Impedir nacer a un bebé porque soy joven para tenerlo, no puedo mantenerlo, no es el momento profesional o simplemente no quiero, es lo más bajo que puede dar un ser humano.
El debate se pervierte, porque nace de poner sobre la mesa supuestos que solo un miserable no entendería ni aceptaría (violaciones, riesgo para la salud de la madre, malformaciones) pero al final tenemos 100.000 abortos al año en España, y me permito dudar de que todos sean casos graves y donde no tuvieran cabida métodos anti-conceptivos y prevención.
El aborto es fatalmente necesario en ocasiones, y en ese sentido, obvio es, yo prefiero que esté regulado y que una mujer pueda practicárselo en una clínica con todas las garantías sanitarias, antes de que tenga que ponerse en manos de carniceros clandestinos, o de que solo aborten las que puedan pagarlo y las que no, que se jodan.
Pero el debate, que puede ser complejo y turbio en muchas de sus ramificaciones, se simplifica en extremo cuando discutimos si es un derecho o no: no lo es. El derecho a matar a tus hijos no existe. Puede ser legal (en algunos países es legal apedrear a las adúlteras) pero el derecho moral y natural a matar, simplemente no existe. Bajo la peregrina excusa de que es "su cuerpo" se atribuye al final, la decisión sobre una vida y un cuerpo que no son suyos. Es como si, yo, que he pagado el 100% del precio de mi vivienda, tuviera el derecho a matar a mi criterio a las personas que viven conmigo, porque oye, es mi casa.
Si viviéramos en la España católica de los 60, donde condones, píldoras anti-conceptivas, DIUS, y tantos otros métodos, eran poco menos que fantasías, ilegales, inaccesibles o aún por inventar, podría colar que no hay otra opción. Pero ahora, cada vez que oigo eso de que es "su cuerpo y su decisión" me pregunto porqué no se decidió recurrir a medidas anti-conceptivas que están disponibles en cualquier parte, baratas o incluso gratuitas muchas veces, y con la educación sexual al alcance de todos.