JOHN FORD



"El más puro y más fecundo abrazo de amor que se den entre sí los
hombres, es el que sobre el campo de batalla se dan el vencedor y el vencido".


Unamuno.


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Va a ser que no, Miguelin...

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Concurr...
 
Joer, qué buena es La legión invencible en glorioso Bluray! Qué foto! Es impresionante cómo la foto absorbe la película y Ford contento con ello, claro.
 
Las uvas de la ira

Crónica del éxodo masivo que empujó a familias enteras en EEUU a labrarse un porvenir en California, lejos de unos hogares perdidos para siempre debido a la gran depresión: en lugar de encontrar la tierra prometida y una mejor situación, se toparon allí con el hambre, la miseria y la explotación que afectaba a cientos de personas en su misma situación. Un alegato a favor de la unidad familiar, o lo que es lo mismo, lo último que se pierde cuando nos lo arrebatan todo, unos valores intangibles que perviven, o deben pervivir, lejos de la tierra natal que les sirve de base, cuando la dureza de las condiciones amenaza con la definitiva extinción de estos vínculos. Uno de los puntos fuertes de la película es el sensible retrato femenino que hace Ford de la madre de la familia protagonista, los Joad, una mujer tan frágil, tan vulnerable, como capaz de mostrar fortaleza cuando las circunstancias lo requieren y ser quien mantiene unidos a los demás. El viaje de estos granjeros de Oklahoma a través de un país inmenso (que, siendo el suyo propio, bien podría ser Marte para ellos), lleno de riesgos y porque no les queda otra, es tratado con la sencillez habitual del director, convirtiéndolo en algo épico, en una aventura que les pondrá a prueba y no todos saldrán ilesos. Cada uno de los Joad tiene sus rasgos particulares y motivaciones: entereza el padre, inocencia los niños (entrañable descubrimiento de algo tan cotidiano como unos baños públicos), comprensible realismo el cuñado… aunque me entero de que alguno desaparece bruscamente de la trama por cuestiones de montaje.

Obra muy grande, lírica sin aparentarlo, sin efectismos más allá de la puta realidad y con algún que otro subrayado en forma de diálogos-monólogos expositivos; el final, por ejemplo, es un poco pegote y busca atenuar la crudeza de la historia (que en la novela de Steinbeck es mucho más desesperanzadora, al parecer, y que podría haber finalizado con la despedida de madre e hijo), apostando por el optimismo ante un futuro incierto y apelando al pueblo (alusión tomada de la constitución americana), una interpelación directa al espectador del momento, que tan putas las había pasado. La era Roosevelt y sus políticas intervencionistas (o un “ayudemos al americano medio para que no se haga comunista”), de hecho, quedan bien retratadas en forma de represión policial (fuerzas del orden del lado de los propietarios) y de una visión positiva de las ayudas públicas (un oasis en la tortuosa odisea de los Joad). La vida, en definitiva, como ciclo que no puede permitirse parar, con sus alegrías y sus pesares, la adversidad como prueba continua de nuestras fortalezas (mensaje peligroso, aunque comprensible en su contexto)… y por encima de todo, la dignidad, lo último que nos separa de ser animales o máquinas, de todo ésto va la película. Ahí tenemos a Fonda, un tipo perseguido hasta el final, siempre íntegro, ignorante pero ansioso por entender lo que le rodea; el suyo es un viaje de aprendizaje que sólo acaba de comenzar… por no mencionar a su mentor, un predicador loco sólo en apariencia, cuya fe revive en forma de lucha contra las injusticias desde su misma base.

No me olvido de destacar la labor fotográfica de Gregg Toland, que nos regala instantes tan potentes en lo visual como el comienzo en la granja (convertida en un territorio de muerte y abandono, donde los pocos que quedan parecen almas en pena), los tractores arrasando con todo, como dirigidos por un poder invisible y burocrático, que las pobres gentes no entienden y ante el que nada pueden hacer… por no mencionar el plano subjetivo recorriendo el campamento de inmigrantes, próximo a lo documental.
 
