Sinopsis: En un hospital mental, un grupo de adolescentes con problemas son tratados por
diversos tipos de enfermedades relacionadas con el sueño: temores nocturnos, sonambulismo, pesadillas... aunque los chavales saben que todos sueñan con el mismo hombre, nadie los cree, por lo que se organizan guardias nocturnas para vigilarse entre si mientras duermen, y despertarse al empezar las pesadillas. Al centro llega una nueva psicóloga especialista en sueños que resulta ser ni más ni menos, Nancy Thompson, la superviviente de la primera entrega, que desde el minuto 1 comprenderá lo que le pasa a esos chicos. Con su ayuda, enfocándose en técnicas de sueño lúcido para controlarse mientras duermen, intentarán hacer frente a Freddy en su propio terreno.
-La crítica: Sin duda la mejor secuela, y aunque no es
mejor, si es más redonda incluso que la primera entrega. Aquí
se vuelve a respetar el viejo código de la primera entrega: adolescentes que sueñan (nada de posesiones, ni de salir al mundo real) enfrentados a Freddy en solitario, y a los propios adultos, que no creen en sus pesadillas, y sí en que saben que es lo que mejor les conviene. Por otra parte, se consolida definitivamente la imagen de Freddy y
se confirma su carácter transformista, vamos, que tiene un síndrome de Mortadelo que no se lo cree ni él: aquí se transforma en serpiente gigante, que tratará de engullir a Patricia Arquette (no le culpo, para qué voy a mentir) en tía buena que se convierte en engendro, o cambiando sus cuchillas por jeringuillas.
En el ambiente médico, hay suficiente juego para crear un subtexto
sobre algo más real y más terrorífico que Krueger: centros psiquiátricos donde es imposible ayudar a la gente, personas incompetentes con poder sobre tu vida (no hay más que ver a la jefa de psiquiatría, una vieja amargada que echa toda la culpa de los problemas adolecentes al sexo, negándose a aceptar cualquier otra tesis que trastoque su sombrío mundo, o el enfermero que tienta a la yonqui con una visita al dispensario, a cambio de sexo, por supuesto). Claro que todo esto se suaviza con la imagen del enfermero benévolo (
Laurence Fishburne con pelo y barba, casi na) o el psiquiatra despistado pero bienintencionado que acaba ayudando a Nancy en su cruzada contra Freddy (Craig Weasson, protagonista de
Doble Cuerpo de DePalma).
Un guión de Wes Craven y Frank Darabont (ahí es nada) garantiza un mínimo de calidad, y hay que reconocer que en la película se nota. Se completa la mitología de Freddy como "el hijo de mil dementes" con su madre, una monja que queda atrapada en un manicomio durante meses, violada y torturada por todos los internos) volviendo ahora como fantasma para guiar al científico de la historia en un mundo realmente sobrenatural, pero no acaban ahí las referencias; el mismísimo John Saxon vuelve para hacer de
expolicía cabrón, amargado e insensible, que finalmente (más obligado que otra cosa) intentará afrontar el crimen que cometió hace tiempo y matar al monstruo que él creó.
Todo esto no quita que haya excesos o errores, sobre todo, aquí Freddy es ya el bufón, sale de la oscuridad para convertirse en estrella de la función. Pero la cosa iría a peor...
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La Conexión Springwood: Aquí es evidente: Nancy vuelve. También es cierto que el resto de adolescentes no tienen nada que ver con Freddy, aunque Nancy diga que "son los últimos niños de Elm Street" es más una referencia-excusa que algo real. Sin duda, este grupo de chavales
es el más afortunado en toda la saga en cuanto a simpatía y credibilidad, desde una Patricia Arquette con madre dominante y ausente que la lleva al suicidio, el chavalín en silla de ruedas que sueña con volver a caminar y con ser mago, la ex yonqui o la chica adicta a la televisión... desechos sociales que han sido incapaces de adaptarse y que ahora son tratados como parias y aislados, lo que les convierte en presas fáciles. Juntos se cubren durante la noche, haciendo turnos para dormir y vigilar, y se les ve en distintos momentos de convivencia: charlando en terapias de grupo, jugando al rol en su habitación... para mi, son una de las claves de que la secuela tenga éxito, y de que muchas secuelas, no solo de esta sino de otras sagas, fracasen: cuando los protagonistas no importan, son carne de cañón sustituible, y el que mola es el monstruo al que se enfrentan, el tema está jodido.
