El uso del concepto "persona normal" es muy muy peligroso.
Tan peligroso como un cuchillo de cocina.
En oriente se come con palillos porque antaño se consideraba que los cuchillos eran muy peligrosos, que eran instrumentos letales y, por tanto, no debían estar al alcance de cualquiera. En occidente, en cambio, hemos demostrado que todo el mundo puede comer con cuchillos y que, la inmensa mayoría de los casos no pasa nada. ¿Hay alguna ocasión en la que alguna persona ha utilizado un cuchillo para lesionar a otra persona o para autolesionarse a sí misma? Sí, pero no dejan de ser un número insignificante de incidentes en relación al número total de usos que se hacen de los cuchillos de cocina a diario en todo el mundo.
¿Hay cafres que han utilizado el concepto "persona normal" para hacer cosas malas? Sí. ¿Es el concepto "persona normal" peligroso en sí mismo? En absoluto. Del mismo modo que en el hilo de Vox ya expliqué que el concepto "moro/a", en sí mismo considerado, es ideológicamente neutro, lo mismo sucede con el término "normal". Acudiendo una vez más al Diccionario de la lengua española de la RAE, nos encontramos con las siguientes acepciones de la palabra
normal:
Del lat. normālis.
1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural.
2. adj. Habitual u ordinario.
3. adj. Que sirve de norma o regla.
4. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.
5. adj. Geom. Dicho de una línea recta o de un plano: Perpendicular a otra recta o a otro plano. Apl. a línea, u. t. c. s. f.
6. adj. Geom. Dicho de una línea: Perpendicular en el punto de contacto al plano o recta tangentes a una superficie o línea curvas. U. t. c. s. f.
7. f. escuela normal.
Según el Diccionario Oxford:
normal
adjetivo
1. Que sirve de norma o regla.
2. Que se ajusta a cierta norma o a características habituales o corrientes, sin exceder ni adolecer.
De ambas definiciones podemos extraer que una "persona normal", es una persona "ordinaria", una persona posee una serie de características habituales que están presentes en la inmensa mayoría de la población. Desde un punto de vista matemático, una persona "normal" es la que se encuentra en el área central de una campana de Gauss, mientras que las personas "anormales" son las que se sitúan en los extremos.
Por otra parte hay que tener en cuenta que ser "normal" o "anormal" nunca es en términos absolutos, siempre es en relación a una variable concreta. Por ejemplo, si tomamos como variable la estatura, un servidor, que mide 1,75 m sería una persona normal, mientras que Pau Gasol (2,15 m) o Peter Dinklage (1,35 m) serían personas anormales. Pero una persona que puede ser perfectamente normal con respecto a una variable puede ser una persona anormal con respecto a otra variable y viceversa. Por ejemplo, una persona puede tener una estatura normal pero una inteligencia anormal (capacidades inferiores o superiores a la media). Igualmente, una persona con una estatura anormal, puede ser perfectamente normal en cientos de otras variables.
Ser normal o anormal, en sí mismo, no es ni bueno ni malo, no tiene connotaciones ni positivas ni negativas, simplemente refleja un grado de alejamiento de un sujeto con respecto a la media. ¿Hay gente que asigna a los términos "normal" y "anormal" connotaciones positivas y negativas que luego se utilizan para justificar discriminaciones, etc.? Sí. En cualquier caso esto es cuestión de la persona en concreto, y no de que los términos sean peligrosos en sí mismo.
Volviendo un poco al caso que dio origen a todo este debate, lo que quería decir al afirmar que la persona a la que me refería era
"una p*ta persona normal", es que detrás de muchos de estos casos de personas que se definen como "no binarias" (y que por una parte dicen que quieren huir de las etiquetas pero que por otra parte les encanta definirse a sí mismos con etiquetas tan lábiles como "venngenero", "vapogenero", "heliogénero" o "mascfluido") a menudo nos encontramos a hombres y mujeres totalmente ordinarios, que objetivamente carecen de rasgos que desde el punto de vista del género los distinga del gran conjunto de la población, pero que en cierto modo necesitan inventarse palabros nuevos que les hagan sentir únicos y especiales, a pesar de que sus rasgos conductuales sean más viejos y ordinarios que el cagar.