No es menos trágica la muerte de 1500 civiles en Gaza a manos de Israel que la de medio millón de civiles en Irak a manos de EEUU, Europa (incluida España que participó en las invasiones de Irak y Afganistan) y a manos de otros musulmanes en el letal conflicto que enfrenta a Sunitas contra Chiitas. La muerte es siempre horrible y más cuando en gran parte es de víctimas civiles. Tampoco quiero trivializar lo que Israel está haciendo en Gaza por ser muchas menos víctimas en comparación con otras matanzas masivas de civiles musulmanes en Oriente Medio en las últimas décadas. Éstas han hecho que por cada musulmán que es víctima del ejército Israelí hayan muerto más de 800 a manos de los ejércitos de Estados Unidos, Europa, y especialmente asesinados por otros musulmanes. Mi preocupación viene porque una de las características más claras de los antisemitas es tener una indignación selectiva. Es por eso que, lamentablemente, la reacción de Javier Bardem, Penélope Cruz y Pedro Almodóvar llamando a Israel “genocida” es antisemita. Especialmente por llamar genocida a Israel, un país constituido en 3 cuartas partes por judíos que vivimos un genocidio de tal escala que hoy en el mundo, a pesar de haber 7 veces más habitantes que en 1900, aún hay menos judíos que entonces. Somos sólo 14 millones en un mundo de 7200 millones de personas. En España sólo 30 mil en un país de 43 millones. O para medirlo de otra manera: mientras que los nazis mataron al 40% de los judíos del mundo (6 millones), Israel ha matado a 1500 palestinos, España y sus aliados en Irak y Afganistán, según varios cálculos, mataron a medio millón de personas y no se habla de genocidio. En 1990 había dos millones de habitantes en los territorios palestinos, hoy hay más de 4 millones.
Ser antisemita consiste en horrorizarse selectivamente de lo que hacen los judíos y de no demostrar la misma indignación cuando otros grupos étnicos o culturales hacen lo mismo o incluso algo peor. No es que Israel no cometa excesos en su defensa contra Hamas. Efectivamente los comete y yo como judío sufro a diario igual que todos los demás cuando veo la muerte de inocentes. Pero estos excesos son especialmente ilustrados en la prensa española y no por ejemplo los de Bashar Al Assad que a pocos kilómetros de Israel ha asesinado a 150 mil de sus ciudadanos. La respuesta excesiva de Israel tras recibir 2000 bombas lanzadas por Hamas contra su población civil es menor comparada con lo que cometieron los ejércitos de Europa y Estados Unidos en Irak y Afganistán o lo que está cometiendo Bashar Al Assad con su propio pueblo. Es esa indignación selectiva la que me preocupa justamente porque lleva a agresiones y hasta a asesinatos contra judíos de la diáspora como vimos en Bélgica y Francia. Porque no todo el mundo tiene claro que una cosa es ser judío y otra ser ciudadano de Israel. Yo soy judío y no soy ciudadano de Israel sino de España. ¿Dónde estaban Cruz, Bardem y Almodóvar cuando en la vecina Argelia se asesinaron a más de 100 mil civiles en la última década? ¿dónde está su denuncia sobre lo que los extremistas musulmanes de ISIS están haciendo estas semanas con las comunidades cristianas de Irak? Sería muy diferente si Almodóvar, Cruz y Bardem hubieran pedido lo que todos deseamos urgentemente: un alto al fuego y la paz entre israelíes y palestinos tal como fue pactada en el Tratado de Oslo. Pero llamar a los israelíes selectivamente genocidas, eso es antisemitismo.
Agregado posterior: buena noticia Penelope Cruz y Javier Bardem se acaban de arrepentir de llamar a Israel genocida y dijeron que se declaran en contra del antisemtismo. Me alegro que se dieran cuenta porque les he conocido en persona y me parecieron gente entrañable y me había dolido mucho su aseveración. Pero queda mucha gente en España que sufre de indignación selectiva y por eso dejo mi artículo. Si ellos se dieron cuenta, probablemente porque están expuestos a otras culturas, espero que otros también se den cuenta. Y termino diciendo que lamentablemente España es un país con muchas indignaciones selectivas, ultimamente otras que me duelen son la de los catalanes a los madrileños y los madrileños con los catalanes.