Oregón es uno de los estados con tradición de diseñar políticas públicas innovadoras. Como en el resto de Estados Unidos, los legisladores se enfrentaban al problema del constante, desaforado aumento del coste de la universidad, haciendo el tradicional sistema de ayudas (una combinación de becas, descuentos y préstamos subvencionados) cada vez más insuficiente. Era hora de cambiar las cosas, y la solución que han encontrado es (creo) a la vez justa y elegante (WSJ):
Oregon’s legislature is moving ahead with a plan to enable students to attend state schools with no money down. In return, under one proposal, the students would agree to pay into a special fund 3% of their salaries annually for 24 years.
The plan, called “Pay it Forward, Pay it Back,” would create a fund that students would draw from and eventually pay into—potentially bypassing traditional education lenders and the interest rates they charge. The state would likely borrow for the fund’s seed money, which could exceed $9 billion, but the program’s designers intend it to become self-sustaining.[...]
Under the Oregon plan, students who don’t graduate would still pay a fraction of their incomes into the fund; the amount would depend on how long they were in school.[...]
Using 2010 census data not adjusted for inflation, Mr. Gettel estimates students would pay an average of about $800 back into the program the first year after graduation. As their incomes grow, that would increase to about $2,000 in year 20, by which time they would have paid off the cost of their educations. Over the next four years they would contribute an additional $7,400, which constitutes the pay-it-forward aspect of the program—a sort of finance cost, Mr. Gettel said. Students would pay more or less depending on how much money they earned.
Dicho en pocas palabras: la universidad es gratuita de entrada, pero una vez licenciados los estudiantes paga un 3% de su sueldo durante 24 años para cubrir el coste de su educación. Los diseñadores del sistema calculan que 20 años bastan para pagar la carrera; los cuatro adicionales son el coste de financiación. El estado se endeudará de entrada para permitir la transición a este nuevo modelo (9.000 millones, una cifra considerable), sabiendo que una vez en pie las mejores condiciones laborales de los licenciados universitarios garantizar el sistema.
Matt Bruenig en American Prospect lleva una buena temporada proponiendo este sistema de financiación para la educación superior, Income-Based Repayment (IBR) o repago basado en ingresos. Hay algunas becas federales basadas en este modelo, y que yo sepa se utiliza también en otros países (Australia), pero Oregón quiere hacerlo a universal.
El sistema tiene la virtud de eliminar las barreras a la entrada a la educación superior, por un lado, pero a la vez no subvencionarla. Los estudiantes que llegan a la universidad, recordad, tienden a venir de familias de clase media o media alta, no clase trabajadora; haciendo que todo el mundo pague por la educación no estamos dando dinero a quien ya lo tiene.
El sistema además es internamente redistributivo: si el hijo de Cornelius Vanderbilt se saca una carrera es bastante probable que acabe cobrando bastante más que Juan Peláez, primer miembro de su familia en ir a la universidad y sin nadie en la agenda de contactos. Vanderbilt acabará pagando de vuelta bastante más de lo que ha costado su carrera, probablemente. Con un sistema de IBR además las titulaciones más lucrativas estarán subvencionando las carreras menos útiles (estudiantes de humanidades y politólogos, celebrad), al menos en parte. A su vez, estas subvenciones cruzadas crearan un incentivo a las universidades de prestar más atención al mercado de trabajo al establecer su oferta de plazas, evitando esa vieja tradición hispánica de llenar el país de licenciados de periodismo y abogados sin motivo aparente.
El pequeño problema, claro está, es que un sistema así puede implementarse en un lugar como Estados Unidos, donde la tasa de paro, aún siendo alta (7,6%) es lo suficiente decente como para dar unas expectativas profesionales sólidas a los licenciados universitarios. En España, aunque el desempleo entre licenciados es bastante más bajo que la media, un sistema de pago así ahora mismo sería más complicado de financiar. Aún así, la idea de crear un impuesto sobre licenciados universitarios específicamente dedicado a pagar la educación superior creo que merece un vistazo. Desde luego sería más justo y equitativo que el absurdo sistema actual.