Respuesta: El Spielbergpost
(Id, 2002)
Siempre me lo pareció pero en este nuevo visionado vuelve a confirmarse:
Obra maestra del maestro. Spielberg nos ofrecía, de nuevo, un tótem sci-fi después de la magna I.A. Mientras que la película del pinocho artificial que creía ser humano era más intimista, Minority Report nos ofrecía un título envuelto en una trama de intriga realmente compleja pero perfectamente enlazada, con aroma a Hitchcock y según se mire, a ciertas maneras de Polanski (al menos así me lo parece). Luego cerraría la trilogía con La guerra de los mundos, otro título imprescindible y referencial.
Una historia que transmite la sensación de creer en que un Gran Hermano futuro para preservar, vigilar y proteger a la sociedad con el supuesto interés en mantener la seguridad del ciudadano de a pie. Minority Report transmite credibilidad por un futuro tecnológico brillante, apabullante, precursora de elementos cotidianos que con hace tan sólo 8 años de diferencia nos parecían futuro no nato y que ahora se hace patente (esa lectura de ojos y que la publicidad acceda a ti, esa tecnología para una conducción mejor, nuevas armas, nuevas tecnologías) y que tiempo después todas las películas con supuesta tecnología vanguardista imitarían los dominios, manejos y arte de la computerización en el trabajo (para muestra de botón esa impecable escena donde Anderton investiga, crea, ejecuta y trabaja con las imágenes... una obra maestra de la inventiva escénica).
Spielberg crea un artificio seguro, en base a un guión férreo, creíble y sobre todo impactante, que no deja indiferente a nadie. Crítica y público aplaudieron hasta hacerse sangre un estilo tan complejo y una historia tan llamativa, impactante y a la vez sin abandonar su estilo, impronta y seña de identidad. Como si de un engranaje suizo, cada secuencia, cada momento y cada escena es una pieza clave y fundamental para que todo el conjunto vaya como un reloj suizo y lo mejor de todo es que cada instante es más impresionante que el anterior.
Con un ritmo frenético e incesante, no se puede negar que la narrativa de la película es canela en rama, oro puro. Como todo demuestra saber innovar, saber estar y saber narrar. Pasamos de la confianza ciega en un sistema que no tiene fisuras, que todo está atado y reatado, bajo la premisa de unas predicciones en boca de 3 elementos místicos (esos 3 precogs) para dar pie a una trama de investigación, pesquisas y suspense del bueno, del que se queda en la retina. A partir del momento en el que el agente Anderton descubre que será el siguiente asesino la película toma carrera y no para hasta llegar a un desenlace maravillosamente orquestado y que deja sin aliento al espectador y aunque tengamos esa última escena, emotiva y 100% Spielberg, no podemos olvidar que todo acaba convirtiéndose en un buen cuento.
Estaría aquí hablando de cada una de las set pieces y me quedaría corto pero es que todas son realmente buenas. Momentos como el de las arañas espía (donde en plano secuencia recorremos todo el edificio, visto todo desde arriba, dotando a esos seres mecánicos de una credibilidad absoluta... el momento burbuja y como el artilugio recula es de levantarse y chiflar), la persecución en la fábrica (todo es fisicalidad, adrenalina pura, acción de calidad) o Anderton en el centro comercial donde Agatha le irá diciendo paso a paso lo que tiene que hacer (¡el paraguas!) pero no me puedo olvidar del momento que para mi resume la tensión, el malestar y la energía desatada y es la pelea bruta y sin cuartel de Anderton y Crow (todos y cada uno de los golpes se siente... atención a Morton desencajada ante no poder evitar lo inevitable).
Pero la película no sólo vive de fisicalidad y acción evasiva. Aquí lo que cuenta, lo que realmente transmite, lo que ayuda a creernos la historia son los actores y en este caso todos están acertados. Sobre todo Cruise ofreciendo un papel impagable como ese agente que quiere evitar su crimen y no parará. Sus dotes interpretativas son de las que llegan (ver el momento en el que intenta llorar y no puede ¡por tener ojos distintos!, o el momento en el que va a la casa de la creadora de Precrimen, o el momento que cito ante Crow) pero su partenaire, Morton, como la frágil Agatha es un papel precioso, triste y a la vez bello en sí mismo. El monólogo en el que narra la vida del hijo de Cruise (a la vez que narra su propia historia) es bellísimo y emotivo (un momento 100% Spielberg) o como se desencaja ante la abrumadora presencia de cada uno de los futuros / pasados crímenes (el momento del hotel es realmente brillante, su cara es un cúmulo de registros pocas veces igualado). Sydow / Farrell, actores competentes y acertados que sirven más como elementos precisos que hacen fluir la historia en vez de entorpecerla.
Un título imprescindible tanto en el género como en la cinematografía en general. Si a eso le añadimos una BSO de lujo, que dota a las escenas de momentos realmente conseguidos (el tema central, es un alarde de ingenio mientras que el tema más tenebroso - con esos cantos tristes - dotan a la película de una inseguridad e incertidumbre aterradora) y una fotografía de Kaminski, que aún recurriendo a su luminosidad excesiva, en este caso la encuentro totalmente acertada pues dota a la película de frialdad y distanciamiento.
Más que recomendable. Atemporal. Clásico inmediato como mínimo.