Misión de audaces (1959)

Otra película Ford al parecer no especialmente querida, pero me ha parecido más entretenida que otras. A la incursión de un escuadrón yanki en territorio del Sur, el tema distintivo respecto a otros films es el personaje de William Holden, doctor bienintencionado y humanista, y su contraste con un hosco John Wayne al que las maneras del otro hacen rabiar. Me sobra como siempre la típica canción de los western clásicos, si la quitan (aquí y en todas) en mi opinión no pasaba nada, aunque ya sé que para muchos tienen su encanto y tal (no te me enfades Duke ;) :juas). Me ha sorprendido el atrevido momento para la época "prefiere usted muslo o pechuga?" mientras Constance Towers se inclina enseñando gran escote :mmmh
Ta'bien
 
He vuelto a ver Centauros (otra vez) y me ha vuelto a subir (otra vez), en realidad me ha vuelto loco ... Es que lo del arranque y toda la historia en off, sin decir una puta palabra, que cuenta Ford con 3 ó 4 miradas y gestos sobre el pasado de los personajes y quién lo sabe es algo que, efectivamente, no se puede describir con palabras. Además, como dice Marías, es un western extrañísimo, lejos de cualquier convención con un protagonista piscopático que deforma su vida y sus objetivos entorno a un monstruo subjetivo (los indios como enemigos) al que no solo entiende y conoce más que nadie sino que, además, se mimetiza con él extrayendo lo peor, y lo canaliza con una misión de rescate eterna y surrealista, lejos de cualquier raciocinio, ya que cuando la tiene a tiro, directamente, la quiere dinamitar. Y, a pesar de todo esto, Ford trata con un cariño y comprensión infinitas a Ethan (también a los otros personajes, claro, incluso a Scar). Una obra maestra.
 
He vuelto a ver Centauros...

Pues yo he vuelto a ver otra de sus obras maestras (y aquí voy a dar la nota discordante): El fugitivo... una auténtica comilona visual, repleta de composiciones pictóricas acojonantes, claroscuros que derrochan sensibilidad (y expresividad) y movimientos de cámara que (cuando hacen acto de presencia) te atrapan, te golpean y te queman los ojos de emoción (esos travellings siguiendo a Armendáriz a caballo, mientras arenga a las masas). Todo ese inicio casi bíblico en la iglesia (entre tinieblas) con lo de la pila bautismal y la comunidad acudiendo poco a poco a la llamada (el fulano con muleta entrando tímidamente) está claro que se la pone muy tiesa a Pedro Costa (y, en el pasado, a Kurosawa). Ya no se hacen películas así... Por ejemplo, en el (re)encuentro del teniente con Dolores ambos lo dicen absolutamente todo con la mirada (ya sabemos incluso que la hija es suya) sin necesidad de blablablas, con unos primeros planos hermosísimos... No entiendo que a algunos espectadores les resulte aburrida o la desprecien por su (aparente) sencillez; para mí está, sin duda, entre las más grandes de Ford.

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Por cierto, en esta revisión el personaje de Naish me ha recordado al Kichijiro de Silence...
 

De qué película es esta imagen?

