Christian,
Tengo en gran estima el trabajo de Mansell en "The Fountain". Reconozco que siento debilidad por aquellos que se esfuerzan (aún fracasando) por distinguirse de los demás (como es el caso de Mansell, Brion o Burwell, por poner tres ejemplos).
Mansell, podríamos decir, que supone una tercera o cuarta vía dentro de la corriente minimalista (que en muchos casos asola la música de cine) y "The Fountain" es, por el momento, su cenit como compositor. Una partitura que no sólo aumenta exponencialmente las cualidades de la película sino que también enmascara sus puntos débiles sin sobresaturaciones.
Musicalmente resulta destacable por el manejo de conceptos como el asociado al personaje atemporal de Hugh Jackman ("The Last Man") con una melodía etérea, al más puro estilo Satie, a caballo entre el neoclasicismo y el minimalismo, el que sirve de aglutinador de las tres líneas temporales en "Xibalba" (con su escala diatónica) o el que hace presencia en la escena final ("Death is the road to are") con elementos pentatónicos del rock progresivo.
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