Sé que en España FA despierta simpatía y rechazo a partes iguales. En mi caso, aunque no lo conozco personalmente, no inspira en mi especial cariño como individuo. No es gracioso al estilo Daniel Ricciardo o, mejor aún, Kimi Raikkonen, los que seguro que en privado «las lían pardas».
Tampoco es un superclase al estilo de Mark Webber o Nico Rosberg, verdaderos caballeros en el más amplio sentido de la palabra. No es un Pedro Martínez De la Rosa, que despierta simpatía allá donde va a pesar de su aspecto de «tío correcto», y que es también un piloto de muchísimo talento y profesionalidad al que todos querríamos tener como amigo, como compañero de equipo, como entrenador o de cualquier otra forma, porque sabes que puedes aprender mucho de él.
Fernando es simplemente uno de los mejores deportistas de élite del mundo. Lo ha demostrado en repetidas ocasiones y por eso se puede permitir ciertas licencias que a veces no agradan. Si te gusta bien, y si no, pues también bien.