Nadie como él se sabe desenvolver en el celuloide presentando sus historias rodeadas por este ambiente, manejando y mezclando lo bizarro con lo bello, lo estéticamente imposible con lo visualmente agradable. Sus obras maestras animadas, Pesadilla antes de Navidad, buena, y La Novia Cadaver, superior, han sido muy similares en este aspecto y han gozado del exíto unánime de crítica y público.
Bitelchús fue una pionera en este aspecto, donde Burton dio a conocer una vez finalizada la película la comunión que sentía con la muerte, con el cómo expresaba y presentaba a la misma de muchas formas y maneras como ha hecho en obras posteriores (la maravillosa Sleepy Hollow otra de ellas).
En cuanto este hombre ha intentado experimentar con otras cosas, ojo, buenas ideas pero plasmadas terríblemente en la pantalla grande, como Big Fish, Manostijeras, la pérfida Ed Wood, y la mediocre Sweeney Todd (obra que no olvidemos es escrita originalmente PARA el teatro), ha fracasado estrepitosamente. Caso aparte es el de Batman, que se medio-salva por que plasma su característica estética en los escenarios de Gotham.
Zapatero a tus zapatos, dice el dicho, y los zapatos de Burton llevan la marca de la Parca. No lo saqueis de su entorno natural pues correis el riesgo de domesticarlo.
He dicho.