Las pelis de John Frankenheimer

Respuesta: Las pelis de John Frankenheimer

¿Que es palomitera? Oh, ya no me gusta. :juas

(Ves, ahí vamos... se puede hacer cine de calidad y disfrutar de un espectáculo brutal con la perfección por bandera).

Los 4 francos, el reloj marcando las 10, Lancaster golpeando los ejes de los raíles, el avión ametrallando el tren, ese Lancaster entrando en el hotel mientras los nazis están detrás...

Es un no parar.
 
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Aún diría más, es cine del que ya no se hace. Manda a Willis o Will Smith a hacer lo que hace Lancaster sin dobles en el film, que se desorinan.
 
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Que no les roce el viento...

Burt, que grande eras, tío. Actores con los pies en la tierra.

Es un filme de quedarse boquiabierto, en serio. Es una peli de aprender, de disfrutar, de tomar notas casi...
 
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De las que he visto del padre de Bay, Yo vigilo el camino me parece su obra maestra.
 
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"French Connection II" (1975)

Notable continuación de la película de William Friedkin por parte de un John Frankenheimer que se decanta más por el drama psicológico que por el género puramente policial y de acción. Popeye Doyle es enviado a Marsella para arrestar de una vez por todas a Charnier, pero lo más relevante es el choque cultural, de actitud y de procedimientos entre el protagonista y los policías franceses y el entorno. Doyle se encuentra descolocado, incómodo, ante la escasa ayuda de sus colegas gabachos y sus dificultades para entender el idioma en una ciudad extraña. Para él, un neoyorquino de pura cepa, trabajar en Europa supone una total soledad, un aislamiento. Está como pez fuera del agua. Esta sensación de desamparo se acrecienta exponencialmente cuando es atrapado por los secuaces de Charnier, que tratan de hundirle convirtiéndole en un adicto a la heroína, en una piltrafa humana. Nuestro protagonista toca fondo. En este sentido, esta segunda parte es, más que nada, un estimulante retrato psicológico de Doyle, lo cual no es impedimento para que Frankenheimer haga gala de su fisicidad en la estupenda secuencia a la carrera del final, donde la respiración del personaje se acelera tanto como la del espectador.
 
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“El Mensajero del Miedo” (The Manchurian Candidate, John Frankenheimer, 1962):

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Adaptación de una novela de Richard Condon, que propone un extraño cruce entre la ciencia-ficción a lo Rod Serling y los thrillers políticos posteriores de Alan J. Pakula: durante la guerra de Corea en 1952, una patrulla norteamericana es capturada por tropas rusas y es trasladada a Manchuria, en donde los soviéticos realizan un lavado de cerebro a todos los soldados, al tiempo que programan a uno de ellos para que se convierta en un asesino y ejecute las órdenes de un agente soviético en territorio norteamericano. Frankenheimer, con una puesta en escena que siempre favorece la desorientación de los protagonistas, consigue que todo el relato, que se mueve en el filo de la credibilidad en muchos momentos, resulte verosímil, al tiempo que realiza una ácida crítica de las posturas más radicales de la política norteamericana de la época, especialmente de personajes como el Senador Joseph McCarthy. Angela Landsbury está sobresaliente en su papel de esposa y madre dominante; Sinatra no termina de convencerme en el suyo y Harvey sí se comporta como un autómata. De todas formas, lo más extraño de la película es el personaje de Janet Leigh, que es evidente que es un cabo suelto deliberado, puesto que diálogos y comportamientos parecen tan fuera de lugar que llevan a plantearse si de alguna manera no forma también parte del complot.
 
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Esta ultima no la he visto pero el argumento es superatractivo, que gran director era este, quizas no hizo obras maestras pero si unas peliculas de segundo escalon de un calidad notable.
 
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Toni, en serio, hazte con ella porque es grande grande. Incluso el remake también te lo recomendaría. Es un puntillo (o dos) menor pero da igual, vale mucho la pena. Los dos títulos.
 
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(The Island of Dr. Moreau, 1996)​


Basada en la novela de Herbert George Wells del mismo título y con no pocas adaptaciones cinematográficas ésta es la última adaptación hasta la fecha. Pero cuando la producción cuenta con un desastre tras otro es imposible que esto pueda acabar bien. Empezamos con la despedida del director (y según dicen se eliminó todo lo que él dirigió) y substituído por Frankenheimer, reescritura tras reescritura y un plantel de actores que no saben lo que hacer para acabar con un montaje extraño, un tono confuso y una sensación de no saber hacia donde tirar. Con cierta influencia del Frankenstein de Mary Shelley sólo que en vez de jugar con dar vida a los muertos fusionamos genes humanos con animales para deparar una propuesta realmente interesante.