Vista Misión de audaces (The Horse Soldiers, 1959), no solo no me parece menor, como he leído ya varias veces, sino que, probablemente, se ha convertido en mi favorita, recuerdo a Trelko ponerla muy arriba también. Es una obra descomunal, la única que rodó íntegramente sobre la guerra civil, y tampoco entiendo que esté considerada como poco fordiana, pocas cosas más líricas (y más impresionantes) que el final de esta película. Tiene una premisa, casi un mcguffin bélico que le importa bien poco a Ford, la misión de destruir las vías ferroviarias confederadas por parte de los unionistas, él decide vehicular el desarrollo entorno al triángulo Wayne/Holden/Towers, curiosamente no amoroso sino que, con Wayne siempre en el centro, elabora los contrastes Norte/Sur y tradición militar/humanismo inherente a la medicina, y es el humanismo el que lo desborda todo, el que genera el amor, Ford se vacía absolutamente en una película que no me atrevo a denominarla como antimilitarista (Ford nunca es tan fácil) pero casi, porque todo este hueso central de la trama, durante muchos momentos, queda diluido por el sufrimiento y los sentimientos de ambos bandos en la contienda, me parece imposible ser más antimaniqueo. Visualmente, es tan brutal, tan rotunda como lo pueda ser The Searchers, momentos imborrables de cantos de ambas tropas en marcha, el uso del color y del vestido de Constance Towers, el inenarrable momento en que la sombra de Wayne se proyecta sobre ella, el encuadre de la conversación entre arbustos de Wayne y Holden, todos los momentos bélicos que son cima del género ... Vamos, una maravilla.
 
Gracias, y eso que la vi hace poco, no recordaba el plano.

Vista Cuna de héroes (The Long Gray Line, 1955), reivindicada por Miguel Marías y otros como una de las mejores de Ford (y, junto a The Wings of Eagles, la mejor de las no famosas), entiendo perfectamente dónde le ven la grandeza aunque no creo que llegue a sus mejores películas (especialmente, westerns). La película es puro amor al protagonista pero incluso más al resto de personajes, curiosamente igual que la reciente The Irishman es una reflexión reposada sobre el paso del tiempo, aquí una comedia en su primer tramo que, precisamente por su condición de comedia inicial, hace que el drama resuene de forma nostálgica en el segundo sin forzar en absoluto, tiene unas elipsis elegantísimas y momentos de una sensibilidad arrolladora, el personaje del padre es desarmante tanto por sus silencios y todo lo que se asume con su presencia como por todo lo que hace y como se desarrolla su vida en off, es mucho más que un alivio cómico. La modestia del protagonista y el costumbrismo irish todavía la hacen más querible, y la historia de amor alargada durante tanto tiempo se siente mucho con, al menos, dos clímax desgarradores. Hace muy buena sesión doble con la extraordinaria y superior Battle Cry, del mismo año y del gran Raoul Walsh.
 
Qué buena también Dos cabalgan juntos (Two Rode Together, 1961), quizás no tan redonda como The Horse Soldiers porque tiene un punto más maniqueo en su tema central, aquí un claro alegato antiracista (se hacen absolutamente surrealistas las acusaciones de fascista a Ford, va casi a peli por defensa de derechos humanos), pero vuelve a tejer un nudo central entre dos protagonistas antagónicos en su manera de entender el mundo en otra misión de rescate en que se necesitarán, complementarán y, finalmente, coincidirán en su defensa de la integración social y racial en la comunidad. Todo ello con una parte muy importante de la película de convivencia entre ellos dos (memorable plano sostenido de varios minutos a la orilla del río) y otra, no con menos peso, de cohabitación con una comunidad de colonos a los que quieren devolver familiares raptados por los comanches. Las dos historias de amor funcionan de maravilla, explotan en un clímax en forma de baile social y ponen la salsa a otra gran película, con grandioso prólogo y epílogo que riman entre sí.
 
Memorable la presentación de Jimmy Stewart...

Le da el camarero una birra y empieza la conversación:

-Gracias, Jesús.
-Señor, la viuda de Gómez ha dado a luz está mañana. Un niño.
-¡Hurra por la viuda de Gómez!
-Pero señor, hace más de un año que enterraron al señor Antonio Gómez en la iglesia.
-Bueno, hay algunos hombres en los que no puedes confiar en que se queden donde los meten.

:mparto:mparto:mparto
 
Impresionante, desde luego el pepinazo de El hombre que mató a Liberty Valance no fue una sorpresa, venía de 3 maravillas como Misión de audaces, El sargento negro y Dos cabalgan juntos.
 
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