Sabéis que hay algo que me cabrea. Bueno, es mentira. Me cabrean muchas cosas. Pero nos centraremos en uno de los detalles. Es cuando un político se atreve a hablar por boca de todos, o cuando se abona a la propaganda chusquera, esa que te hace sentir humillado. ¿En serio nos creen así de gilipollas como para comprar su discurso como si fuese una verdad inmutable e irrefutable? ¿Creen que podemos comprar ese mensaje demagógico y argumentativamente nefasto? ¿Cree que es un ente superior a mí y piensa por mí?
Son muchas preguntas, retóricas y podrían ser muchas más, pero creo que más o menos he dejado claro el mensaje. Vamos al lío. Dentro de la legalidad española, a la que queramos o no está sometida Cataluña, el referendum es ilegal. Lo pueden disfrazar como quiera, y pueden correr como pollo sin cabeza y tratar de organizarlo. Pero no será legal. Las medidas que tome la Generalidad al respecto, serán ilegales. Después, el referendum no tiene garantías. Además de por todo lo que hemos comentado, además de ser ilegal, por ser de parte. O sea, habrá muchos que no irán a votar, no porque no quieran votar no, sino porque no quieren participar en un proceso en el que no creen ni quieren hacerle el juego a la Generalidad en su propaganda que es el butifarrendum 2.0.
Son muchas cosas las que se pueden decir aquí, pero no querer contribuir a dar legitimidad a algo que no lo tiene me parece algo totalmente lícito.