El manto está relleno de diamantes. Pero el precio del diamante natural de por sí, y según tengo entendido, está artificialmente por las nubes. El diamante es puro marketing, humo. Es un mercado controladísimo, dónde el Marketing hace el resto y dónde unos simpáticos tipos con sombrero, barbas y trenzas controlan la distribución de tan "preciada" piedra.
Y más allá de ser formaciones bonitas, intrínsicamente no es que sean nada extraordinario o que tenga valor. De hecho, comprar y vender diamantes no es una buena inversión.
En Jupiter y Saturno los diamantes llueven.
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