"Mi primer recuerdo se remonta a cuando tenía unos 7-8 años. Y es un recuerdo triste, muy triste, porque en mi memoria veo mañanas de los domingos en la Estación Marítima de Vigo, con grandes barcos cargados de emigrantes, gallegos por supuesto, que se dirigían a Cuba, Argentina, Uruguay, Brasil…, padres que dejaban atrás una familia a la que, emigrando trataban de sacar de la miseria, llevando tan solo una vieja maleta de cartón con el mínimo de pertenencias con las que hacer frente a un largo viaje lleno de incertidumbres; entre ellas la de saber si algún día volverían a ver a la familia. Madres, esposas e hijos llorando en las despedidas. Una constante que se repetía domingo tras domingo.
Antes les habían precedido otros muchos, desde muchos años atrás, pero yo aún no había nacido para verlo, aunque sí lo supe después, porque alguna parte de mi propia familia se había visto afectada por ese cruel destino que es la emigración.
Pocos años más tarde, tendría 12-14, recuerdo como todos los principios de mes, mi abuelo llegaba a nuestro domicilio absolutamente indignado; un mes sí y al siguiente también. Era una constante. ¿Por qué?. Pues en aquella época, mi abuelo era Administrador Jefe de Correos de la provincia de Pontevedra. En aquella época no existían transferencias bancarias, al menos desde el extranjero, y mucho menos electrónicas como hoy hay. Por ello, la única posibilidad que los cientos de miles de emigrantes gallegos, trabajando en todo el mundo, tenían para enviar sus ahorros con los que poder vivir sus familias que aquí habían quedado era el Giro Postal. Miles, o cientos de miles de giros que llegaban a Correos con dinero para que los que en Galicia malvivían en las aldeas, pudiesen salir adelante. Pero…, mi abuelo como Administrador Jefe tenía un aorden que venía de Madrid y es que todos esos Giros postales, dinero al fin y al cabo, fuesen depositados en un Banco catalán. Con ello no quiero decir que el o los Bancos en los que esos giros eran depositados se quedasen con el dinero enviado desde el exterior, ese evidentemente pertenecía al destinatario, su legítimo dueño, pero sí permitía que el Banco jugase con ese dinero y sus intereses en pro de Cataluña, mientras que Galicia se consumía en la pobreza. No me invento nada, no solo recuerdo vívidamente la indignación de mi abuelo (un mes sí y otro también), pero es que además conservo entre los mútiples papeles y escritos que un día rescaté de aquella época, una de esas órdenes conminatorias. ¿El objetivo? alimentar a Cataluña desde el centro del estado. Y supongo, aunque no tengo pruebas, que lo propio ocurriría con el dinero enviado por emigrantes andaluces, extremeños, etc.
Lo curioso es que parte de la familia de mi abuelo materno, era de origen catalán, su segundo apellido Buhigas, así lo indica. Entre ellos el famoso arquitecto Carlos Buhigas, diseñador y constructor, entre otras, de la famosa Fuente Mágica de Montjuich.
¿El Estado nos roba o el Estado nos dió y nos da?…, palabrerías de un fanatismo con intereses que se me antojan más bien oscuros.
Y así Cataluña fue creciendo, y el resto decreciendo. Y empezó la inmersión linguistica, con deformación de la historia y la introducción del concepto de que Cataluña no tenía nada que ver con España."
Fuente:Votarem¡¡¡¡ | El Blog de Jesús Devesa