JOHN FORD

La tengo pendiente (y a punto de ver) y tiene pintaza, pero me refería, aparte de la calidad, también a que fueron 3 westerns, y El sargento negro es más especial, pero Misión de audaces y Dos cabalgan juntos comparten mucho con Liberty Valance, esa dualidad progreso/tradición representados en los dos protagonistas ...
 
no conozco en profundidad la filmografia de Ford, Liberty valance y Dos c abalgan juntos son geniales desde luego, por no nombrar las de siempre, pero todavia no he visto " La taberna del irlandes" e " uvas de la ira". La semana pasada vi " MOgambo", es un Ford mas ligero y de menos calidad pero es francamente divertida y entretnida la pelicula, que opinais?
 
La taberna del irlandés (Donovan's Reef, 1963). Es curioso porque después de ver esta película enseguida viene el nombre de Hawks (mujer de carácter, película libre, grupo heterodoxo compinchado, ...) y, a la vez, una vertiente del propio cine de Ford, la más cercana a la fabulesca de The Quiet Man, pero a mí a lo que más me suena es a Raoul Walsh, ese joie de vivre contra viento y marea, la libertad que transmite esa isla, esa amistad ruda a base de puños, casi parece una película de dibujos animados de las de antes. Y más allá de comparaciones, es pura delicia el descubrimiento mutuo entre hermanas, genuina sensibilidad por el mestizaje, el respeto a culturas y religiones, todo enmarcado dentro de un mundo de divertimento alucinado y fantástico, entre imaginado y, a la vez, tan real en tantos matices. Y el trío Wayne/Marvin/Warden se sale en su química.
 
He seguido viendo Ford y dudo que me pare, la epopeya india absolutamente gloriosa de Cheyenne Autumn (1964) y lo compro todo, también el inserto divertido de Wyatt Earp y compañía, y vaya color y cómo está rodada esta película, a lo grande, probablemente con el mayor sentido del espectáculo de su carrera (junto a The Searchers y She Wore a Yellow Ribbon) y lo hace para honrar a los indios, pero no se queda en esa dignidad de pueblo herido sino que monta una historia de celos y juego de poder entre ellos mismos, una maravilla.

He recuperado también Rio Grande (1950), probablemente la más irresistiblemente romántica de la trilogía, si en She Wore a Yellow Ribbon la fotografía se apoderaba de la película aquí lo hacen las canciones que rodean a un núcleo familiar en un entorno hostil, además, la misión también involucra al hijo, con el poético enclave fronterizo del Rio por excelencia en los westerns.

Y la celebérrima How Green Was My Valley (1941), en la que todo el sentimentalismo está justificado ya desde el arranque con la historia evocada y la nostalgia por bandera, es puro Ford en todas sus decisiones, no veo esa diferencia que a veces he leído entre el Ford duro y el Ford sensiblero, la historia (el final) entre Maureen O'Hara y Walter Pidgeon está contada como la de John Wayne y su cuñada en The Searchers. Esta de los mineros es una película muy dura bajo esa pátina amable, pero es la desestructuración de una familia en circunstancias límite y va mucho a su favor que no se mueva nunca de ese pueblecito, parece que no pasa nada y pasa todo.
 
Última edición:
The Last Hurrah (1958). Otra gran película de Ford, muy en la línea crepuscular de sus últimos años, aunque siempre lo fue pero al final más, narra el final de una manera de entender la política, trilera, tramposa, irlandesísima, cercana, populista por algo átono, sin personalidad y controlado por las élites y el propio progreso (TV, ...). La gracia es que durante el metraje siembra el relevo con el sobrino, evidentemente e igual que en tantas como Misión de audaces, Dos cabalgan juntos, Liberty Valance, etc, el relevo no es una copia del veterano sino que se supone que debe coger lo positivo y adaptarlo a los nuevos tiempos, quiere el viejo Spencer Tracy dejar testimonio de su manera de hacer a su sobrino. Con todo lo (extrañamente para Ford) urbana que es la película, sigue teniendo una lírica colosal tanto en la asunción de la derrota (esa escena de él caminando por la calle con la celebración al fondo) como, sobre todo, en el amor de viudo y las raíces de cuando crecieron (él y tantos irlandeses) en la misma zona de la ciudad. Si uno lee todo esto parece que estamos ante un dramón, nada más lejos de la realidad, en la inmensa mayoría del tiempo la película es pura sátira que podría pasar incluso por una de Billy Wilder en su esqueleto (no en su realización).
 
