negro binario, es decir, conformado por dos cuerpos que orbitan uno alrededor del otro dentro de la galaxia, pero advierte de que "todavía hay muchas incógnitas".
El académico recuerda que, en 2012, dos astrónomos estadounidenses anunciaron que la galaxia más luminosa del cúmulo Abell 2266 poseía el
core [la parte aplanada central de la distribución de la luminosidad de una
galaxia] más grande jamás observado. "Entonces recordé que había estudiado las características de Holm 15A durante mi trabajo doctoral. Le pedí al profesor Christopher Añorve, que había sido mi estudiante en el INAOE, que la volviera a medir", cuenta el científico: "La sorpresa fue grandiosa".
López-Cruz y Añorve descubrieron que el
core de Holm 15A era un 42% más grande que el de la galaxia de Abell 2266. A partir de ese momento, empezaron a estudiar detenidamente el caso e invitaron a otros científicos a participar, entre ellos a Juan Pablo Torres Papaqui de la Universidad de Guanajuato y a Héctor Ibarra Medel, estudiante de doctorado en el INAOE. Más tarde se unieron también Marc Birkinshaw y Diana Worral de la Universidad de Bristol y Verónica Motta de la Universidad de Valparaíso. Dentro de un mes, la revista
Astrophysical Journal Letters publicará su investigación.
¿Pero qué significa este descubrimiento para la ciencia? "Va a conducir a muchos otros estudios, en primer lugar, porque hay un rompimiento de la ley de escalamiento, que relaciona el crecimiento de la masa de los agujeros negros con las propiedades de la galaxia en la que se encuentran", asegura López-Cruz. Pero el investigador pone una cota superior: "Apunta a que estos objetos cobran cada vez más importancia en el modelo de formación de las galaxias, cuando estuvimos 50 años pensando que eran cosas raras y exóticas".