más:
Se decretó el secreto, es decir, también la intervención de las comunicaciones de los investigados, y de ahí están apareciendo unas bonitas conversaciones, como una de Salvador en la que, dos meses antes de la DUI, se habla de que no hay nada preparado, pero que tenemos que hacer como que sí. Se habla, incluso, de no hablarlo con PDeCAT, para que no lo utilicen contra él. Ese era el juego al que jugaban, engañándose unos a otros y a la opinión pública. Esto va alimentándose cada vez más.
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¿Por qué no sacan la noche anterior a los 15.000 tíos que están en barcos, encerrados como tigres, a clausurar colegios, que es lo que tenía previsto ANC y Òmnium? ¿Por qué los sacan a las 9-10 de la mañana? Hay dos hipótesis: o el Estado son unos inútiles, o el Estado quería que hubiera un incumplimiento con connivencia de los Mossos, para después poder entrar a saco, llevar a la otra parte a delitos que aún no habían sido practicados.
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Y no, no se esperaban ir a chirona. Esperaban el sexto requerimiento del TC. Pero repasemos aquella sesión. Primero aprueban algo que no aprueban, y luego no había nada preparado. Ni siquiera una fiesta. Sí, hubo una en la Plaça de Sant Jaume, pero es tan angosta que allí haces una fiesta con una cabra, una escalera y una trompeta, y se llena. No había nada preparado, nada. Ni fuegos artificiales, ni retirada de bandera. Y eso que TV3 dedicó un recuadro en la pantalla a la bandera, para ver cuando la arriaban. Y nada. Ni Junqueras ni Puigdemont intervinieron en el pleno, y después hacen unas declaraciones sobre la marcha, van al Palau de la Generalitat, se despiden hasta el lunes, y se van. Adiós muy buenas. Desaparecen. No dejan ninguna instrucción a los delegados territoriales, no emiten ningún decreto. Puigdemont, al día siguiente, se da un paseo por Girona y come con unos amigachos en un resturante. Curiosamente, sin su mujer. Y digo curiosamente porque el resto de consellers y conselleres exhibió a su mujer, a su marido y a su cuñada. Curioso. Hace una declaración en la que ni siquiera aparece la simbología republicana, y habla en términos que igual podría haber sido el discurso de fin de año o cualquier otro. Y, al día siguiente, con la ejecutiva del PDeCAT ya reunida, se enteran de que ha cogido el coche y se ha ido a Bélgica. En ese momento ya temían detenciones. El caso es que todo fue sobre la marcha. Unos consellers se van, otros no, otros van y vuelven, uno va a trabajar. El caso es que no eran conscientes de haber hecho nada que no hubieran hecho en los cinco años anteriores. Si hubieran pensado el 27-O que lo que iban a hacer implicaba detenciones inmediatas y procesamientos con condenas duras, se hubieran ido el 27-O.