The Last Hurrah (1958). Otra gran película de Ford, muy en la línea crepuscular de sus últimos años, aunque siempre lo fue pero al final más, narra el final de una manera de entender la política, trilera, tramposa, irlandesísima, cercana, populista por algo átono, sin personalidad y controlado por las élites y el propio progreso (TV, ...). La gracia es que durante el metraje siembra el relevo con el sobrino, evidentemente e igual que en tantas como Misión de audaces, Dos cabalgan juntos, Liberty Valance, etc, el relevo no es una copia del veterano sino que se supone que debe coger lo positivo y adaptarlo a los nuevos tiempos, quiere el viejo Spencer Tracy dejar testimonio de su manera de hacer a su sobrino. Con todo lo (extrañamente para Ford) urbana que es la película, sigue teniendo una lírica colosal tanto en la asunción de la derrota (esa escena de él caminando por la calle con la celebración al fondo) como, sobre todo, en el amor de viudo y las raíces de cuando crecieron (él y tantos irlandeses) en la misma zona de la ciudad. Si uno lee todo esto parece que estamos ante un dramón, nada más lejos de la realidad, en la inmensa mayoría del tiempo la película es pura sátira que podría pasar incluso por una de Billy Wilder en su esqueleto (no en su realización).

Me encanta esta peli, aún a pesar de meterse en el ambiente político (con lo que conlleva de retratar lo más bajo del ser humano) tiene una humanidad y una empatía para con sus personajes que te gana y te desarma.
 
The Wings of Eagles (Escrito bajo el sol, 1957). Al igual que The Long Gray Line, tampoco me extraña que esta película desate pasiones entre los más fordianos, un poco en la línea de aquella y también de Qué verde era mi valle, es una montaña rusa de emociones a lo largo de muchos años, con el añadido personal de que está contando la vida de un amigo en la vida real y que tanto las luces, las sombras como las contradicciones del personaje principal suenan mucho a autobiográficas, un carácter desagradable lleno de sentimientos que no supo trasladar a su familia, la pasión por la marina como una forma de vida, el alcoholismo no disimulado, incluso sale un alter ego del propio Ford en el personaje de Ward Bond ... La montaña rusa empieza con una primera hora de gran comedia física americana, y aunque a partir de ahí se van sucediendo elementos dramáticos y hasta trágicos, prácticamente, no deja el desenfado en ningún momento salvo cuando introduce escenas muy significativas, de mucho impacto que contrastan con el tono general, entre esas escenas impactantes y donde Ford lo da todo está la despedida final, realmente sobrecogedora y capaz de emocionar con su personaje principal, algo muy meritorio teniendo en cuenta que no ha escatimado nada en presentar sus múltiples puntos oscuros, con escenas enormemente meritorias en su ambigüedad (atención a cuando las niñas conocen a su padre a través de la pantalla de cine, cómico, poético y, a la vez, triste y significativo), es un poco su habitual humanismo llevado al extremo de destilar solo lo positivo cuando llega el inevitable final. Muy rica y compleja, de las que seguro ganan mucho en la revisión, un poco a lo The Searchers.

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Respuesta: JOHN FORD

pasando de Un crimen por Hora, verdad?

Hace mucho que la vi. La recuerdo poco fordiana, pero gente como Marías escribe bien sobre ella.

@sikander, no la llegaste a ver, no? Me ha parecido pura delicia, sorpresa total, no he podido pescar nada de Marías sobre ella. Como he leído en un comentario es como si le hubieran dado a dirigir una (buena) de la Ealing y la hace suya, y tanto que la hace suya, casi diría que abarca su tema, EL TEMA, el deber "militar" (en este caso policial) por encima y sacrificando el familiar, el guiño al alcohol, el secundario (sargento!) fiel y entrañable ... Si es la caballería llevada a Scotland Yard! El humor también me parece muy Hitchcock. La auténtica lástima es no poder conseguir la versión íntegra de 118 minutos, la editada es la de 90.

Gideon's Day ( 1958) John Ford.
Un Crimen por Hora.

Película absolutamente "extraña" en la carrera de maestro. Por que su nombre sale en los títulos de crédito sino resultaría difícil abjudicarsela a él. No es que esté mal pero no aparece el lirismo por ninguna parte. A destarcar el ritmo con el que está narrada. No deja huella.

Transcurre en Londres. A mi juicio peca de ser una película acartonada, se abusa del decorado.

Una pena pero certifica que hasta el mejor escribano suelta algún borrón.

