Está claro que el asunto al menos ha servido para traer el debate a la mesa, pero me gustaría que no lo convirtiéramos en el clásico "iOS vs Android", o "Mac vs PC"; las posturas extremas están condenadas a no entenderse y eso no enriquece la discusión sino que más bien la enrarece.
Existen distintos planos de discusión, y al igual que los reflexionamos nosotros, podemos estar seguros de que en Apple también se los han planteado, pero lo habrán hecho teniendo en cuenta que son una empresa y además de satisfacer las necesidades del usuario, deben mantener el negocio en términos de rentabilidad.
No olvidemos que son una compañía que cotiza en bolsa y antes que a sus clientes, se deben a sus accionistas y al valor de la acción. Puede parecer drástico, pero es así. Y la acción de Apple ha sido castigada muy duramente en el último año: hace 9 meses (coincidiendo con la presentación del iPhone 5) hacían falta 700 dólares para comprar una acción, y hoy sólo hacen falta 437.
"Los mercados" son muy cabrones, y el nivel de exigencia es extremo. Para que los inversores sigan considerando a Apple una buena inversión, se le exige que sigan innovando de la forma que lo han hecho hasta ahora, y presentar productos con el nivel de "revolución" que supusieron iPod, iPhone y iPad es muy difícil, y si a eso le sumamos la desaparición del carismático Steve Jobs, la confianza ciega en su capacidad de crear desaparece y se ve mermada por un Tim Cook que pudiendo brillar como gestor, no está al mismo nivel de Jobs como comunicador.
Conviene recordar que además del hardware, Apple vende también servicios a través de Internet, y es lógico que haya un cierto proteccionismo para no hacerse daño unas divisiones a otras. Si la iTunes Music Store vende música, es lógico que los sistemas operativos de sus dispositivos móviles se hayan diseñado para impedir que el usuario pueda traer música de otras fuentes de forma sencilla.
Todo va encaminado a que además de comprar un hardware con un diseño que nadie pone en discusión, lo adquieras acompañado de un software fácil de utilizar y que te lleve de forma sencilla a gastar más, a consumir, bien sea música, cine, series o aplicaciones.
También se han especializado en conseguir que todo funcione mejor si lo acompañas de más productos de la manzana. Por ejemplo, si introduces un Apple TV en tu ecosistema de equipos, le das mucha más funcionalidad a tu MacBook portátil, a tu iPhone o a tu iPad, así como hay otros muchos componentes en forma de accesorios que te lo hacen todo un poco más fácil: las copias de seguridad en red con Time Capsule, funciones avanzadas de red que enlazan con tu equipo de música con el AirPort Express, etc.
Productos que se venden a un precio demasiado alto para lo que en realidad ofrecen, pero que la gente paga sin rechistar. ¿Por qué? porque la promesa básica es cierta: son
bonitos, fáciles de usar y son fiables.
Steve Jobs era un obseso del diseño y de la relación de este con la interfaz de usuario para asegurar que sus productos pudieran usarse sin necesidad de un manual, que cualquiera pudiera intuir su uso. Y para conseguirlo se empeñó en seguir a rajatabla un concepto sencillo:
simplificar al máximo. Aunque eso supusiera renunciar a determinadas funcionalidades.
Gracias a ello y al empeño que le puso en buscar soluciones a problemas que parecían imposibles de conseguir, eliminó todo lo que sobraba de los productos. En mi opinión, uno de sus mayores éxitos fue la eliminación del teclado físico del teléfono, siendo sustituido por una pantalla táctil con una excelente capacidad de respuesta.
Seguro que él no fue el inventor de la pantalla táctil, como tampoco lo fue del ratón o del escritorio en modo gráfico, pero sí fue el que consiguió rescatar el invento de un lugar en donde no progresaba y lo convirtió en algo que acabó consumiendo todo el mundo y en un fenómeno social. Y todo esto siempre manteniéndose fiel a su promesa: que los productos sean
bonitos, fáciles de usar y fiables.
Siempre hemos dicho que la competencia es sana pues impide que quien ha creado un concepto se duerma y le obliga a innovar. Y la respuesta de los competidores al planteamiento de Apple no ha sido igual en todos ellos. A día de hoy esa competencia se me antoja muy reducida y creo que no me equivoco si digo que sólo Microsoft y Google pueden hacerle sombra.
Microsoft ha llegado como siempre tarde, pero como tiene recursos muy importantes, ha conseguido dar con un buen producto que ayudados por el diseño finlandés a través de su alianza con Nokia, cumple también con ser atractivo, con una interfaz fácil de usar diseñada para que además consuma pocos recursos y con eso garantizarse la tercera clave: la fiabilidad.
Google ha llegado a un nivel de desarrollo muy elevado de su sistema operativo, y la verdad es que hoy hay productos muy interesantes en las gamas de los fabricantes que lo montan, y pienso que se centraron en dos aspectos que Apple no cubría:
acercar el teléfono a los usuarios que no podían permitirse el coste de un iPhone, y por otra parte ofrecerle
libertad al usuario para personalizar el terminal a su gusto.
No todos los usuarios son usuarios domésticos, la mayoría de las empresas no pueden permitirse comprar un iPhone para sus empleados, así que tienen que mirar en otra dirección, y esa dirección se la ha mostrado Google como fabricante del sistema operativo y Samsung como fabricante, que también ha sabido mirar analizar muy bien las claves del éxito de Apple y copiar las ideas con el máximo descaro.
Y con respecto a la libertad del usuario para personalizar el terminal, queda claro que tanto si hablamos del Jailbreak en iOS o de rootear en Android, a muchos usuarios les gusta poder personalizar el terminal, convertirlo en "su" terminal y no en uno idéntico al de los demás.
Pero también es cierto que tanto el Jailbreak en iOS como el rooteo en Android, abren las puertas al usuario para que instale software que no ha comprado, y ese es un motivo muy fuerte para muchos que entienden que con haber pagado el terminal, el resto tiene que ser gratis.
Apple ha seguido con el mismo diseño de su interfaz desde que en 2007 presentó el primer iPhone y seis años pesan mucho en tecnología, así que se veía obligada a una renovación, pero que no comprometiera sus máximas: tenía que ser
siendo bonita, tenía que ser fácil de usar y tenía que ser fiable.
¿Lo han conseguido? Eso lo dejo para la segunda parte de este tocho, mi análisis sobre iOS 7.