El nivel de las intervenciones en el parlamento español no puede caer más bajo, pero siempre hay discursos de los que se pueden sacar cosas interesantes. En general, pertenecen a segundos espadas, personas que acostumbran a ser mucho más directos y sinceros que los jetas de los grandes partidos.
Ana Oramas, la diputada canaria, suele ser de las más brillantes. Es una lástima que no tenga la entonación de otros parlamentarios al leer sus papeles, pero lo que dice vale más que todas las mentiras de los supuestos maestros. Éste fue el comienzo de su intervención de hoy.
La historia siempre pasa factura, sr. Sánchez. Aquí estamos, con ese no es no del que hizo su bandera. Usted creó el precedente de la intolerancia y ahora está pidiendo a la oposición lo que no quiso dar. Y los que le pedían a usted el sí le están respondiendo con el no es no. Usted ha intentado negociar un pacto de cooperación política basado en un programa. Está muy despistado, y no ha entendido de qué va eso de la nueva política. Se lo explico.
La nueva política estaba en contra de los sillones y del reparto de cargos, pero solamente cuando no eran para ellos. Usted quiere negociar un gobierno con su izquierda pactando un programa, pero su izquierda lo que quiere no es programa, sino carteras. O sea, ¡sillones, sr. Sánchez, sillones! A ver si se entera.
Por eso estamos hoy donde estamos, porque el interés de España es lo que menos interesa, porque esto sólo ha sido un teatro donde el sr. Iglesias quería ser ministro y usted quería que no lo fuera.
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Y termina dirigiéndose a Pablo Iglesias:
... Así que no dejo de pensar en que hay una especie de justicia poética en la que el sr. Sánchez le haya terminado engañando a usted, sr. Iglesias. Porque si acabamos en unas nuevas elecciones será también su fracaso; su nuevo gran fracaso, el amargo final de aquel camino de la moción de censura. ¿Y sabe lo que le digo? ¡Cuidado, sr. Iglesias, que se empieza como florero del PSOE y se acaba como un jarrón chino dentro de Podemos!