Pues desde aquí doy las gracias a los que la usan de representante de lo que quieran porque me permiten hacer lo mismo pero al contrario. Hablar de lo que representaba. Era una punta de lanza de una familia de cretinos, era un útero reproductor de jetas y caraduras, era un espantapájaros perfecto para asustar a los niños en sueños. Siempre dando lecciones desde pedestales pero nunca predicando con el ejemplo. Ni repartiendo su dinero más allá de migajas o de tiempo, ni viviendo con la mesura de un discreto. Son la viva imagen del típico jefe del partido obrero revolucionario que fuma puros mientras apoya los pies en las espaldas de los costaleros. Tiranos de bolsillo, macarras de medio pelo, matones de barrio, boceras de desverguenzas y defensores de dictadores. Pilar engendró espantos pudiendo abortarlos. Tanto defender el aborto y no fue usuaria. Consejos doy que para mi no tengo. Sus padres pudieron hacer lo mismo con ella y de lo que nos hubiéramos librado. De actores subvencionados con el dinero de nuestro trabajo, de papeles sobreactuados, de personajes sin nadie actuando y de discursitos moralistas recargados, dignos del mejor de los farsantes. Pilar pudo ser buena madre pero cómo puede serlo quien les da a sus hijos para comer y cenar veneno ideológico y los empacha hasta convertirlos en payasos. Nadie nunca me cayó más gordo que esta familia de malos comediantes. Me cago en ella, pero no más, ni un pelo más, de lo que ella se cagaba en los demás que no pensaban como ella. No soy rencoroso. Pero el asco ahí está e hipócrita tampoco.
Un consejo para los hijos comunistas de boquilla de la camarada Pilar Bardemita. Ahora que vuestro pueblo hermano pasa hambre, sería el momento perfecto para que la herencia de vuestra madre se la diérais a los compañeros revolucionarios que se mueren por las calles con el puño en alto y rugidos en sus estómagos vacíos. Pero no daréis nada. Antes haríais hamburguesas con Pilar para esparcir su legado que dar un euro del dinero que os ha tocado. Venga va, renunciar a ello, camaradas bardemovich. Los cojones. Qué panda de macacos. A lo mejor pensáis que el hambre es una prueba que les pone la revolución a los cubanos para mostrar su fortaleza y lealtad a las ideas comunistas de igualdad. Vivís como reyes, casas gigantes, coches potentes, comidas copiosas y lujosos viajes, e intentáis convencer a los pobres de que sigan siendo lacayos y esclavos de su famélica vida miserable. Embaucadores. Sois una familia de truhanes. Idos a pasar hambre y a esparcir las cenizas de vuestra madre, pero a escondidas, que a lo mejor os las quitan de las manos y se las comen.
Descanse en paz , al menos. Lo que no nos ha dado ella en vida, nosotros, cristianos, se lo deseamos. El cielo ya no tanto, que no queremos tan poco a Dios como para desearle a semejante pesada a su lado.