A los hombres les parece que las mujeres divagan o se andan por las ramas y
nunca van directas al grano. A veces, el hombre tiene la impresión de que su
papel consiste en adivinar lo que ella quiere, o se espera de él que posea
la habilidad de leer el pensamiento. Esta vaguedad aparente es lo que se conoce
como «discurso indirecto».
El discurso indirecto de la mujer tiene un objetivo: evita la agresión, la
confrontación y el desacuerdo y, por lo tanto, genera relaciones y
entendimiento con los demás. Desde el punto de vista de la evolución, el estilo
indirecto ha sido lo que ha permitido a las mujeres evitar los desacuerdos entre
ellas y lo que ha facilitado las relaciones sin necesidad de ser dominantes o
agresivas. Esta forma de actuar encaja a la perfección con la intención general
de la mujer de preservar la armonía.
Cuando la mujer utiliza el discurso indirecto para comunicarse con otras
mujeres, pocas veces hay problemas... las mujeres tienen la sensibilidad
adecuada para captar el verdadero significado. Sin embargo, los resultados
pueden ser desastrosos cuando lo utiliza con los hombres. Estos se sirven del
discurso directo y utilizan las palabras en el sentido literal. Como hemos dicho
anteriormente, y debido a las exigencias de la caza, el cerebro masculino
evolucionó como una máquina con un foco único. A los hombres
les desconcierta la falta de objetivo y de estructura de la conversación femenina
y acusan a la mujer de no saber de qué habla. Y responden a ello con
observaciones como: «¿Adonde quieres llegar con esto?», «¿Qué pretendes
obtener?» Y entonces, pasan a hablar a la mujer como si fuera una paciente
ingresada en una institución mental o a interrumpirla diciéndole: «Lo hemos
comentado ya docenas de veces», «¿Cuánto tiempo más vamos a hablar de
esto?» y «¡Esta conversación no sirve para nada ni lleva a ningún sitio!»
La utilización por parte de la mujer del discurso indirecto en el mundo de los
negocios puede resultar problemática pues los hombres tienen dificultades para
seguir las conversaciones indirectas y que se mueven en múltiples direcciones. Antes de
ser capaz de tomar una decisión, el hombre necesita que las ideas y la
información estén presentadas de forma clara, lógica y organizada. Y por
ello puede darse el caso de que las ideas y peticiones de la mujer resulten
rechazadas por el simple hecho de que su jefe no tenga ni la menor idea de qué
pretendía en la exposición.
A muchas mujeres les preocupa que el discurso directo sea excesivamente
agresivo o que invite a la confrontación. Algo que podría ser verdad si se
utilizara para dirigirse a otra mujer. Sin embargo, para los hombres, el discurso
directo es lo más normal del mundo porque constituye su método habitual de
comunicación.
Solución
Para mujeres: las mujeres utilizan el discurso indirecto para establecer
vínculos con otras mujeres. Con los hombres utilice únicamente el discurso
directo. Al principio tal vez le parezca complicado, pero con un poco de
práctica obtendrá los resultados deseados y tendrá menos enfrentamientos con
los hombres que la rodean.