El periodista Albert Soler, en un artículo en el
Diari de Girona, señala que "los periodistas pelotas y lameculos son legión en Catalunya" y manifiesta que "por fin vamos viendo qué hubiera sido la republiqueta que nos quisieron endosar. Sería un lugar idílico dónde nadie se quejaría. Literalmente, además, porque estaría prohibido".
Soler recuerda que "a Xavier Rius le expulsan de las ruedas de prensa del gobernillo por impertinente e incluso le acusan de machista, como si los machistas -que no lo es- no tuvieran derecho a preguntar, y no digamos de los impertinentes" y añade que "Rufián se niega a responder a las preguntas de un periodista porque no le gusta la ideología de su medio, y se queda tan ancho".
"A algunos les sorprenderán estas actitudes, no a mí, que ya en las últimas elecciones, JuntsxMordassa, o como se llamen hoy, me negó la entrevista a su candidata. De hecho, ni siquiera fue una negativa, sino que mucho en la línea de la valentía de su líder fugado, en lugar de reconocer el veto me fueron dando largas hasta que se habían celebrado ya las elecciones", revela.
Albert Soler cree que "la republiqueta que pretendían imponernos habría sido el primer país de Europa occidental en el que sólo tendrían derecho a hacer preguntas al gobernillo ya los partidos que lo forman, los periodistas pelotas y lameculos, que, eso sí, en Cataluña son legión".
"Nada de cuestionar acciones de gobierno en el improbable caso de que existieran, nada de indagar por qué el ahora conseller de Economia cuando era directivo de La Caixa quiso llevarla fuera de Catalunya, nada de preguntar por qué se continúan subiendo el sueldo, nada sobre los emails que acusan de corrupción a toda una presidenta del Parlament", lamenta.
El periodista advierte que "la republiqueta, según dejan entrever a quienes soñaron con ella, sería un oasis de paz y tranquilidad. A costa de la libertad de prensa, cierto, pero esa libertad ya la están decapitando ahora, así que no notaríamos diferencia".
Por último, dice que "incluso sin republiqueta, vamos por el camino de ser la primera autonomía donde a los periodistas impertinentes se les prohíba trabajar". "Uno, en su inocencia, creía que si no eres impertinente, no eres periodista. El gobernito me ha hecho entender que si no eres lameculos no merecías ser periodista en Catalunya", concluye.