La noticia del ajusticiamiento de Al Nimr ha merecido una dura condena por parte de Irán, el gran rival regional de Arabia Saudí y adalid del islam chií. El portavoz de Exteriores, Hosein Ansari, acusó al Gobierno saudí de utilizar “el lenguaje de las ejecuciones y la represión con sus críticos internos, mientras apoya a los terroristas y a los extremistas suníes”. Mientras, el ultraconservador ayatolá Ahmad Jatami aseguró que la familia Al Saud “va a ser borrada de las páginas de la historia”, parafraseando las palabras que Jomeini, el fundador de la República Islámica, pronunció sobre su más enconado enemigo, Israel.