Poder, dominio, sumisión, mutaciones, locura y enajenación y una extraña dosis de aventura/suspense/terror que si bien es cierto el director intenta conseguir una grotesca puesta en escena y un Stan Winston logrando unos monstruos perfectos y creíbles lo que comienza de forma llamativa no acaba por redondear o darle un enfoque acorde entre unas escenas y otras. Sensación malsana para un producto de difícil resultado. Aunque no se puede negar el oficiio del director son los actores que tristemente no logran transmitir el efecto deseado empezando por un Brando a su bola (sus discursos y diálogos son de una petulancia risible) que le da igual todo, un Kilmer histriónico y fuera de sí logrando ser una de sus peores actuaciones hasta la fecha siendo un fantoche de sí mismo, Thewlis antipático y sin transmitir todo el potencial del rol (incluso abusa de demasiados tics) y una Fairuza Balk sin venir a cuento intentando ser una belleza sin conseguirlo.


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Si por algo se salva es por un diseño de producción encomiable (los títulos de crédito son formidables) donde la sensación de estar en una pesadilla retorcida es patente junto con un maquillaje portentoso y sobre todo creíble con unos cuantos secundarios conocidos e irreconocibles (Mark Dacascos, Ron Perlman o Temuera Morrison) pero es difícil de asimilar porque no sabes bien qué intentan transmitir o a qué género pertenecer. Repleta de simbolismos (ciencia / religión / filosofía) que intentan darle cierto empaque pero que se hunden por culpa del exceso de credenciales por parte de los actores implicados dejándolo todo en un quiero y no puedo.

Añadámosle ciertas excentricidades que sonrojan (esa relación de Brando con Nelson de la Rosa, el hombre guinness por ser el más pequeño del mundo / Kilmer como el sucesor de Brando) pero otros momentos que convencen y sorprenden (la sala de experimentos / la aparición del poblado como si fuesen leprosos / el castigo al causante de la muerte del conejo / la reunión de los animales sin el chip paralizador ante su amo) y acaba resultando un cocktail de premisa más que interesante pero que a medida que avanza más se pierde sin posibilidad de redención (todo el tercio final acaba siendo un descoloque) que merecía mejor suerte y mejores resultados.
 
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FRENCH CONNECTION II (1975)

Más que secuela, una conclusión a la peli de Friedkin: el argumento completo es "Doyle va a Marsella a por el malo" y lo demás es un retrato psicológico de Popeye, primero enfrentándolo a un entorno extraño (muy buen uso de la barrera lingüística) y luego a sí mismo en su peor momento. Aquí la peli toma un giro desconcertante, que no siempre funciona, pero me gusta por valiente (no ya por lo que pasa, sino por cosas como esa larga escena de Doyle desvariando en el cuarto).

Lo demás pues es un thriller apañado, a veces repetitivo y estirado (se le va a las dos horas con esas cien escenas de Popeye paseando o el aburridísimo tramo entre el incendio y la persecución), con Hackman carismático y una famosa persecución bastante agradecida (¡el corte a créditos!). La estética de thriller franchute no me va especialmente, pero Frankenheimer mete física y detallitos (el POV final) que siempre tienen su cosa.
 
A mi tambien me desconcerto mucho esa parte central de la pelicula con el mono de Hackman y la relacion con su colega frances. Es una digna continuacion de la primera dirgida por el siempre competente Frankenheimer.
 
http://www.lashorasperdidas.com/ind...ocumental-sobre-la-la-isla-del-doctor-moreau/

El horror. El horror
Tráiler de 'Lost Soul', el documental sobre la catastrófica versión del 96 de 'La Isla del Doctor Moreau'.

La Isla del Doctor Moreau acabó firmada con el nombre de John Frankenheimer, pero en realidad fue iniciada por Richard Stanley, quien poco sabía que estaba a punto de tomar las riendas de una de las producciones más caóticas de los años 90.

¿Cómo de caótica? Fairuza Balk intentó escapar del rodaje. Fue detenida en el aeropuerto.
¿Cómo de caótica? “Hay dos cosas que jamás haré. La primera será escalar el Everest. La segunda volver a trabajar con Val Kilmer” – John Frankenheimer.

Gran parte de lo sucedido se encuentra este espléndido post recopilatorio de David Hughes, escrito en 2001.

El proyecto supuso un golpe durísimo para Stanley, a quien los aficionados a la ciencia ficción conocerán por la curiosísima Hardware: Programado para Matar. El director, con todo, nunca dejó de acudir al rodaje en secreto. Stanley, por cierto, guarda un grato recuerdo de Brando, quien desde un primer momento expresó su simpatía por su visión e incluso se ofreció a pagarle un plus de indemnización de su propio bolsillo. El ya ex director lo rechazó cortésmente.
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Total, que 19 años después, ve la luz Lost Soul: The Doomed Journey of Richard Stanley’s Island of Dr. Moreau, un documental de David Gregory que reúne a algunos de los principales implicados para contarnos el desarrollo de tan extraño viaje.

