Porque los restos del dictador no pueden estar en un sitio dedicado a los caídos en la Guerra Civil por una ocurrencia de Arias Navarro a última hora.
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Partamos de una base. A mi, y a casi todo el mundo que realmente conoció en vida a Franco, me importa una mierda donde esté enterrado este señor. Es una parte de nuestra historia más, y como tal, sus huesos me merecen el mismo respeto y cariño que uno de los leones del congreso. Por ejemplo. Mero valor histórico y pare usted de contar.Con que esté muerto y enterrado, ya me vale.
Por consiguiente, si se los quieren dar a su familia, incinerarlos y tirarlos al mar, o hacer caldo con ellos, me es indiferente hasta cierto punto. Lo que no me es indiferente es que
para qué se organiza esta historia (a la que, como digo, concedo la importancia que tiene, que viene a ser entre cero y nada).
El hecho de que se va a montar el circo del progresismo, que más de uno se va a hartar de ponerse medallitas, y que las siglas del PP van a salir hasta en la sopa, es una presuposición que ni cotiza. Y que esta pantomima va a utilizarse para que parezca que el gobierno está haciendo algo cuando no está haciendo nada, y para contentar a unos socios incómodos que están como pez en el agua con estos ejercicios de postureo, tampoco.
Pero oye, como parece ser que no hay ningún otro tema importante del que ocuparse, dejemos que nos lobotomicen con estas estupideces y aplaudamos. Si nosotros estamos contentos, y ellos están contentos, pues todos contentos, ¿no?