NOTITIA CRIMINIS
Castilla la Mancha en quiebra. No es mala gestión, es pillaje
Publicado en Corrupción, Uncategorized por Die Rote Kapelle en 19 julio 2011
Ya es un hecho consumado. Según informa hoy el diario Expansión, el Gobierno regional, a 30 de junio, tenía un saldo disponible en cuentas bancarias de 36,8 millones de euros y unos pagos pendientes de 2.606,7 millones. La situación, por tanto, es de quiebra y salvo que el Estado se haga cargo de tales pagos, ni médicos, ni maestros, ni profesores de instituto, ni enfermeras, ni barrenderos ni nadie podrá cobrar sus nóminas de funcionarios en el próximo mes.
Desde hace cinco años, en este blog se están sacando a relucir tramas que rebelan una sistemática estructura de saqueo público. Aquí se ha echado luz sobre la presencia en la región de capos del caso Malaya y del caso Astapa, incluso de individuos que constan en las bases policiales como pertenecientes a la mafia calabresa. Dentro de no mucho, ya lo adelanto, veremos a la mafia, no en sentido lato, sino estricto, agazapada tras el fabuloso proyecto de un parque temático y no es necesario insistir en otras cosas como la operación del aeropuerto de ciudad real consistente en cambiar millones de billetes de curso legar por estampitas que llevaban impresa la leyenda “acción al portador”.
De lo investigado aquí, ha ido surgiendo una sistemática constante que, necesariamente, tiene que obedecer a un plan jerarquizado y sometido a una cadena de mando que, obligatoriamente, acaba o comienza en la cúpula del régimen instaurado por José Bono y continuado por Barreda. En toda la región, al menos en todas las partes de la región en las que el “negocio” inmobiliario lo permitía, mediante la generación de plusvalías fraudulentas basadas en la recalificación y control del suelo, en la confiscación de éste a labradores indefensos y en la utilización arbitraria del crédito a través de CCM; se ha instaurado la misma maquinaria de pillaje: un ayuntamiento, un alcalde adicto y protegido por el régimen y un constructor o un número limitado de constructores que, contando con la complicidad política, monopolizaban, al margen de la Ley unas veces y en contra de ella otras, el mercado inmobiliario del lugar.
Así, se ha ido dibujando una línea que comenzando en Aranjuez, continuaba por Borox, Seseña, Illescas, Ugena, Carranque, El Alamo, Balmojado y Casarrubios del Monte, ha establecido, al sur de Madrid, las fronteras de una corrupción que, en demasiadas ocasiones, ha llegado a la más desvergonzada obscenidad.
Hoy la prensa publica también el descubrimiento de un coche blindado encargado por Barreda que llegó a costar en el año 2007, 377.749 euros y cuyo cuentakilómetros marca 53.000. El vehículo fue comprado mediante un contrato negociado y sin publicidad, pero lo que calla la prensa, lo fundamental, es a quién fue comprado ese automóvil. El hecho, comparado, por ejemplo, con los 200 millones de euros prestados por CCM a Roca y a otros dos cabecillas del caso Malaya, no deja de ser anecdótico pero, no obstante, ejemplifica, perfectamente, la operativa puesta en práctica para vaciar los fondos de una de las comunidades autónomas más extensas del Estado español.
Y sobre todo esto, la Fiscalía ha venido callando y los Tribunales inhibiéndose. Sin embargo, a matacaballo y sin entrar en detalles técnicos, se me vienen a la cabeza unos cuantos tipos penales que pueden y deben ser aplicados: Malversación propia e impropia, falsedad en documento público, falsedad contable, negociaciones prohibidas a funcionarios, prevaricación, cohecho, inhibición del deber de perseguir delitos… y todo ello aderezado con los correspondientes fraudes de ley y abusos de derecho.
Es falso que el Código Penal no disponga de instrumentos para hacer frente a tales delitos, tan falso como la impostura de llamar a esto “mala gestión” o “despilfarro”. Aquí no se ha despilfarrado, se ha robado, se ha robado en una escala desconocida hasta ahora y las víctimas son unos ciudadanos que, sin darse cuenta, hace tiempo que devinieron en súbditos, si es que no en siervos y en pecheros, unos ciudadanos a los que hay que preguntar sin van a hacer algo al respecto o si, por el contrario, son idiotas.