En el minuto 4 de partido, Rakitic abrió la lata y nos presentó un guion que pronto sería desechado. Se sabía de antemano que si Messi ocupaba la banda derecha y pausaba la pelota por allí, la Juventus bascularía sobre él y manifestaría una inferioridad numérica insalvable en el costado opuesto. Alba podría recibir desmarcado y, a partir de ahí, activar a Neymar e Iniesta en ventaja decisiva. Como aparente producto de un
scouting preciso y un plan diseñado para aprovecharse, Leo encontró a Jordi y se produjo lo vaticinable...
Tras el 0-1 inaugural, la Final se descubrió como un partido poco estable donde cada jugada era diferente. Los ejemplos paradigmáticos, Messi y Vidal. Leo careció de función definida durante el primer periodo. Ni se abrió
a la derecha para regatear, ni se focalizó en el lanzamiento de
alley oops ni se pegó al centro con la intención de controlar. En cada acción proponía algo distinto. E igual ocurría con Vidal en defensa...
La Final de Morata causó auténtico impacto; más incluso si recordamos que aún se trata de un chaval de 22 años.... Su tiranía sobre Alba y Mascherano fue demoledora; dándole además a su terrible superioridad física un calado fino e inteligente lleno de utilidad.
Morata creó ocasiones y provocó varias mini-fases de dominio....
Quizá por lo fácil que veían acercarse a Buffon con peligro, muchos jugadores del Barça desconectaron en defensa. La MSN ni presionaba ni replegaba, y lo mismo podría señalarse sobre Andrés....
Para acercarse a la zona de peligro, sus únicas carreteras de avance eran los costados. Pogba y Evra por la izquierda, así como Lichtsteiner y Morata por la derecha, sí daban la talla. Sin embargo, cuando se ataca por banda, el recurso ofensivo fundamental radica en el centro al área, y ante tal cosa, el Barça se ha vuelto invulnerable....
Llegó el descanso. Desde el 45 al 60, los de Luis Enrique fueron un acordeón presionante que robaba la pelota en lo más alto y encadenaba micro-contraataques sin vacilar ni descansar. Un portentoso Buffon, en batalla épica contra su cuerpo de piedra, mantuvo a flote a
su Signora a golpe de corazón....
Dicho esto, cautela. Al guion le quedaban giros. En una acción muy bonita que volvió a plasmar la autoestima de la Juventus, Morata se consagró como “9”. Y los italianos pensaron que había llegado su hora. Se fueron arribísima. E inquietaron. Tanto Pogba como Lichtsteiner atacaron sin oposición, y se faltaría a la verdad si se apuntase que su ilusión padeció de ingenuidad. Lo hicieron bien. Pero la grandeza de este Barça consiste en que no requiere de confusiones ajenas. Sencillamente, estamos ante un conjunto ilimitado en su forma de concebir el peligro. Cuanto más atacaba la Juventus, más debía de temer Allegri. Y en efecto, fue el preludio de la acción resolutiva. Messi enganchó un balón, condujo con velocidad, miró con su fútbol hacia Gianluigi y mermó su alma de ganador. Leo es el
espejo de Galadriel, la dama del
Señor de los Anillos. Mirarse en él muestra cosas que pasaron, otras que ocurrirán y algunas que pueden producirse aunque nunca tendrán lugar. Buffon divisó un golazo, endureció la mano con susto y perdió el control del rebote. Y quién si no Luis, hizo gritar a la gente. Cuánta pasión, Suárez.