Qué impotencia. Qué recuerdos de después del Covid.
Usaste el proyector y la pantalla para ver el partido?Bueno, el barcelona ha llegado a su rubicón, al momento álgido de su desplome, a la explosión de su colapso. Era necesario. Lo sé porque lo he vivido. Lo he sufrido en mis carnes. Lo sé porque el mundo lo ha vivido. Lo ha vivido cataluña, lo ha vivido la ciudad, lo tenía que vivir el club. Debía irse Messi para que la mecha prendiera y esto estallara. Una vez explotado, perdida toda esperanza, es bueno mirar al horizonte y saber que habrá un mañana. Pero un mañana, nuevo, sin presión, para comenzar de cero, un ave fénix de cajón. La plantilla se soltará de inmediato el peso de varios años de dolor y las cosas en el campo empezarán a salir, como en las rachas de la vida.
Perder no es una vergüenza. Es llevarlo mal. Como lo es no saber ganar. Llevar mal la derrota y no saber ganar es lo que debería impedir a una persona mirar a los ojos a sus hijos y darle lecciones sobre la vida, cuando en realidad son unos incapacitados. De las derrotas aprendes y te levantas y cuando te levantas te yergues, con la mirada alta, con el orgullo de lo que has sido y con la ilusión de saber lo que hay que hacer para volver a serlo. Fuimos los más grandes, volamos más alto que nadie, el sol nos quemó las alas y caímos. A los que nos envidiaron, a los que nos tuvieron miedo, decirles que empezamos de nuevo a volar. Volveremos a ocupar un lugar que sólo fue nuestro y que nadie más ha podido ocupar. Temednos
Bueno, el barcelona ha llegado a su rubicón, al momento álgido de su desplome, a la explosión de su colapso. Era necesario. Lo sé porque lo he vivido. Lo he sufrido en mis carnes. Lo sé porque el mundo lo ha vivido. Lo ha vivido cataluña, lo ha vivido la ciudad, lo tenía que vivir el club. Debía irse Messi para que la mecha prendiera y esto estallara. Una vez explotado, perdida toda esperanza, es bueno mirar al horizonte y saber que habrá un mañana. Pero un mañana, nuevo, sin presión, para comenzar de cero, un ave fénix de cajón. La plantilla se soltará de inmediato el peso de varios años de dolor y las cosas en el campo empezarán a salir, como en las rachas de la vida.
Perder no es una vergüenza. Es llevarlo mal. Como lo es no saber ganar. Llevar mal la derrota y no saber ganar es lo que debería impedir a una persona mirar a los ojos a sus hijos y darle lecciones sobre la vida, cuando en realidad son unos incapacitados. De las derrotas aprendes y te levantas y cuando te levantas te yergues, con la mirada alta, con el orgullo de lo que has sido y con la ilusión de saber lo que hay que hacer para volver a serlo. Fuimos los más grandes, volamos más alto que nadie, el sol nos quemó las alas y caímos. A los que nos envidiaron, a los que nos tuvieron miedo, decirles que empezamos de nuevo a volar. Volveremos a ocupar un lugar que sólo fue nuestro y que nadie más ha podido ocupar. Temednos
Si pones a Coutinho ya sabes que la vas a cagarEs el pupas este barça.
Furgol de tías.Siempre nos quedarán otros deportes