El documental comenzará su andadura en cines el próximo 27 de febrero.
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Leed el link al que redirige el artículo, no tiene pérdida. Bastante bien salió la peli para el absoluto sindiós que fue ese rodaje.
 
Es una peli pasada de vueltas (que se nota) y muy estrambótica (ese mini yo no puedo quitármelo de la cabeza, al igual que un Brando con exceso de peso). Eso sí, el maquillaje chapó. Una de las mejores al respecto.
 
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THE COMEDIAN (1957)

Obra televisiva dentro de la prestigiosa antología Playhouse 90, en la que un Rod Serling pre-twilight zone descarga contra algunas de sus partes menos favoritas del mundo de la televisión. El "comedian" del título es una estrella inminente, un gran humorista que detrás de las cámaras es un absoluto tirano; un déspota que exige el máximo de todo el mundo y que tiene por los huevos a su guionista (bloqueado y seco tras años escribiendo chistes) y a su hermano (un mindundi que vive de que se rían de él en directo cada noche).

Frankenheimer evita como buenamente puede de la sensación de teatrillo (hay hasta un par de seguimientos extraños en primer plano), funcionando sobre todo en las sorkinianas escenas de rodaje, con réplicas que van y vienen entre las grúas. En el fondo sabe que la fuerza de ésto, que no es poca, está en el texto y en el cast: Mickey Rooney está perfecto como taponcete chillón y agresivo, mientras que Edmond O'Brien, Kim Hunter y un patético Mel Tormé parecen a punto de caerse a trozos. El tono se va volviendo más y más enrarecido mientras se acerca el gran show que va a catapultar (o destruir) carreras; el tipo de momento clave sin retorno, de aceptación de miserias al descubierto, que Serling siguió aplicando.

PD: está editada por Criterion en pack junto a otras aplaudidas piezas televisivas de la época como Patterns, Marty, Réquiem por un campeón o Días de vino y rosas.
 
El mensajero del miedo

Película muy coyuntural de cuando la guerra fría estaba en realidad al rojo vivo, pero todavía vigente y aplicable a tiempos más actuales. Thriller político con unos ramalazos de comedia negra dignos de los Coen y que flirtea descaradamente con el terror y la sci-fi, en un argumento sobre siniestras conspiraciones y métodos de control mental. Por si fuera poco, en medio de todo el lío hay una relación materno-filial enfermiza y digna de Hitchcock, incluso anda por ahí Janet Leigh, quien protagoniza un largo, incomprensible segmento, metida con calzador... posiblemente, como un elemento más para jugar al despiste. La trama es de pandereta, sale un chino malvado, el plan que tienen los malos es digno de Mortadelo y Filemón. Pero joder, qué miedo da todo. La atmósfera es tan irrespirable, la paranoia tan bien suministrada, que no te puedes fiar de nadie.

El sistema está podrido, los comunistas no son la única amenenaza. La verdadera amenaza la constituyen unos individuos en la sombra, políticos sin escrúpulos que quieren el poder sea como sea, para quienes el temor al enemigo exterior es un arma muy útil, y las ideologías en el fondo son lo de menos. El protagonista es manejado como un auténtico pelele por unos y otros, tal vez no deje de ser el ciudadano medio, aquel que no puede huir de la manipulación más que llegando hasta las últimas (y más fatales) consecuencias. Destacaría el clímax final con el discurso presidencial, una lección de cómo mantener al espectador en un hilo hasta el final, con una realización maestra prácticamente en cada encuadre... lo único que puedo criticar es la excesiva dispersión que por momentos alcanza el asunto, donde es relativamente fácil perderse.

Pero vamos, que una rareza cautivadora y fundamental para los amantes del buen thriller (y del mejor cine, en general), con mucho que rascar en todos los apartados.


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LOS TEMERARIOS DEL AIRE (The Gypsy Moths, 1969 -John Frankenheimer)


A pesar de un título algo engañoso que puede predisponer al espectador para ver un film de acción y aventuras al uso, nos encontramos con un excelente drama -agridulce y de atmósfera tristona- en torno a tres hombres de diferentes edades que hacen un arriesgado show de paracaidismo en localidades pequeñas del EEUU más profundo (el maduro Burt Lancaster, un soñador Gene Hackman y un joven sin las ideas claras que encarna Scott Wilson). La película, magnífica, sobria, con una gran bso de Elmer Bernstein y rodada con la solidez habitual de Frankenheimer es un relato desencantado, crudo y certero sobre la vida (y las últimas oportunidades) de estos tres personajes y el matrimonio que los acoje durante un fin de semana en su casa.
 
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