Yo en esto pienso como Edmund, creo que sería mucho más beneficioso para el negocio bajar el precio habitual de las entradas (sea bajando el IVA o lo que sea), que el celebrar una Fiesta del cine todos los meses. Básicamente porque si la gente ya sabe de antemano que va a haber un día del mes en el que las entradas cuestan un tercio de lo habitual, la mayoría de la gente dejaría de ir al cine habitualmente para ir sólo cuando se celebrasen estos eventos, con lo que le estás dando a los cines 3 días de bonanza económica por 27 de pérdidas. Y un negocio no es sostenible con esta política comercial.
Si vendes la entrada a 8 euros y entras 10 personas... Son 80 euros. La productora se lleva 32 euros y los demas se reparten 48.
Si las vendes a 3 euros y entran 100 personas. Son 300 euros. La productora se lleva 120 euros y los demás se llevan 180.
El problema de estos cálculos es que son demasiado optimistas. Partimos del supuesto que si bajamos el precio de la entrada a la mitad, la asistencia a los cines se va a multiplicar por diez... pero lo más probable es que el incremento real de asistencia a los cines no se aproxime a esas cifras ni de coña. Tal vez consigas que la asistencia a los cines se duplique, pero si has rebajado la entrada a la mitad, al final ganas lo mismo, y el único que tiene probabilidades de ganar más pasta es el exhibidor, que posiblemente venda algunas palomitas más.
Recordemos que el precio de las entradas es tan sólo uno de los factores que han hecho que la asistencia a los cines disminuya. Yo tengo un mogollón de vales para ir al cine por 5 euros (que es un precio que me parece más que ajustado) y todavía no he aprovechado ni uno sólo; lo que quiere decir que el precio no es el único factor en juego a la hora de decidir ir al cine o no. Si bajas el precio, habrá alguna gente que vaya más, pero mucha otra gente seguirá yendo al cine muy ocasionalmente.
Por supuesto que hay que bajar el precio de las entradas (mejor era dejar el precio de las entradas como están y subir los sueldos, pero me parece que no caerá esa breva), porque con el poder adquisitivo actual de los españoles, la mayoría de las familias no se pueden permitir el lujo de ir al cine con regularidad, y si las salas están vacías, sí que es imposible que el negocio del cine sea rentable. ¿Hasta qué punto es factible bajar el precio de las entradas? No lo sé, pero sí que sé que la mayoría de los espectadores perciben que el cine no vale lo que cuesta, y eso no es buena señal para el futuro del negocio.
Ahora entiendo cuando se calcula según la taquilla o según espectadores. Ahora toca valorar qué les interesa a ellos. Pero la prueba está de que no pueden lanzar los dardos a lo que no hay razón para ello. Simple y fácil.
No deja de ser curioso que la asistencia a los cines cada vez sea menor y sin embargo los mayores éxitos de taquilla de la historia del cine sean pelis de los últimos 10-15 años. Los récords de recaudación sólo se logran a base de hinchar e hinchar los precios de las entradas