Es imposible no sentir más vergüenza. Toman a la gente por gilipollas y lo peor es que tienen razón, porque de lo ocurrido no se acuerda ni la mitad. Repasemos de forma rápida.
Rajoy no tenía mayoría suficiente para presentarse a pesar de haber sido el más votado. Sánchez estaba en el "No es no" y Ciudadanos estaba mas por pactar con el PSOE que con el PP. Con Podemos por en medio, aquello tenía pinta de tripartito, pero la lucha de egos les pudo. Podemos posicionándose en contra de Ciudadanos terminó por matar cualquier pacto. No nos equivoquemos, al revés también habría pasado. Aquello estaba cantado que serían segundas elecciones y solo el tremendo ego de Sánchez retrasó lo que era inevitable.
La repetición de elecciones y la ampliación de votos a Rajoy dejó el panorama muy claro, con Ciudadanos escarmentado con Sánchez y admitiendo que lo viable era pactar con Rajoy. Con todo no se llegaba a la mayoría y solo la abstención del PSOE, culpable activo de un año de bloqueo gubernamental, podía desbloquear la situación. Lo que sucedió entra en las páginas de la historia como la mayor de las indignidades e ignominias. Con un Pedro Sánchez marrullero y maquinando para solventar su pérdida de votos, sabedor de que podría presentar una moción de censura si su plan conseguía salir adelante. ¿Se abstuvieron? Si, no dudo que alguno lo hiciera de buena fe, pero la mayoría ya sabía por donde iban a ir los tiros. Y ocurrió lo inevitable, el falso, el traidor, el maquiavelo se levantó como el hombre de la dignidad ante sus votantes.
Y aquí estamos, pagando las consecuencias de la "dignidad". Aquello sería la mayor de las infamias sino fuera porque un día un presidente de Gobierno decidió intercambiarse por un bolso e irse al bar. Macho, que desde el momento en que el príncipe avieso asaltó el poder del POSE debía saber que la moción de censura era un hecho y tenía que tener un plan.
Conclusión: a los del POSE les pueden dar por donde amargan los pepinos. Son la ruindad hecha partido político.