Yo creo que sí hay bastante lírica, sobre todo en esa esposa sufrida (la paciencia de las mujeres, ese tema tan fordiano) que se tiene que fiar del marido, ojo al reverso oscuro con la mujer de ese policía corrupto metido en mil temas. También lo hay en ese momento en que la madre que ha perdido un hijo justifica moralmente todo el desfase agobiante que pasa el protagonista durante su jornada.
 
creo que no la he visto, ahora que lo dices y hablando de Jack Hawkins, hay otra casi del mismo año protagonizada por él que es una joya, y un poco reverso argumental, The League of Gentlemen, de Basil Dearden, comedia de atracos un poco en la onda Ealing también.
 
De esta última época tan gloriosa, sabéis qué hay de suyas en Mr. Rogers (1955) y Young Cassidy (1965)? Sé que en la primera acabó a puñetazos con Henry Fonda y en la segunda cayó enfermo ...
 
En Mr. Rogers nada. Tú te refieres a Mister Roberts...

Con Fonda tuvieron diferencias creativas. El actor, que venía de hacer la obra en teatro, quería ser muy fiel al original, mientras que Ford deseaba potenciar algo el lado cómico de la obra. Discutieron y tuvieron una pelea, después siguieron trabajando de forma profesional pero se notaba la tensión y Ford empezó a darle a la botella más de la cuenta y al acabar el rodaje de exteriores tuvieron que extirparle la vesícula. En teoría, lo primero que dijo LeRoy a todo el equipo cuando se incorporó, fue que iba a acabar la película como Ford. Joshua Logan también rodó algún plano. Pero vamos, que todas las escenas de exteriores son suyas...

De Young Cassidy, también empezó a empinar el codo a base de bien y a entrarle desgana a media producción, con lo que acabó de baja "por enfermedad". Según Rod Taylor, Cardiff siguió las notas e indicaciones de Ford, pero los productores cambiaron el final.
 
He visto las que son, para mí, de momento, junto a The Wings of Eagles y Young Lincoln y a falta de revisar The Quiet Man y Grapes of Wrath, sus mejores películas fuera del western (y esto es bastante matizable en un caso). The Rising of the Moon (1957) es una delicia, lleva la disgresión casi hasta lo experimental, tres historias impregnadas en cada fotograma de ese aliento de la Irlanda de ensueño de The Quiet Man, mitad realidad, mitad mitificación y leyenda, estirando las situaciones para realzar las características que siempre le interesan (orgullo, raíces, humanismo, camaradería, tradiciones, nostalgia, humor ...) y contando unas historias mínimas que exprime para destilar todo el lirismo posible no solo con las imágenes de Irlanda, sus sitios y su costumbrismo sino también con unos diálogos llenos de cosas implícitas y de figuras retóricas. Joya libérrima.

Y 7 Women (1966) que, evidentemente, entre algo y mucho tiene de western, es la vida en un fuerte con amenaza exterior y choque de culturas, aunque el emplazamiento no puede ser más lejano al habitual. Es una pieza de cámara delicadísima, con un retrato psicológico de las protagonistas, que interactúan entre ellas de una manera fascinante. Lo memorable es que, pese al planteamiento casi de thriller psicológico, la película avanza sin descanso, no paran de ocurrir cosas que precipitan más y más capas de las protagonistas y reacciones que las desnudan, con un choque entre religión/ateísmo - conservadurismo/progresismo que no solo alimenta los enfrentamientos sino que camufla el misterio maravilloso de un lesbianismo reprimido y teje un auténtico poliedro entre las 3 principales (Bancroft, Leighton y Lyon). Como digo, además, tiene además una trama de amenaza exterior contada desde dentro que la convierte en una pieza de suspense sostenido. Es imposible, ahora mismo, rodar una película más moderna que esta memorable despedida del "fascista". Es que viendo sus últimas películas no es ya que no sea de ideología reaccionaria (que no lo es nunca), es que si las estrenara hoy le acusarían sin piedad de seguidor de la agenda progre, de estar a merced de directrices ideológicas izquierdistas de los poderes, etc.

