SPOILERS
Bueno, magníficos últimos 7 capítulos, a la altura de la serie, con un comienzo con tono tristón, con su media aventura más melancólica con una mujer rota, con lo del sueño de la judía de la primera temporada y más muerte otra vez, con su apartamento vacío, con la nostalgia de la venta del mismo ... Y después giro laboral para "alcanzar" la gloria y marcar con más peso la explosión total en forma de road movie decadente, reventando cualquier resquicio nostálgico (los veteranos le apalean, la "sobrina" le dice algo así como "no somos ni familia") y acabando literalmente sin poder moverse en un retiro hippie-espiritual.
Las 3 llamadas del último capítulo son absolutamente desgarradoras, con Sally dándole la noticia y haciéndole ver que ella tiene mucho más peso en el devenir de los hijos de Don que él mismo, con esa desesperada confesión de sus pecados a Peggy y, sobre todo, con una conversación final con Betty que pone los pelos de punta, clímax absoluto de la finale, igual que gran parte de la serie, ocurre más por lo que piensan y lo que asumen los personajes en esa conversación que por lo que expresan, Don entendiendo que no sirve de casi nada para sus hijos y, lo más desarmante, los 2 empatizando con esa idea y comprendiéndose al final sin casi mediar palabra.
Hasta aquí, hablar de happy ending (y lo he leído mucho por ahí) puede que sea la afirmación más surrealista y disparatada que se haya dicho de un capítulo, porque dudo que se haya puesto en pantalla de una producción más o menos mainstream de manera más elocuente la tristeza, el vacío y la depresión de un protagonista (y ojo, sin ningún histerismo, ni siquiera llegamos a ver la muerte de Betty).
Y después vienen los minutos finales, con varias interpretaciones posibles, Dick/Don empatiza hasta límites insospechados con el testimonio del oficinista deprimido, pero no sabemos si lo hace por sentirse identificado en ese mismo momento o, por contra, ver expresado a través de esas palabras lo que le hizo intentar convertirse en Don Draper, es decir, dejar de sentirse transparente. Por tanto con ese abrazo puede reconciliarse con Dick Whitman dándose cuenta de su depresión o matar definitivamente a Dick Whitman y reconstruirse a partir de ahí.
Sea cual sea la interpretación, lo que viene a continuación es una absoluta genialidad como genialidad es la que se le ocurre a Don para ese anuncio de Coca-cola. Curiosamente y en contradicción con los múltiples apuntes cínicos de los personajes de la serie, cuando Don aporta experiencia de su vida personal a los anuncios, como es este último caso, lleva la franqueza y la sinceridad por delante.
Lo demás muy en su sitio, Pete asume y madura su fracaso como Don wannabe y, precisamente porque no puede ser Don Draper con las mujeres, sí es capaz de reconducir desde la sinceridad una vida familiar.
Lo de Roger es muy curioso, cuando por fin se pone a trabajar de veras y a ser un líder le absorben, le matan de éxito laboral y elige, por fin, un equivalente femenino a su manera de ser, una sinvergonzona madura insaciable sexualmente (inolvidable esa mamada en su primer encuentro).
Para Peggy y Joan, los guionistas, sabiamente, intercambian sus resultados en comparación con sus aspiraciones y complejos, si Joan alcanza la plenitud laboral con esa productora (por otra parte totalmente lógico, con su habilidad para resolver problemas y encontrar gente) y toda la serie lo que buscaba era el amor idealizado, Peggy encuentra el amor en el trabajo (recordemos sus últimas palabras a Ginsberg, "los sentimientos en el trabajo no son reales") cuando sus aspiraciones y reivindicaciones estaban íntegramente destinados a triunfar laboralmente, cosa que queda en un segundo plano cuando sigue de redactora al final, sin llegar más arriba.
El cáncer de pulmón de Betty tampoco es, precisamente, una trampa de últimos capítulos, cuando toda la serie ha girado entorno a cigarrillos, de hecho la primera escena de la serie va sobre cigarrillos y ya no hablemos de la famosa carta de Don sobre el tabaco y el cáncer.
Un puta obra maestra.