Dejando de lado lo que ya creo que ve cualquiera con estos tíos (perfección técnico-artística yendo más allá siempre en alguna vertiente, aquí con la fotografía) y en lo obvio también casi para cualquiera, el recital interpretativo solemne de la película, con especial mención a la naturalidad y potencia del protagonista, me centraré en algo que no suelo hacer nunca: el guión. Y tengo que hacerlo porque he quedado tan fascinado con esta obra maestra que quiero darle una vuelta de tuerca a lo que suelo escribir.
Los Coen hacen algo increíble, veréis. Normalmente, el noventa y nueve por ciento de las películas tienen una estructura muy clara, que les acerca más al éxito. Es la estructura clásica de manual y para la que está más acostumbrado (y pide) el ser humano:
http://deux-ex-maquina.blogspot.co.uk/2012/12/el-guion-cinematografico-iii-la.html
Bien, pues Los Coen habían ya deconstruido esto algunas veces, pero es que aquí lo hacen al completo y, encima, lo entroncan con su protagonista: un perdedor. Y es que un perdedor es un tipo que no tiene estructura definida. Haga lo que haga, todo se le repite y se le maldefine. Un perdedor a veces lo es porque tiene mala suerte (atención a la gloriosa aparición de Dylan, que realmente sí supo saber lo que era y estar en el sitio adecuado...¡y también estuvo en sitios donde estuvo nuestro protagonista!), otras porque no sabe cómo venderse y otras porque no tiene empatía con nadie. No tiene que ver con el talento muchas veces y ésa es la tragedia, que en este caso hay talento, pero eso no es suficiente en una sociedad que compra muchas cosas más. Y eso es lo grandioso...¡la película empieza donde acaba y no hay arco, como la vida de un perdedor! ¡no hay altibajos, siempre perderás! ¡Y eso lo hacen también con el guión, sin giros! ¡Vaya huevos!
Y todo es matizado con tantas y tantas cosas, a saber:
-F. MURRAY ABRAHAM conmoviéndose con el tema pero estando en su sitio diciéndole que "no ve pasta ahí". No es cuestión de talento, sólamente.
-Nuestro prota montándose en coche con él en el futuro: John Goodman.
-La frustrada novia cargando todas sus tintas contra él, que lo tiene todo al máximo exponente y se aprovecha de la situación.
-La metáfora gatuna, que viene a ser la de un perdedor (la vida en círculos y al mismo sitio). No deja de ser un gato callejero.
Y tantas y tantas cosas.
ESTO SÍ, PAYNE. ESTO SÍ.