También he visto The Informer (El delator, 1935) y me ha parecido menor comparado con todo lo que estoy viendo, es una película cuidadísima a nivel formal, con el expresionismo como protagonista, que además se beneficia de una temática irlandesa que tanto gusta a Ford (aquí el IRA en plena guerra civil irlandesa), de su mundo de taberna y sus motivos habituales y, además, consigue crear una atmósfera y un cosmos propio que delimitan la arquitectura y las normas de la película, sin abusar para nada de la moralina ... Pero se me antoja demasiado cerrada, no respira la libertad de las mejores películas de Ford, como si, pese al intento de Ford de llevarla a su terreno, el guion determinista y fatalista se apoderara en demasía del metraje y no nos dejara disfrutar de las disgresiones, tiene algo de Lang (de M o Scarlett Street, por ejemplo) pero el vienés domina ahí mucho más esa fatalidad, mezclándola incluso con humor o terror, según la película; tanto ese punto fatalista como los apuntes semidocumentales y el relato moral es más terreno de Lang que de Ford.
 
Es Ford sin ataduras y disfrutando de rodar (la hizo gratis), es difícil no ponerla entre las mejores. De todas formas, los últimos 10 años de cine de este hombre son un escándalo. Tengo que ver 6 ó 7 películas más de los 10 años anteriores para ver si ya venía de lejos porque, desde luego Clementine, Quite Man y la trilogía sí aguanta el nivelazo 1956-66. La leyenda dice que empezó a encadenar obras memorables a partir del 39.
 
They Were Expendable (1945) es un Ford muy, muy mayor, creo que era Pérez Reverte que en un artículo la incluía entre las más grandes, es su primer largo de ficción tras volver de la guerra, su único bélico íntegro sobre la WWII, curiosamente The Wings of Eagles toca el tema al final y su protagonista en la ficción, Frank "Spig" Wead, es el guionista real de esta película de 1945. Se nota que a Ford le toca hondo el tema y despliega una épica intimista de las que le hicieron grande, porque la película está rodada con generosos medios y lucen, vaya batallas navales, pero el corazón del film es dolorosamente sentimental. Tiene varios momentos desgarradores como una despedida de un amor que se ha forjado en campaña y, además con posterioridad, se sabrá una despedida definitiva (al menos en la película), y Ford se vacía con esa relación romántica, la presentación de ella a los compañeros es emocionantísima o ese baile con el brazo de Wayne vendado. Otros dos momentos de tragar saliva son la despedida a dos compañeros caídos y el tremendo final en el que a los dos tenientes les obligan a dejar a su tropa tirada en la playa para ellos volver a USA. Una especie de "boat movie" en la que se vuelve a evidenciar ese contraste tan fordiano entre la idealización de la institución (en este caso la marina y cómo todos los soldados vuelcan su pasión en ella) y las injusticias, ya desde el mismo título, que se cometen en ella. Está claro que Ford, pese a todas las taras, se vuelca a su favor, pero siempre como punto de encuentro humanista y sacrificando lo que, casi siempre, parece describir como algo mejor: la familia o una relación sentimental. Un sacrificio a modo de castigo que, probablemente, se hace eco de la propia historia de Ford.

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Vistas las dos versiones fordianas del juez Priest, Judge Priest (1934) y The Sun Shines Bright (El sol siempre brilla en Kentucky, 1953), y son muy diferentes, los argumentos tienen poco que ver, los protagonistas (el famoso Priest) casi son antagónicos y los tonos de ambas también difieren mucho, incluso hay 15 años de diferencia en la época en que transcurren. Casi que lo único que coincide es el espíritu de la Confederación (que tantas carcajadas arranca en ambas) y esa America tolerante que tanto reivindica Ford. El juez de Will Rogers es un personaje prácticamente susurrado, que actúa sutilmente, con un encanto pasivo que contagia toda la película, el de Charles Winninger es un personaje arrollador y al borde del colapso continuamente (también el actor tenía 15 años más que Rogers en la suya). La trama de la del 53 tiene como pilar central unas elecciones en lo que sería un antecedente claro de The Last Hurrah (1958), tema que casi ni se toca en la del 34.

Y la diferencia de tonos es notoria, aunque se trate de dos fábulas, la primera parte de un tono irónico (en relación al personaje) y nostálgico (esta vez el pasado del juez), presenta el conflicto y acaba por todo lo alto con una celebración masiva que canibaliza todo lo anterior, tanto el tono como la trama, directamente, pasa por encima de ella. En cambio, en la del 53, casi la totalidad del humor relacionado con el sentimiento por la Confederación, y lo hay a lo grande, ocurre al principio, la película se va volviendo más oscura y pesimista conforme avanza la trama, incluso con un cuasi linchamiento que bebe directamente de Young Mr. Lincoln (1939), de hecho, se hunde tanto en la negrura que la redención alegre final casi parece fantasmagórica, de pura ensoñación, casi como un deseo, muy lejos del convencimiento absoluto del 34.