-La imagen: Hay varias aquí que podrían usarse, pero me decanto por la más incónica, original, efectiva y muy recordable, además, toda la escena en sí da mal rollo:
-La escena: Hay varias, sobre todo
en una película con muertes tan buenas; el sonámbulo con las venas fuera a modo de muñeco guiado por Freddy hacia su muerte, la chica del televisor (Bienvenida a tu programa favorito...) o la muerte del chaval en silla de ruedas que intenta vencer a Freddy con la magia. Pero me quedo con
el enfrentamiento entre Saxon y el Freddy esqueleto, por lo que simboliza y representa para la saga: el causante directo del problema enfrentándose a él después de décadas de rehuírlo (y condenado a fracasar).
Sinopsis:
Tres años después del último enfrentamiento de Freddy con los chavales, los supervivientes viven una vida tranquila en el instituto, hasta que Kirsten (aquí, interpretada por otra actriz, dada la comprensible renuncia de Arquette a participar) empieza a soñar con Freddy otra vez, dándole fuerzas para volver. Freddy liquida a los supervivientes de la tercera entrega
para enfrentarse a Alice, amiga de Kirsten a la que esta ha pasado sus "poderes del sueño".
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La crítica:
La película es mala, y eso no tiene remedio. La protagonista es sosa, los adolescentes son muñecos llenos de falsa sangre intercambiables, y el que te liquiden a los héroes de la anterior entrega te descoloca demasiado. Freddy es ya amo de la función, con sus chistes y sus apariciones, ya no tan bien graduadas como en las anteriores secuelas. Renny Harlin dirige, y a pesar del espanto general del conjunto, debo reconocerle varios gags visuales muy buenos: La pizza de almas, la chica convertida en insecto gigante, el uso del cementerio para coches como escenario de resurrección grandiosa... incluso hay un breve y pequeño momento, un infinitesimal destello de genialidad, un experimento surrealista exquisito en esa escena en la que la protagonista y el chico que le gusta suben al coche para ir a salvar a uno de sus amigos... y llegan a un callejón sin salida... y vuelven a subir al coche... y... ¿esto no te suena de algo?
El hecho de que la protagonista adquiera las habilidades de sus amigos cuando mueran carece de sentido, pero bueno, toda la película carece del mismo y salvo alguna muerte lograda, como el chaval en la cama de agua... ya se va hundiendo en los abismos de lo rutinario.
De príncipe de las sombras a payaso de circo en tan solo tres secuelas
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La Conexión Springwood: Aquí vuelven a Elm Street, o eso "parece", la casa de Freddy vuelve a hacer su aparición, ya mítica, pero en general, la película y sus protagonistas adolescentes no tienen nada que ver con aquel crimen de una comunidad "modélica" cometió, y por lo tanto la excusa de la venganza sobre sus hijos queda en eso, en excusa tenue y ya casi inexistente para que Freddy mate y haga lo que mejor sabe hacer: el chiste pre o post mortem.
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La Imagen: Ya no hay tanto donde elegir, pero en un entorno tan visual como el de los sueños, y algunas buenas ideas, todavía queda algo que rascar.
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La Escena: La ya referida del bucle en el coche. Sublime, y lo único sublime de una película ideal para ver en medio de la siesta.
Sinopsis: Alice y su novio Dan, supervivientes del último taquillazo de Freddy, están casados y esperan un hijo. Pero las pesadillas vuelven, Dan muere, y Alice se encuentra con que en sus pesadillas, Freddy tiene una extraña conexión con su hijo no nacido...
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La crítica: La peor película de la saga. Prolongación de la cuarta parte,
con todos sus defectos (incluso algunos nuevos) y ninguna de sus virtudes. Si Renny Harlin consiguió sacar algo de delirio visual en las imágenes de la cuarta parte, y algun recurso interesante, la quinta es... la nada. Una película
hecha para la taquilla y el videoclub, sin preocuparse por un mínimo de coherencia o calidad. No la veo desde hace mucho tiempo, pero aquí Freddy es ya lo único que interesa, los adolescentes son meras piezas de cartón, indistinguibles, dan igual, no nos preocupa lo que les pase. Krueger es la absoluta estrella, se potencia el icono pop (el chistecito de Súperfreddy con el amante de los cómics)... en resumen, no merece la pena. No me gustó ni la primera vez que la vi, y eso que entonces era un flipado de Freddy Krueger y me devoraba cualquier cosa que caía en mis manos sobre él.
