Respuesta: El Spielberg post
Sí. Sin duda, están magníficamente caracterizados los personajes, hay química, hay "verdad" en las escenas que comparten a nivel más íntimo, hay credibilidad en sus diálogos y gestos. Y los actores están enormes. Cuando se van mostrando mutuamente las cicatrices y heridas en sus cuerpos, producto de sus actividades en el mar, se produce uno de esos instantes que trascienden la representación actoral para convertirse en algo más.
El momento que comparten Brody y su hijo en la mesa, cuando el niñito imita los gestos de su padre, es pura magia. Es tan natural, tan verdadero, que parece una situación improvisada, que surge espontáneamente (algo hay de esto según dice Scheider en los extras del BD).
Es un Spielberg que aún no tiene ni 30 años. Me imagino que en su interior tenía fuego.
El tío va a machete, porque lo que no puede mostrar explícitamente (me refiero al gore más crudo) lo hace a través de las ilustraciones de los libros que hojea Brody, donde vemos fotos de mordiscos de tiburón, de gente lisiada, de cuerpos destrozados...
A mí todo el tema intimista me mola, pero también pienso que al éxito de la película contribuye su energía física, e incluso la "materialidad" de escenarios, objetos, barcos... Se traslada muy bien esa fisicidad tanto en los ataques del tiburón, que son golpes brutales, como en la puesta en escena, siempre soportada en la solidez tremenda de los objetos del escenario.