En cuanto a la glorificación de los sudistas, no puede estar más claro, como comenta Miguel Marías en la tertulia de El juez Priest, que Ford simpatiza con ellos porque perdieron y le caen bien los perdedores, él está a favor de los que se integraron en la derrota (formando piña en ambas películas con la comunidad negra) y, por supuesto, siempre a favor del grupo humano o familia que se forjó durante la guerra y que les genera nostalgia.

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Es difícil entender la relativa mala fama de Mogambo (1953) en comparación tanto a otros Ford como a Hatari! (1962) de Hawks en la que coincide por completo en pasar de la trama de aventuras para centrarse en los personajes, Hawks la hace totalmente suya con un retrato grupal desenfadado y Ford, aquí, lo que hace es centrarse en un triángulo amoroso, llevando el melodrama original a una deliciosa comedia romántica, es una película llena de sutilezas, de miradas, de gestos y con una tremenda potencia visual, como siempre, basada en la puesta en escena. El protagonista absoluto es el personaje de Ava Gardner, probablemente de los mejor dibujados en la carrera de Ford, un portento tanto de interpretación como de hondura de personaje, un personaje que, como vuelve a decir Miguel Marías, es precedente claro de la Anne Bancroft de 7 mujeres, a la vez tan fordiano en su derrota vital acumulada, cosa que se magnifica e incrementa la poesía al ver a Gable enamorarse de la irresistible Grace Kelly. La película es tan fordiana que tiene un "print the legend" de libro al final, demostrando mucho amor por los 3 personajes (4 si se incluye el adorable e ingenuo marido de Kelly), pero inclinándose por la unión de los dos desarraigados aunque, ahondando en el tono looser, Gable parece acceder más por la decencia de no romper lo otro que por enamoramiento. Fantástica también.

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Estoy intentando agradecer el ciclo de Ropit (está haciendo de Sikander en el hilo de Herzog y le estáis haciendo el mismo caso) y me salen cincuenta opciones de agradecimientos emoticonos. QUÉ y POR QUÉ es esto.

Me voy dos días y convertís el subforo en TikTok.
 
Estoy intentando agradecer el ciclo de Ropit (está haciendo de Sikander en el hilo de Herzog y le estáis haciendo el mismo caso) y me salen cincuenta opciones de agradecimientos emoticonos. QUÉ y POR QUÉ es esto.

Me voy dos días y convertís el subforo en TikTok.

Sí, ahora ya sale el emoticono adecuado para "agradecer" en el hilo de las pompas fúnebres


Nación india que sale en Saskatchewan, gran película de Ford Walsh, con la Policía Montada del Canadá
 
Steambout Round the Bend (Barco a la deriva, 1935) es un pequeño milagro, última colaboración con Will Rogers que fallecería ese año de accidente aéreo, en el que Ford aúna su humanismo desarmante habitual a una propuesta feliz y alocada, un poco en la línea de los últimos minutos de El juez Priest. Como siempre, Ford crea un microcosmos intransferible, aquí dentro de barcos del Mississippi que rivalizan entre ellos y, a la vez, a modo de lucha de clases, con la gente de los pantanos, con el sentimiento por la Confederación repitiendo protagonismo. El clímax es una carrera desternillante de barcos, con esa fisicidad y ese slapstick tan de comedia americana, con los personajes desbocados y una felicidad de la que es imposible no contagiarse. Al igual que The Bowery de Walsh, de esa misma época, una de sus películas más divertidas y disfrutables.

The Civil War (1962), su segmento de How the West Was Won, de largo el mejor tramo, en el que abraza las contradicciones de la guerra con una sutilidad y una sencillez propias de esas últimas películas suyas tan libres y comprometidas a la vez. Por supuesto, se beneficia de los medios y del espectáculo visual de la propuesta. El resto de la película no es desdeñable, acusa, sobre todo al final de cada capítulo, una sensación de grandes relatos, pero las estrellas están aprovechadas con personajes muy jugosos y, aunque todo sea sota, caballo y rey del western, la elegancia visual de Hathaway y su capacidad para lucir el presupuesto logran sacar adelante una propuesta que resulta muy entretenida, lástima de demasiadas explicaciones y didactismo porque todas las situaciones y el desarrollo del metraje tienen muy buen gusto pese a los tópicos.
 
Solo he encontrado la recortada, pero está muy bien montada. Deduces lo que pueden haber quitado pero le da un toque extraño de ir a toda hostia, que es de lo que va la película.
 
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