Respuesta: James Cameron - Post Oficial
(
Terminator 2: Judgment Day, 1991)
"
Está en vuestra naturaleza destruiros mutuamente" (
T-800, Arnold Schwarzenegger).
Remakeando la secuela
Terminator no fue construída como el comienzo de una saga pero a tenor del resultado tanto en taquilla como la fama y culto que iba adquiriendo con los años, aparte de la petición del público de más siete años después Cameron se planteó una secuela. Después del fracaso en taquilla de "The Abyss" (aunque también acabó convirtiéndose en pieza de culto) decidió crear la secuela tan ansiada del cyborg asesino del futuro. No se puede negar que "Terminator 2 - el juicio final" es un remake (inconfeso) de la primera entrega sólo que con pequeñas diferencias y un poquito más de profundidad en cuanto a los personajes para poder ser considerada una secuela en condiciones, al igual que intercambiar roles o darle mayor énfasis en los carácteres. De ahí que en este caso Schwarzenegger, uno de los mayores reclamos de la saga, sea convertido en el protector y bueno de la función, relevando al personaje de Michael Biehn, al igual que Sarah Connor pasa de ser una mujer frágil e indefensa a una máquina letal con el ojo puesto en la protección de su hijo John y a su vez eliminar todo cuanto sea posible para que ese futuro tan oscuro y apocalíptico nunca llegue a existir.
Esta nueva entrega podría verse incluso como un reboot o una puesta al día de lo que fue Terminator, al contar con un presupuesto mucho mayor, añadiéndole que Cameron iba adquiriendo mayor empaque en sus películas en cuanto a planificación, exposición y ejecución. Sin ir más lejos el esquema guionístico y las bases de Terminator 1 son más o menos las mismas que Terminator 2 y a excepción del añadido de introducir en la ecuación a John Connor como novedad argumental todo sucede de la misma forma pero la dirección, los efectos especiales, la fotografía y el diseño de producción era mucho mayor, mucho más llamativo, mucho más espectacular y sobretodo mucho más logrado. Cameron le da una profundidad mucho más épica a los personajes al igual que el guión está enfocado en darle un toque más trascendental de lo que vimos en la primera entrega. Así como en la primera parte se explicaba cómo era ese futuro y como los humanos intentaban sobrevivir aquí, el T2, se intenta evitar que eso suceda y se concibe una interacción con los creadores/dueños de Cyberdine Systems, futuros padres de Skynnet.
Pero es innegable que esta secuela/remake es, quizás, la película de acción de los 90 sin lugar a dudas. Es un ejercicio de estilo remarcado y anclado en un espectáculo de proporciones inagotables. Todo a razón de que los efectos especiales, de la mano de ILM, fueron un punto y aparte y que a día de hoy siguen funcionando perfectamente, integrados sin resultar molestos o que provoquen la sensación de haber quedado anticuados y al servicio de la historia para darle mayor perspectiva, aparte de contener un maquillaje verosímil y una dirección para las escenas de acción y tensión muy lograda. Así como el T-800 / Schwarzenegger fue la sensación del momento allá en los 80, quedando como un icono en sí mismo lo mismo sucedió con el T-1000 / Patrick en los 90. Se acabó convirtiendo en la sensación y un personaje de moda quedando como uno de los mejores villanos de la saga y del gremio de villanos en general.
Porque Robert Patrick no ha tenido hasta la fecha personaje más interesante y más conseguido que este Terminator de imposible eliminación y credibilidad pasmosa. Su presencia impone y lo mejor: su mimetización con su rol hacen que en todo momento uno consiga creer que es un letal asesino superando, con creces, la interpretación de Arnold como tal pues en esta segunda entrega, aunque seguía interpretando al T-800 con convicción acababa convirtiéndose en la estrella famosa y acaba perdiendo un poco la perspectiva del personaje. Momentos como Patrick bajando las escaleras al intentar dar caza a John, la conducción del camión o la pelea entre él y Arnold en la fábrica resultan convincentes y sobradamente conseguidas al respecto.
"Terminator 2 - El juicio final" se convirtió en una pieza clave en la saga confiriéndole el apelativo de madurez y confiándole un estilo más concreto y sobretodo más cuidado (reiterando que el contar con mayor presupuesto y un equipo entregado es más que notable). Tan sólo fijarse en cómo se da mayor énfasis a la epicidad trágica de todas y cada una de las acciones ejecutadas pues sigue estando presente el tema de un destino que es imposible eludir y no importa el querer cambiarlo pues está todo programado. De ahí que el liberar a Sarah del psiquiátrico o el eliminar los proyectos de Dyson sólo evitan un desastre momentáneo pues el futuro ya está escrito.