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La Conexión Springwood: Alice es, evidentemente, la conexión, tan débil e innecesaria como en la anterior secuela. Sus nuevos amigos van cayendo como moscas ya nadie le importa. Se redunda de nuevo en la mitología y vuelve a salir la madre monja, de la cual Alice va a buscar el cadáver a una cripta (ni me acuerdo del porqué, ni creo que la vaya a ver para comprobarlo). En cierto momento uno de sus amigos (el flipao de los cómics) aparece con un montón de libros y periódicos sobre Freddy diciendo algo así como "no hemos sido los únicos" pero la verdad es que sigue dando igual.
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La Imagen: Bueno, alguna había que elegir. Francamente, incluso hasta los recursos visuales que nunca habían faltado, aquí empiezan a escasear.
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La Escena: La muerte de Greta, una de las amigas de Alice, que está "rellenita" y a la que Freddy obliga a comer hasta reventar. Cruel y malrrollista (de lo poco que queda en este bodriete).
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Sinopsis:
Un muchachito amnésico que tiene frecuentes pesadillas con Freddy va a parar a un centro psiquiátrico para adolescentes (recurso para captar fieles adeptos kruegerianos numero 1 apelando a temas pasados que funcionaron... detectado). Poco después, comienzan las muertes; Springwood ha sido destruido. En ella solo viven adultos desquiciados que han perdido el sentido de la realidad; todos los niños y adolescentes han muerto, víctimas de Freddy. Ahora, este está usando al muchacho para llegar a nuevas víctimas, pero también para encontrar a su hijo perdido.
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La crítica:
Corría el año 1992 y Freddy estaba entrando en decadencia. Su serie
Las pesadillas de Freddy había terminado su emisión un par de años antes. El frenesí kruegeriano decaía. Aún así, a pesar de todos sus innumerables defectos,
Pesadilla en Elm Street 5 había arrojado un saldo de 22 millones de dólares, con un presupuesto de 8: segúa siendo rentable... pero ya no tanto. En New Line Cinema debían estar preocupados porque su particular gallina de los huevos dorados se estaba quedando vacía, cosa normal, dada la sobre-explotación de Freddy Krueger que hubo por aquel entonces.
Decidieron echar toda la carne al asador, y reunir en la nueva secuela
toda una serie de elementos para atraer al público, esperando que con eso bastara para sanear las arcas y renovar el interés: por una parte, sería una película en 3-D, con sus correspondientes gafitas para ir al cine
En cuanto al guión, se explotaría/reescribiría la mitología de Freddy, dándole un nuevo pasado como padre de familia (asesino y torturador de niños, pero padrazo, vaya tela) y dando explicación (¿que hacía alguna falta?
) a porqué tiene poderes en los sueños cuando no saber NADA sobre ello era lo que hacía aterrador al personaje en las primeras películas; no era un asesino común, sino un ente onírico con poderes que le convertían prácticamente en un Dios, por lo que sus víctimas no sabían como enfrentarlo.
La última estrategia fue
recurrir a que "era el final". Pesadilla Final: La muerte de Freddy, más clarito imposible. ¿Alguien se lo tragó realmente? Lo mismo que nos creímos lo de
Viernes 13-Último Capítulo, o que
Jason se va al infierno.
La película
vuelve a presentar elementos interesantes, aunque sigue siendo, esencialmente, más de lo mismo; un nuevo grupo de adolescentes a asesinar, que nos importan bien poco (la táctica de que fueran chicos con problemas como en la tercera parte no dio resultado). Ni la trama dramática con la hija, o los flashbacks de Freddy y su trágico pasado (su padre adoptivo era Alice Cooper, lo que sin duda, aclararía algunas cosas sobre el perfil psicológico del tío de los sueños) o la teoría de "los señores del sueño" unos demonios malignos que eligen a Freddy para convertirlo en todopoderoso en el mundo de los sueños, elegido por su crueldad y su sadismo... que, vamos a ver, ¿
todo esto le importaba a alguien?
