Respuesta: El Spielbergpost
(Id, 1993)
Steven Spielberg consiguió en 1993 muchas cosas. Primero fue proclamado vencedor en los Oscars con 2 de sus títulos: Schindler recaudó todo lo que correspondía a los premios mayores y los loores, aplausos y reconocimientos de la crítica mientras que con Jurassic Park recaudó todo lo correspondiente a los premios en los apartados técnicos pero consiguió explotar la taquillla como sólo él podía lograr. El rey Midas del cine sin lugar a dudas.
18 años después, la película sigue funcionando cual reloj suizo.
Michael Chrichton tenía en una de sus tantas novelas material idoneo para que Spielberg lo llevara a la gran pantalla y no es para menos. La narrativa, ideas y propuestas del escritor creador de best-sellers son siempre muy interesantes y con una lógica que hasta resulta creíble nada más se deje uno llevar logra plasmar teorias donde biología y hombre crean desastres que escapan a su control. Y Spielberg se quedó con la esencia principal de esa historia (porque si uno se ha leído la novela previamente descubrirá que las similitudes son muy ajustadas). Chrichton, junto con Koepp, adaptaron el guión y empezaron a hacer reformas y más reformas hasta acabar convertido en un leve recuerdo de lo que fue el libro (cambios de edades, carácteres, intenciones y situaciones).
Universal acabó quedándose con la gallina de los huevos de oro y el resto, en taquilla, es historia arto conocida.
Una vez empieza la película, el trabajo de maestros implicados en cada apartado es de un realismo tan apabullante que a día de hoy la película sigue siendo un manual de instrucciones para como se debe hacer un filme con tales características. Stan Winston, Dennis Muren, Michael Lantieri o Phil Tippet lograron, bajo las indicaciones de Spielberg, crear dinosaurios que fuesen vistos más como animales que como monstruos. La percepción que se tiene de estos animales es realmente sobrecogedora, de un realismo pocas veces visto y con una dinámica simplemente pasmosa. Los CGI, los animatronics y el diseño para cada uno sirve como ejemplo hasta donde puede llegar el trabajo en conjunto de ingeniosos maestros del 7º arte.
Lo más llamativo del caso es como conjuga Spielberg el terror con la aventura y la acción a partes iguales. Pero lo mejor del caso es que esa conjunción está atado o ligado a algo que es real, algo tangible, algo procedente de la naturaleza, un mal realista. Al igual que en Tiburón (un título con el que guarda bastantes similitudes bajo mi punto de vista) la película nada muy bien en tales géneros. El terror ante el poder de destrucción de un ser vivo primitivo ajeno a la lógica de la época en la que vive junto con la sensación de querer vivir esa aventura aún siendo conscientes del peligro en el que se encuentran metidos. Y Spielberg es y será un maestro en ese aspecto: saber conjugar perfectamente con todo para acabar dando como resultado un ejemplo a imitar y seguir. Y lo mejor de todo es que hicieron convincente el ver dinosaurios en plena época actual pues anteriormente si queríamos verlos tenía que ser en títulos basados en viajes en el tiempo o representados en épocas prehistóricas. Aquí vivían y coleaban en la era actual y encima de una forma creíble (casi tangible).
Pero no todo está en la acción visual. Aquí lo que pretende es concienciar hasta donde es capaz de llegar el hombre con tal de descubrir donde está el límite. Como si de una especie de mad doctor se tratase, Hammond (interpretado magníficamente por Attenborough... cojera incluída, como casi todo científico loco que se precie) le puede su ambición de creación, de querer ser el que clave primero la bandera en la cima, "sin reparar en gastos" y sin pararse a meditar en los resultados / problemas. El dinero provoca ego. La escena donde todos, en la comida, plantean hasta donde hemos llegado es tan real y tan plausible que provoca aplauso merecido ("
nunca se pararon a pensar en si debían"). Como bien dice Ian Malcolm y algo que es innegable: "
La vida se abre camino". Una declaración de principios que no tiene cabida a la duda.
Sam Neil, Laura Dern, Jeff Goldblum (secundario perfecto... cada uno de sus chascarrillos y frases lapidarias son oro puro e imprescindibles para que la película fluya... "
¿Cree que veremos dinosaurios en su parque de dinosaurios?"), Wayne Knight como ese villano auténticamente humano ("
¡No has dicho la palabra mágica!") o el tristemente fallecido Bob Peck como cazador y vigilante del parque forman un equipo de actores en estado de gracia. Incluso los críos, Ariana Richards y Joseph Mazzello aportan su granito de arena... ya sabéis, Spielberg y la familia.
Uno de los puntos clave de Jurassic Park es su banda sonora. John Williams logró uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, recurriendo a coros para los momentos más tensos y logrando una fanfarria reconocible para dotar a la película (y los momentos más puntuales) una emotividad, épica y sensación del mejor género. El tema que abre la película, el correspondiente a Jurassic Park o donde el Rex ruge con el eslogan panfletario cayendo a sus pies son piezas clave y fundamentales dentro de la filmografía del maestro.
Pero está claro que si por algo ha quedado en el recuerdo la película es por la concatenación de set pieces, de manera formidable y como siempre en crecendo. Momentos tan logrados como el inicio, la presentación de Jurassic Park (la conjunción de música e imágenes cuando hace acto de presencia el Brontosaurio es digna de aplauso), la escena del T-Rex, con el previo aviso del temblor en el agua - momento icónico para la historia del cine - junto con la escena del coche en el árbol, la alambrada o el final, con ese acorralamiento sin escape.
Pero si hay una escena que resuma el porqué Jurassic Park es 100% Spielberg esa no es otra que la escena de los velocirraptores en la cocina (mi escena favorita):
Suspense y terror en estado puro. Niños completamente indefensos a mercede de dos presas letales. La sensación de no tener escapatoria - la apertura de la puerta es todo un logro - e intentar poder huir de dos auténticas máquinas de matar, la planificación visual y la sensación de agobio es tan real, tan convincente, tan bien orquestada y sobre todo con esa dosis de realismo que no estás bien animatrónica sino estás viendo 2 dinosuarios con la intención de matar por alimentación y territorialidad. Simple y llanamente chapó.
La única película que me ha hecho saltar, literalmente, en el asiento del cine. Fue, es y será el Tiburón de mi infancia, aquella que me hizo sufrir y disfrutar a partes iguales. Y aunque uno haya crecido esa parte interior que disfruta por ver dinosaurios en movimiento con la dosis justa de realismo y fantasía sin caer en el patetismo sigo manteniéndola viva. Por eso y todo lo anterior dicho Jurassic Park es una obra imprescindible.