Y aunque el protagonismo escénico se lo llevan los Terminators y sus respectivas dotes destructivas es interesante descubrir las dotes de mando de John Connor que tanto hemos ido contemplando y escuchando en la primera entrega. Furlong es una apuesta arriesgada pues por momentos resulta un tanto irritante debido a su rebelde carácter pero es un valor añadido el control que posee sobre todo. Aunque resulte un poco patética la orden que le da al T-800 de no matar a nadie es decisivo para lo que será en el futuro. Al igual que Sarah, una mujer decidida y que se defiende a sí misma (la espectacular escena donde logra escapar del psiquiátrico), acaba siendo una mujer que obedece las órdenes de su hijo cuando evita acabar con la CPU del Terminator o cuando evita en el último instante de matar a Dyson.
La versión del director añaden y amplían escenas que algunas resultan innecesarias como la de John enseñándole a sonreír al T-800 (aunque su inclusión sea para darle una explicación a porqué Arnold sonríe en uno de los momentos más icónicos), el T-1000 destrozándose ante tantas transformaciones o Dyson en una escena más familiar pero luego contamos con la escena más íntima y onírica donde Sarah recibe la visita de Kyle y o esa otra donde vemos el reseteo del T-800 con un maquillaje y efectos muy logrados. Pero aún si el guión es (o no es) más profundo de lo acostumbrado como bien refleja la escena del desierto donde la voz en off de Sarah expone y comprende la interacción de su hijo con la máquina y cómo acabará convirtiéndose en el líder de la resistencia T2 se erige como un producto de facturación impecable y una colección de escenas repletas de rabiosa acción y muy bien ejecutadas:
- El prólogo, que ampliaba el futuro post apocalíptico de la primera entrega, con la aparición de los T-800 en su pleno apogeo y presentando un panorama totalmente caótico y desolador con una maqutación y unos efectos más perfilados y mucho más efectivos.
- La aparición del T-800 en el bar de carretera convirtiéndose con la indumentaria adquirida (y esas gafas como broche final) en todo un icono.
- La persecución frenética del T-1000 dentro del camión. La sensación de velocidad, tensión y acción es puro deleite visual.
- La escapada del psiquiátrico, montada en tres partes (fuga-enfrentamiento-persecución) es uno de los mejores momentos de toda la película por la simple razón de que el montaje, planificación y reconversión de una de los mejores frases de la película ("
Venga conmigo si quiere vivir") en un símbolo de confianza. Aparte de que 3 de los efectos más impactantes sucede en este momento: el traspaso de la reja, la reventada de la cabeza del T-1000 y la apertura del ascensor, una escena pequeña pero lograda por la factura técnica que contiene.
- La destrucción de Cyberdine Systems. El plano del T-800 desde lo alto del edificio es uno de los planos más interesantes de toda la película, aparte que el aroma de McTiernan y su puesta en escena es más que patente.
- La concatenación de escenas finales muy deudora de la primera parte y cuya realización es muy semejante sólo que aquí es mucho más espectacular y épica: la persecución del camión con hidrógeno líquido - la pelea / persecución en la fábrica / pelea entre las dos máquinas (donde el maquillaje y los efectos especiales son lo más logrado hasta la fecha). Si encima le añadimos la épica trágica al destruir al T-800 quien ya no es una máquina sino un miembro más de la familia disfuncional se acaba convirtiendo en la parte más amable y triste de la destrucción del T-800 de la primera parte.
A día de hoy sigue siendo una de las secuelas más logradas de la historia del cine y aunque sea muy deudora de la primera parte no deja de ser un producto bien facturado, bien terminado y con la dosis justa de perfectos efectos especiales punteros y nunca vistos hasta la fecha, concatenación de escenas de acción bien ejecutadas y una fotografía azul tan característica del director junto con una banda sonora que se convirtió en un leiv motiv del género en sí mismo. Acaparó los premios gordos referentes al apartado técnico en la noche de los Oscars y a su vez se convirtió en uno de los pocos títulos que aunque guionísticamente no era un punto y aparte sino más bien seguido sí que se puede indicar sin miedo a equivocarse que superaba, con creces, a su original en cuanto al apartado técnico siendo más una puesta al día, como si Cameron quisiese mejorar o superarse a sí mismo. Está claro que lo consiguió.