En fin... lo que más mola son las escenas de un Spwingwood desierto con todos los adultos enloquecidos, como ese profesor dando clases sobre el pasado de Freddy a un aula vacía; las muertes recuperan algo de gracia, el equívoco con el amnésico que se perfila como protagonista para sufrir "el síndrome de Janet Leigh" al poco rato, pero que realmente... lo de siempre. Pero les salió bien; 8 millones y medio de presupuesto y casi 35 de recaudación, aunque estaban ya en los 90 y la gente debía estar hasta las pelotas de psycho killers graciosos.
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La Conexión Springwood: Bueno, aquí sale el Springwood devastado, pero en realidad
el grupo de jóvenes no es de allí, y las intenciones de Freddy son buscarse otro sitio donde matar... la única con una conexión "real" la tiene la hija de Freddy, de la que vemos algún flashback.
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La imagen: Me quedo con esta por ser la más recordable, y la muerte más cruel...
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La escena: Hay varias: Freddy jugueteando con un icono pop (y van...) en este caso, los videojuegos; la visita a Springwood ya mencionada, la aparición de los señores del sueño esos, las escenas iniciales jugando al despiste...
Sinopsis: La actriz Heather Langenkamp tiene extrañas pesadillas en las que aparece el personaje de las películas que interpretó, Freddy Krueger, acosándola. Recibe llamadas extrañas, y el comportamiento de su hijo pequeño comienza a ser muy extraño, todo ello parece estar relacionado con la nueva película de la saga que está escribiendo el director Wes Craven...
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La crítica: La última película de la saga
pudo ser una de las mejores películas de terror de los 90, pero se quedó en un curioso experimento, atrevido sin duda, pero mal rematado (principal defecto de Craven, hasta sus mejores ideas las pifia por no saber desarrollar). El fondo mola, eso no se puede negar: Heather acude a conenciones donde se encuentra con su colega Robert Englund, maquillado para la ocasión y así satisfacer a un montón de fans locos; pero al mismo tiempo,
Englund tiene pesadillas y pinta atormentados cuadros sobre Freddy, Wes Craven escribe una historia sobre Freddy porque cree que es la única manera de mantener encerrada a una fuerza maligna que se ha personificado en el personaje, y Robert Shaye lo dirige todo desde los despachos de New Line.
Desgraciadamente,
todo se pierde en una trama con la Langenkamp como madraza (el niño, Miko Hughes, actor infantil noventero típico, que participó en otra producción terrorífica como es
El cementerio viviente) y
no se explota la vertiente de Craven como creador atormentado, o una posible trama de Englund poseído por el personaje que le ha hecho quien es, y que hubiera dado mucho juego: la "máscara" que te ha hecho rico y te ha convertido en estrella, volviéndose contra ti, lo que nunca te dio miedo, ahora dándotelo... pero no.
Remozan a Freddy para la ocasión; un nuevo maquillaje, un guante nuevo con aspecto ciertamente chulo, aunque prefiero el de toda la vida (
una mezcla mecánica y orgánica) y el jersey ahora está bajo una vieja gabardina oscura. Freddy aquí ya no es Freddy, sino una fuerza maligna milenaria que se personificó en la maldad del personaje, y para que esa maldad no salga al mundo real,
deben seguir haciéndose películas (por lo menos, es una buena excusa, Viernes 13 nunca llegó a tanto
).
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La Conexión Springwood: Obviamente ninguna... y toda. Es decir, aquí todo tiene lugar en un presunto mundo real, por lo que Elm Street no existe, pero la conexión con la película original es innegable, con el regreso del creador y de la actriz principal, además aparecen Saxon, y algún otro viejo amigo por ahí.
-La imagen: Me quedo con el cuadro de Freddy pintado por... Robert Englund.
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La Escena: Las dos en las que sale Englund (como él, no como Freddy) me parecen geniales. Los assesinatos por lo que recuerdo,
no son gran cosa, a pesar de que se intenta recrear el asesinato de Tina, con la niñera asesinada en el techo... pero nah.
Y hasta aquí,
la saga de Freddy, tal y como la conocimos. Evidentemente, la gallina de los huevos de oro quedó explotada y no dio más de si, aunque hoy se empeñen en vendernos remakes y experimentos varios... en mi opinión, la primera y la tercera son muy buenas, la segunda es soportable a pesar de todo, la cuarta se puede ver aunque sea medio dormido, y el resto... para la posteridad (del olvido).
PD: Ah, si. Lo olvidaba. No dejéis de escuchar la banda sonora de Christopher Young para
Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy. Es la mejor BSO de toda la saga. Os lo garantizo.
Me falta la sexta todavía...