Respuesta: James Cameron - Post Oficial
(
Terminator 2: Judgment day, 1991)
"
Ahora sé porqué lloráis... pero eso es algo que nunca podrá hacer".
James Cameron revolucionó el campo de los efectos especiales con esta secuela de su gran clásico de la sci-fi consiguiendo un punto y aparte. Y eso es lo que más se destaca después de 19 años después. A día de hoy, en pleno 2010, aunque haya algún efecto que otro que pueda cantar un punto, por lo demás la película sigue manteniéndose fresca, lozana y original igual que lo fue en su día.
Pero aparte de ese aspecto fundamental lo cierto es que la película sigue siendo tan endiabladamente buena como lu fue en su día. Una muestra de que se puede conseguir una secuela digna y plausible. Puedo llegar a entender que se le considere un remake de la primera (más o menos es el mismo guión - plantilla) y esa quizás sea su lacra (o punto a señalar) pero desde luego, por mi parte, gana todos los aplausos del mundo habidos y por haber porque Cameron, sabiendo al 100% que iba a repetir patrones, como mínimo se digna a igualarlos (o mejorarlos) consiguiendo un sinfín de ideas, apuntes, escenas y momentos que han quedado en la memoria colectiva. Y si bien es cierto que quizás el guión tenga alguna licencia que otra que podría haberse eliminado (Arnold sonriendo, por ejemplo, o el sueño con Reese) por lo demás me parece igual de bueno e interesante como lo fue el primer ejemplar.
Si de algo puede presumir el director con esta secuela es que, al igual que con su precesora, mantiene el pulso narrativo, el ritmo y la dosis de acción en su justa medida, consiguiendo que la siguiente escena sea mejor que la anterior hasta acabar en esa batalla final entre dos máquinas letales. Y lo cierto es que de ello se encarga todo el elenco... un estado de gracia perpetuo. Empezando por Linda Hamilton, un cambio de registro bestial, brutal, una auténtica terminator de carne y hueso que no dudará ante nada ni nadie por conseguir lo que se propone.
Encima Cameron tuvo la gracia de cambiar la villania de Schwarzennager por una protección infinita (Cameron sabe que su actor fetiche, junto con Bill Paxton, no es un actor de registros y que mejor manera de hacerle actuar que interpretando... ¡una máquina!. Si este no es el mejor chiste de la historia del cine...). Arnold consigue, desde su primera aparición, mantener, como mínimo, la atención y el acierto que ya logró en la primera entrega. Pero si encima le añadimos ese dramatismo épico en la parte final desde luego, a mi, ya me convence y me conquista. La relación que mantiene con Furlong es increiblemente real, convincente, tierna y a la vez, cinematográficamente hablando, un acierto. Furlong, quizás en su mejor papel de la historia junto con American History X (y el mejor John Connor de la saga). Convincente y en su justa medida.
Pero no me puedo olvidar del mejor villano de toda la saga y uno de los mejores villanos de la historia del cine: ese T-1000, interpretado por un Robert Patrick brillante cuya presencia lo dice todo sin apenas diálogos. Él es una máquina real, letal, creíble y sobre todo aterradora (todas y cada una de sus escenas llenan la pantalla, ya sea corriendo, ejecutando o asimilando).
Cameron siempre me ha parecido un director que en sus excesos están sus virtudes y que de todos los directores contemporaneos del cine de acción (entiéndase de los 80 para aquí, con permiso de alguno que otro) es de los que más me complacen porque dota a las escenas de una espectacularidad, una física y unas maneras que me complacen. Podría citar todas y cada una de las escenas donde implica la acción física y me quedaría corto. Momentos como la entrada en el bar, la escapada del centro psiquiátrico (quizás la mejor escena de todas), todas las escenas que implican persecución en carretera o la pelea final entre las dos máquinas (un brío, una acción y una dirección pocas veces conseguido en toda la saga).
Pero no me puedo olvidar de todas las escenas en las que Cameron innovó, sorprendió y nos dejó a cuadros con los "recursos" del T-1000. Siguen siendo magníficos, de una originalidad y una frescura maravillosas (cítese, por poner sólo un ejemplo, el traspaso de la reja... ¡que sigue siendo creíble a día de hoy!).
Pero no me puedo olvidar de la BSO, haciendo más grande la película si cabe, dotando a las escenas de acción de un ritmo, un sentido y una grandiosidad épica casi inigualable (superando, si cabe, a la primera entrega). Una fotografía muy recurrente como en todo el cine de Cameron (pero que aquí quizás sea donde más me funcione: esos tonos azul metálico en contraste con la fotografía soleada del desierto junto con la fotografía brusca de la fundición).
Un título que sigue manteniendo su rabia, su furia y su maestría. Un título que me demuestra, una vez más, porqué Cameron sigue siendo uno de mis favoritos. Un título imprescindible en la saga y que vale la pena descubrir para todo aquel que aún no lo haya hecho ya.