Copio y pego (perdón por el tocho pero es una suma de varias intervenciones) lo que dije en otro foro sobre el remake de Funny Games:
No sé si aventurarme a pensar que Haneke piensa que el público es idiota y que necesita ver las películas con actores del "país de destino" para que se entiendan. ¿La entenderemos aquí?¿Será necesaria una versión con actores hispanos?
Que haya alguien que te homenajee y que calque tu película plano por plano puede tener su aquello, pero que seas tú mismo... A mí me suena a autofelación.
No creo que el prototipo del productor americano sea un tipo ciego que no conoce el cine mundial y que paga millones para hacer un remake de películas que ni siquiera ha visto. Y no creo que la industria que contrata a Haneke y le va a soltar una pasta para que ruede una nueva versión, y aparentemente calcada, de "Funny Games" ignore la naturaleza de la versión original. Es de suponer que si lo han contratado para que rueda la misma es porque conocen la original. Y esto me lleva a considerar que estos productores saben que hay un gran público al que gustará la película precisamente porque son parecidos a esos "dos chicos tan majos", y que que gusta a la misma gente a la que le gusta "Henry, retrato de un asesino" o "Viernes 13" o cualquiera de estas...
Lo más jodido del tema es que Haneke también es consciente de eso y ha hecho este clon para ese público americano, lo que da un poco de asco.
La cosa acaba en que "Funny Games", que en su teoría original es un producto que denuncia el consumo de la violencia, ha acabado aprovechándose de ello para hacer de ese consumo su mayor rentabilidad y su razón de ser en este remake. ¿Existe mayor hipocresía?
Me gustaría conocer ejemplos de algo similar a lo realizado por Haneke que se considere una "pregunta por la esencia de la obra", alguien que repita fielmente una obra propia buscando esa intención, algo similar a que Cervantes escribiera de nuevo una versión traducida al catalán de El Quijote para el público catalán, o que Coppola rodase una reproducción exacta con actores chinos de El padrino para el público asiático, o que Ford hubiera rodado una versión de El hombre que mató a Liberty Valance con actores españoles para el mercado hispano.
Me gustaría saber si nos preguntaríamos por la intenciones de un Amenábar en "preguntarse por la esencia de la obra" si se fuera a EEUU a rodar un remake calcado de Abre los ojos con actores americanos. Es más, me gustaría saber por qué no fuimos capaces de hacerlo con el Vanilla Sky, de Cameron Crowe, o hacerlo con los gritos de Takashi Shimizu sobre su propia obra.
Bueno, claro, siempre queda la posibilidad de contemplar este remake como un ejercicio estético de calco y valorarlo en ese aspecto. Pero aislar el fondo y las intenciones de este remake de las que tenía la película original me parece una lectura simplista del asunto.
Si consideramos la película original como un producto superfluo, una película de tantas, podemos hablar de su remake como de algo similar, sólo un ejercicio de clonación y situar a Haneke en el grupo de directores que ruedan nuevas versiones de sus películas para el mercado americano, como un Takashi Shimizu cualquiera, situando la mirada crítica sobre la película sólo en su aspecto externo, en el grado de fotocopia del su original (¿hasta qué grado de exactitud ha llevado Haneke esta fotocopia?, por ejemplo).
Si, por el contrario, consideramos a Haneke un autor, un director de películas con mensaje, no deberíamos aislar su obra de su "mensaje", cuando éste, supuestamente, era tan certero en la película original.
Creo que este remake es un producto innecesario para público que "entendió" o al que "iba destinado" la obra original. Todas sus virtudes están en aquella, y dudo que ese público, aunque sea norteamericano, no conozca esa película.
Esto me lleva a lo que ya dije antes, sospechar que este remake no tiene otras intenciones que llegar a otro público, un público al que no le interesa para nada el Funny Games original y que contemplará con otros ojos el remake. No es una maniobra artística sino económica... y que responde a la pregunta de ¿para qué coño iba a querer duplicar de manera perfecta algo si el pensase que lo que quería decir ya está reflejado en la versión anterior?.
Considero que Haneke es consciente de eso, de que para transmitir "su mensaje" (y para la cinefilia que le es receptiva) ya existe la obra original, …pero también existe otro mercado que explotar, ése que precisamente no denuncia el consumo de la violencia sino que hace de ello una máquina de hacer dinero. Y esto sitúa a Haneke en una situación que a mí me resulta hipócrita, la de un autor con mensaje que prostituye ese mensaje, que se aprovecha de él, y que se sitúa cómplice de eso que denuncia su obra, haciendo de esta maniobra su mayor rentabilidad y su razón de ser.
Es todo esto, pienso, lo que hace que este remake resulte algo más "moralmente censurable" que otros que se realizan o se han realizado: la propia naturaleza y razón de ser de la obra, una película que se presupone de alcance moral y no un producto inócuo de consumo, susceptible de ser versionado cada equis tiempo para nuevas audiencias y con nuevos avances técnicos.
Funny Games no juega en la misma liga que el Psicosis que fotocopió Van Sant, ni su remake parece poseer el carácter de revisión de los títulos repetidos por el propio Hitchock o Hawks. Encima, no son pocas las dudas que se tienen de que sea una película-denuncia o, más bien, un ejercicio de morbosa crueldad, con lo que, hacer su remake al abrigo de la multinacional del espectáculo no hace más que decantar su recepción hacia un lado, que desde luego no es el de "contra el sistema" sino más bién la de "vale, acepto la lectura que dais de mi película y la repito para vuestro mercado para sacarle más rentabilidad".
No me creo el carácter de infiltrado de Haneke, ni que venda pornografía infantil a los niños americanos para denunciar el tráfico de pornografía infantil entre adultos.
Y todo esto lo pienso, por supuesto, sin haber visto el remake.
En mi opinión, Funny Games y su remake tiene todos los puntos para triunfar en un mercado donde triunfan el resto de películas de terror o de psicópata que acosa y elimina a familias de la clase media/alta o se permite juegos de crueldad con ellos. La filmografía americana está llena de títulos de ese tipo. Si además, la de Haneke se presenta con ese juego de complicidad entre la película y el espectador, pienso que aún tendrá el valor añadido de "eso" que la diferencia del resto y que le da un acabado especial. Un "eso" que dudo mucho que eche para atrás a ese público que critica y que más bien creo yo que le divertirá.
Yo veo Funny Games más cercana a la definición que hace Carlos Aguilar en su diccionario, un thriller de psicopatas de arte y ensayo, que recurre a los mismos esquemas que el resto, sólo que con algo más de refinada crueldad. Funny Games sería algo así, un thriller de asesinos centrado en situaciones de violencia y morbosa crueldad, hecho con estilo, que cierto sector de espectadores refinados pueden contemplar sin sentirse culpables de pertenecer al mismo bulgo que acude a ver ese tipo de películas. Morbo de qualité con coartada intelectual para paladares exquistos.
Y como guinda, el trailer del remake: una cosa bastante podrida. Sobre todo me ha hecho mucho daño que vayan insertando letreros de DARING , DANGEROUS, WILD, etc... entre las escenas, y entre ellos decidan poner uno de SENSUAL seguido de un plano donde la Naomi Watts se ve quitándose la ropa. Quien conozca la peli sabrá que esa escena es de todo menos sensual, con lo que la opción que se ha elegido para la promoción del trailer es deliberadamente perversa y podrida.