Respuesta: Invictus (aka The Human Factor), de Clint Eastwood
Lugar: Biblioteca. Día: Viernes por la tarde. Visita de rigor como cada semana. El videoclub de los cinéfilos. (emoticono risón).
Mirando por estantes me salta a los ojos el título de "Invictus". Eh, Invictus, sí, esa que aún no has visto de Eastwood. Me daba pereza pero es el master Clint quien rueda. Bueno, pues venga, de cobardes nunca se ha escrito nada.
Domingo por la noche: play y visionado al canto.
Lunes, de madrugada: stop y veredicto final: un 5. No se merece ni más ni menos.
Eastwood nos tiene mal acostumbrados. Sí, señor. Nos ofrece siempre (o casi siempre) manjares de degustación exquisita y uno no puede hacer otra cosa que agradecerlo y esperar que cada nuevo plato cocinado tenga o el mismo nivel que el anterior (o superior) y en este caso el tío se ha dedicado a cocinar algo que no tiene mal sabor, entra bastante bien pero que vamos, no es una cosa que pase a los anales y mucho menos sea considerada una de sus mejores creaciones.
Pero no le voy a negar que como mínimo la cosa entra con un mínimo interés. Su labor, esta vez como si de un documentarista de Discovery Channel se tratase nos calza la historia siguiente a la liberación y ascenso en el poder de Nelson Mandela con los ojos puestos en el deporte como medio de captación, aceptación y logro. No se le puede tachar de ser una película mal hecha, desde luego, pero le falla que no tiene un sello personal, característico o como mínimo con una garra tal que pueda mantener un interés fijo y constante. Es muy templada (quizás demasiado) pero Eastwood utiliza un tono que podría haberlo hecho más interesante o como mínimo más cinematográfico que documentarista. Y si tengo que destacar el mayor fallo de toda la película es el empleo de la BSO, demasiado intimista y que parece ser un descarte de Gran Torino (así no, Clint, las cosas como son). Aparte de utilizar una emotividad que no emociona.
No todo es malo pues la fotografía, la ambientación y la narrativa es consecuente (al igual que las dotes interpretativas de Damon. Freeman, siendo el icono de la peli, veo más a Freeman haciendo de Mandela que no al personaje que representa).
Desde luego el filme es un título menor (y bastante justito las cosas como son) en la extensa carrera como director. Bueno, se lo puede permitir.