Miedo en Cataluña a votar
21 de mayo del 2014 | 01:00 am
Son datos oficiales. De cara a las elecciones europeas del domingo, han descendido las peticiones de voto por correo: han bajado un 4,5 por ciento a nivel nacional. Pero no en Cataluña.
Los analistas relacionan el incremento del voto por correo con el desinterés general hacia esos comicios y con las previsiones de una muy elevada abstención, que podría alcanzar cotas nunca conocidas y superar el 60 por ciento.
De acuerdo con esas informaciones oficiales, la situación en Cataluña es, sin embargo, y de forma abrumadora, la contraria de lo que ocurre a nivel general: en lugar de bajar allí ha aumentado la solicitud de voto por correo, y lo ha hecho en más del 45 por ciento.
Aparte de ausencias temporales, y de empadronamientos como transeúntes, uno de los orígenes del voto por correo tiene que ver con el miedo a ir a votar. Ausentándose, lo que se busca es ahorrarse el trago de aparecer en el colegio electoral para depositar la papeleta.
Es bien conocido que, durante muchos años, habitantes de pueblos del País Vasco que no apoyan la causa nacionalista y separatista han eludido acercarse a la urna, para evitarse malos momentos, porque los miembros de la mesa y los interventores eran conscientes del sentido del voto que iba a emitir y hasta expresaban de forma visible su malestar.
Puedo aventurarme demasiado con esta reflexión, pero me malicio que el espectacular aumento del voto por correo en Cataluña tiene que ver con el miedo. Miedo a ir a votar.
Lo que no tengo tan claro es quién o quienes sufren ese temor. Me inclino a suponer que se trata de quienes ahora van contra la corriente imperante, es decir, de quienes no están por la deriva separatista iniciada desde la Generalitat, de aquellos que no se sienten libres para votar por la permanencia en España.
Lo que sí parece claro, por el incremento tan espectacular del voto por correo, es que allí hay miedo a votar. Y eso me parece muy lamentable: una execrable corrupción de la democracia.